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sábado, 25 de junio de 2011

Francesca III

Nota: esta sin corregir, pero es para las seguidoras que lo pidieron.

Francesca III

“A veces puede más la razón”

Alegra:

“Me quede allí parada sin saber que hacer, con el corazón roto y estrujado del dolor, de verla partir con pavor”

Todavía no lo entiendo, no entiendo, no lo entiendo- me repetía una y otra vez, como fui que llegue a ese extremo de provocarla esa noche. Veníamos tan bien, después de esa tarde en el puente no había pasado nada incomodo, pero tenia que ser yo, yo y esa maldita necesidad de extinguir la curiosidad de saber que sentía por ella. Si sabía que ella estaba intrigada por mi, si lo sabía, pero tenia que ir mas allá, tenía que tener una prueba de ello.

Cuando todo estaba perfecto entre ella y yo, cuando todo estaba como lo deseaba, tuve que estropearlo.

Puedo usar de excusas su mirada, sus ojos verdes más brillantes que la luz de las estrellas, la ternura con la que me miraba, puedo usarla de excusa como las causantes de mi perdición.

Ahora ese error no solo me costo este desasosiego que no me deja dormir, esta molestia clavada en el pecho que me hace doler; sino que también me hizo perder su amistad para siempre.

Lo importante no era el miedo a que Francesca le confesara a Chloé sobre el beso, sino la incomodidad que no me dejaría mirarla a los ojos por toda la vida.

¿Qué es esto que siento por esa niña?, ese sentimiento causante del peor error de mi vida, del impulso más grande que tuve en la vida.

Soy una mujer madura, la que debería llevar las riendas de la distancia y la cordura, pero fui yo quien violo todo eso.

¿Dónde estará en este momento?- pienso mientras doy vueltas y vueltas en mi cama. Tendría que llamarla pero no podía, no debería hacerlo.

Me quede hasta alta horas de la noche, esperando a que volviera pero no lo hizo.

Seguramente no volvería.

Sentí tanta culpa, tanto asco hacia mi misma, tanta nostalgia y lo peor de todo es que no podía llorar, no podía descargar mi alma, no podía limpiar lo sucia que me sentía, por haber engañado a mi novia con su hermanita, por estar confundida, por dudar tanto.

Tome el móvil y antes de marcar, tome una gran bocanada de aire, con mucha culpa y dolor marque su número.

- Hola- dijo tratando de sonar tranquila.

- Hola mi amor- dijo con voz soñolienta-

- ¿Te desperté?

- La verdad que si, pero me hacia falta escucharte- dijo dulcemente- Te extraño mucho- nunca me han golpeado ni mucho menos acuchillado, pero seguramente esta sensación debe ser mas hostil que la de una paliza y la de una acuchillada en el medio del pecho, sentir como se estrujaba todo mis entrañas y como mi corazón sentía la amargura de su confesión.

- Yo también mi amor- lo que le faltaba era que le mintiera, pero esto soy yo, no más que esto, una mierda.

- ¿Vuelves mañana no es así?, ¿quieres que te vaya a buscar?-

- Si mi amor- dije mientras suspiraba-

- ¿Te sientes bien?-

- Claro, perfectamente- mentí.

- ¿Segura?, te oigo como cuando estas triste.

- Es solo que te extraño mucho Chloé-

- Mañana nos veremos mi amor, te llenare de besos y de mimos, ya veraz- dijo sonando muy alegre.

- Ya estoy soñando con eso- dijo serenamente- Ahora tengo que descansar amor que tengo vuelo muy temprano.

- Esta bien- dijo sonando disgustada- Te amo mi amor.

- Yo también.

Esa noche no dormí, como si pudiera hacerlo, en pocas horas vería otra vez a mi mujer, vería a esa mujer especial y soñada por tantos. Chloé no ha sido solo un capricho para mi, jamás podría serlo, tal vez Francesca lo sea, pero después de ese beso, podría jurar y prometer que ella tampoco lo seria, que ella tampoco era un capricho; pero me di cuenta de que no solo debería dejarme llevar por lo que me dictaba el corazón sino que escuchar también lo que decía mi mente serena y fría después de todo, ella siempre me salvaba de todo.

Como siempre, planee palabras por palabra que le diría a Francesca, como la enfrentaría, como haría para poder mirarla y lo mas importante era ¿cómo debería intentar sacármela de la cabeza?

Di varias vueltas sin poder dormir, espontáneamente tome el celular y me fije la hora, las 4 am y Francesca no aparecía.

Suspire profundamente y le envié un mensaje

“mañana a las 7 am tenemos vuelo, cumple tu promesa y vuelve conmigo a Paris, cumple tu palabra Francesca”.

Después de ese mensaje me dormí con el celular en la mano esperando una repuesta que nunca llego.

El despertador sonaba sin parar, lo mas feo de dormir poco es levantarte temprano, es diferente acostarte a las 6 am y despertarte a las 10 am que dormir a las 4 am y despertar a las 6 am, se te vuelta mas pesado el día.

Tome una ducha, me cambie y pedí un café para llevar.

Sonreí al ver que todas mis cosas estaban listas, yo y mi manía de organizarlo todo, sin embargo en la otra habitación aun yacía en su lugar las cosas desparramadas de Francesca; le organice todo con la esperanza, de que tal vez cumpliría con su palabra.

Mientras partía al aeropuerto, miles de preguntas rondaron por mi mente, ¿Qué pasaría ahora?, era obvio de que debía alejarme antes de quemarme, y de que ella no sentía nada por mi, y de que también seria muy incomodo estar a su lado después de lo que paso esa noche. Aunque haya sido una reacción espontanea de su parte no volveria a ser lo mismo, ¿De donde sacaba la cara para poder mirarla a los ojos sin caer en la tentación de besarla?

No me equivoque al suponer de que ella cumpliría su promesa y vendría, porque asi lo hizo.

Estaba parada frene a mi a unos 5 m de distancia, con la misma ropa del dia anterior, el cabello algo alborotado y la mirada igual de perdida que siempre.

Mi corazón salto desbocado al verla, mis labios se secaron de inmediato y mi pulso temblaba. Estúpidamente sonreí sin desearlo, pero estaba feliz, de verla, de saber que estaba bien.

- Gracias por traer mis cosas- dijo fríamente con la mirada indiferente, como el día en que la conocí.

- Supuse que no me fallarías- dije amablemente.

- Tú no debes suponer, para eso te pagan, para hacer las cosas por mi- dijo con desprecio en el rostro.

- Para que sepas que tengo más dinero que toda tu familia- dije vacilante. Me saque, me sentí tocada, sentí mi ego tocado. Hasta olvide que hablaba con la hermana de mi novia, es decir casi mi propia familia.

- ¿Entonces por qué dejas que un simple hombre como Bonnet o una mocosa como yo te den ordenes?- agradecí que esa voz del aeropuerto hablara informándonos que teníamos que pasar a abordaje. Ya no sabia ni como debía contestarle o que debía contestarle.

Ya en el avión todo fue tenso como la primera vez en el auto, entiendo que este arrepentida y que quiera remediar las cosas, que todo no va a ser igual, ¿pero podría al menos ser amable?.

- No me has contestado- dijo secamente.

- ¿A qué?- dije con cierta molestia

- A mi pregunta antes de abordar.

- La verdad no se-

- Si tienes tanto dinero, ¿Por qué trabajas para un hombre como mi padre?, ¿Por qué te gusta el poder?- ¿A qué quería llegar con esto, esta niña detestable e insoportable a veces?-

- No lo se- dije vacilante, ya sin paciencia de nada- ¿Me gusta tal vez?.

- Entonces la razón es ambición al poder- dijo en afirmativo.

Nos quedamos en silencio por varios minutos, ni siquiera quería moverme.

- Creo que fue mi padre- dije serenamente- siempre me metió en la cabeza que era especial, que debía ser mejor, que debía ser exitosa, que era sublimemente inteligente- tome una pausa y después continúe- Me metió tanto en la cabeza que era especial que termine creyéndome especial, y ser muy especial para mi era ser exitosa, no llenarme de dinero, sino que llenarme de prestigio, y para mi esa parte era solo para los políticos, solo los políticos eran las personas llenas de prestigio y éxito.

- ¿Y ahora crees que eres especial o que ellos son especial?.

- No se, pero siempre he tratado de hacer lo correcto y diferente. Mira- dije suspirando- Estoy trabajando en un lugar privilegiado, “especial”, ¡estoy con una mujer especial!, todo pareciera calculado, “¡especial!”.

- ¿Y eres feliz siendo “especial”?

- Eso creía hasta que- la mire profundamente, y trague saliva con temor, ella ya se había dado cuenta de mi respuesta y eso había ahuyentado sus ojos sobre mi. Bajo la mirada como una persona resignada que no quería escuchar una respuesta retorica.

- Me gustaría pensar en especial como tú- dijo mirando hacia el frente, sin mirar nada. Con la mirada perdida, otra vez pude detallar la tristeza inmortal de sus ojos, esa tristeza que nunca se esfumaba.

- ¿Quién te dijo que lo especial es bello y perfecto?- dije con cierta molestia en la voz.

- ¿Como no seria perfecto, tenerlo todo claramente calculado?- dijo burlona, como si hubiese conseguido la respuesta que tanto buscaba.

- ¿Y si te digo que la perfección es fea?

- Te diría que estas equivocada- dijo adelantándose.

- Entonces yo te contestaría que vi en la imperfección lo bello - dije al tiempo que otra vez nuestras miradas se conectaban. Francesca no era tonta ni lenta, de eso estaba segura, y me estaba dando cuenta que era la única persona que podía saber que pensaba con solo mirarme a los ojos.

- Estas muy intensa Alegra- dijo entre risas, ya extrañaba su risa, como la extrañaba y eso que solo han pasado unas horas- Extraño a la otra Alegra-

- Yo también la extraño- “extraño mucho a esa Alegra insensible y calculadora”. Pensé.

- Le compraste algo a Chloé- dijo cambiando de tema radicalmente.

- Si, unas botas exclusivas de D & G, de las que tanto me había hablado y no estaban todavía en Paris-

- Debe tener para llenar una habitación entera-

- ¿A vos no te gusta la moda como a ella?

- No soy tan adicta- dijo burlona.

- ¿Admiras aunque sea algo de tu hermana?

Se quedo pensando, seriamente, con los ojos pasiblemente perdidos, como si recordara una anécdota o un recuerdo perdido.

- Su fortaleza- me confesó, con seguridad- Siempre he querido tener la fortaleza de Chloé- ¿Y a ti que te gusta más de ella?

- Su forma de mirarme, pareciera que me habla con los ojos…siempre encuentro la tranquilidad en sus ojos- que basura he sido mi amor, Chloé, tratando de seducir a tu pequeña hermana, olvidando de todas las noches que velaste mis sueños y cuidaste de mi, de las veces que me diste la tranquilidad.

- Oye…. yo- dijo un tanto nerviosa. Me vire para mirar sus gestos y me di cuenta que quería hablarme sobre ese asunto.- Yo lo siento.

- Olvidémoslo de ese asunto- dije suspirando- Fue un error, un accidente.

- Esta bien- dijo resignada y juraría que vi en su suspiro decepción. Pero tenia que hacer las cosas bien y lo principal por hacer era alejarme.

Me gire y me hice la dormida, ya no quería hablar con ella, ya no quería sentir que su presencia me encantaba y que me gustaba hablar con ella, solo quería pensar en el amor de mi vida, en concentrarme en ella, pero no podía, como podría tratar de concentrarme teniendo a la persona que puede llevarme a la perdición con unas simples palabras y acciones alado mío, con la mirada perdida escuchando a tope la música de los cascos de su reproductor.

Es bastante feo sentirse confundido, darte cuenta que todo lo que parecía perfecto y especial en realidad no es ni la mitad de lo que realmente me parece lindo en este momento.

Era increíble pero ella en solo un mes había transformado por completo mis sentimientos y pensamientos.

Ya no era aquella mujer que pensaba solo en sus necesidades, en sus proyectos, en sus sentimientos. Hoy hasta me sorprendí que ella haya causado en mí la razón de pensar en Chloé.

Después de una hora de viaje llegamos a Paris.

Otra vez ese ajetreo de gentío caminar, algunos chocando a otros.

Ya estaba fastidiada porque me habían chocado varias veces y a Francesca también.

- Puta gente- dijo enojada, mientras se colocaba sus lentes.

Caminábamos tratando de divisar a Chloé, yo sin pensar en nada, hasta que por sorpresa la mano de Francesca tomo la mía para no perdernos entre la gente.

Otra vez esa sensación, la calidez de su mano y los vértigos de mi interior.

Hace un momento estaba haciéndome la cabeza de que el amor de mi vida era Chloé, de que tenia que dejar de pensar en Francesca como algo diferente.

Retire levemente mi mano al divisar a mi novia desde lejos.

Estaba preciosa como siempre, el cabello recogido, una bufanda larga, unos jeans gastados con unas botas de verano (las que son cortitas) y una blusa larga coral.

Al verme al instante corrió hacia mi.

- Mi amor, mi bebe- decía mientras me daba pequeños besos en la cara- Te extrañe tanto amor- decía mientras la sostenía con mis brazos.

- Yo también mi amor- dije casi en un susurro.

Después de que Chloé terminaba con su series de mimos, que no entendía porque me molestaban, si siempre ame eso de ella, pero en ese momento me molesto de sobremanera, tal vez porque Francesca estaba allí presente.

- A ver tú- dijo dirigiéndose con enojo a Francesca que estaba fumando.

- ¿Qué?- la miro desafiante Francesca, su tono de voz era diferente, ya no tenia la pizca de fuerza de siempre.

- Papá estaba muy preocupado por ti y además le causaste problemas a Alegra que tubo que ir hasta Marsella a buscarte- dijo claramente molesta- ¿Pero tú te crees que eres el centro del mundo Francesca?

- No tanto como tu- dijo Francesca mientras exhalaba el humo del cigarrillo

- Chicas, este no es lugar- dije al tiempo que veía el rostro rojo de la ira de Chloé.

- Deberías dejar de comportarte como una nena, estúpida e insensata- decía rezongando mientras me ayudaba a llevar los bolsos.

- Cállate Chloé que no te quiero escuchar- inmuto alzando la voz visiblemente molesta

- No me voy a callar- dijo Chloé alzando también la voz- Es que esta mocosa piensa que puede hacer lo que desea y cuando lo desea.

- Y claro que puedo hacer lo que deseo y cuando lo deseo, ¿Alguien podría impedírmelo?- dijo Francesca otra vez desafiante.

- Tienes diecisiete años y todavía no haz aprendido nada de la vida-

- ¿Claro y tu si lo haz aprendido todo no?

- No, pero tú deberías aprender a ser más sensata, no solo haz causado la tristeza de papá sino que has hecho que Alegra tenga que viajar para ir a buscarte.

- Di la verdad- dijo riendo sarcásticamente Francesca- Aquí no te importa ni papá ni muchos menos yo, ¿tenias miedo a que tu novia te metiera los cuernos no es así?- al decir esto un calor interno subió desde mis pies a mi cuello generándome unos nervios incontrolables.

- Yo se que mi novia es incapaz …¿no es así mi amor?- dijo serenamente dirigiendo su mirada a mi

- Y claro que si- dije con cierto nerviosismo.

- Tienes razón- dijo Francesca con una pequeña sonrisa- Alegra es muy buena gente para ti-

Cuando Chloé estaba por contestarle, presione levemente su mano para que se calmara. Después de todo estábamos a solo unos pasos del vehículo.

Mientras Chloé acariciaba mi mano con sus dedos, yo miraba desde lejos el caminar tan sexi de Francesca. Sus cabellos largos marrones claros volar por el viento. Cualquiera pensaría que era una rock-stars chic con ese estilo, tan desinhibido y sexi.

Que difícil seria para mi volver a mi vida de antes, volver a la monotonía de siempre, sabiendo que ella esta, que ella existe y que la deseo como nunca he deseado a nadie.

Pero la vida es así, es tan cruel que hace que muchas veces nos preguntemos cual es la razón por la que existimos si no podemos ser completamente felices, y en este momento es tan cruel que no me deja adivinar no me deja conocer que se esconde detrás de esos ojos verdes, de esa mirada infinita de tristeza.

El camino hasta la casa de Chloé fue en silencio, sin incomodarme ya que iba absorta en mis pensamientos mientras manejaba, tal vez el sueño hacia que no saliera de ese éxtasis.

Ni siquiera escuchaba las preguntas constante de Chloé ni tampoco me había atrevido a mirar a través del retrovisor los gestos de Francesca, solo quería dormir, dormir y descansar de tantas cosas.

- ALEGRA- decía con desesperación Chloé

- ¡Eeeh!, ¿si que pasa mi amor?- dije exaltada.

- Que Francesca quiere que la lleves a casa primero y yo me iré contigo- dijo sonriendo coquetamente.

- Esta bien- dije pasiblemente- Estoy muerta de cansancio.

- Ya se mi amor- dijo Chloé dándome un beso en la mejilla- ¿Qué tal si vamos a casa, te duchas y yo te mimo toda la tarde?

- No es una mala idea- dije con una media sonrisa disimulada, allí si me atreví a ver el rostro de Francesca por el retrovisor, estaba absorta en sus pensamientos, como si nada a su alrededor existiera en ese momento, solo su mente.

En mi mente se colaron los recuerdos de toda la semana inolvidable que pase junto a ella en Marsella, soy consiente que si ella no hubiese escapado esa noche, todo seria tan distinto, tal vez me habría aceptado a vivir las emociones que llenaban mi alma junto a ella, tal vez, pero ese pasado fue inconcluso y esas preguntas jamás tendrán respuestas.

Tal vez es muy pronto para decirlo, pero se que algo dentro mío cambio, se que ya no soy la misma, ya no soy la misma chica soberbia de antes, ella me hace sentir mejor, ella me hace sentir viva, ella me hace sentir esas emociones que jamás sentí en mi vida. Y me da miedo, es verdad tengo un enorme pavor, un miedo que me tortura la mente.

Si se que entre ella y yo todo los sueños serán imposibles, si soy consiente de ello, entonces debería dejar de mirarla de esta forma en que lo hago en este momento mientras la miro por el retrovisor, sin escuchar las palabras de mi novia, sin percatarme de nada mas que en sus gestos.

Jamás creí que las personas te cambiaban, ahora estoy casi segura de que si lo hacen, algunas para bien y otras simplemente para mal.

Chloé me hizo ver el mundo a su manera, tan diferente, especial hasta surreal, como si estuviera en un cuento de hadas perfecto, aunque no tenia las emociones que la mayoría de las personas vivieron, eso a lo que se llama “pasión”, creo, me creía feliz a su lado, tal vez todavía puedo creer que soy especial a su lado, es solo creérsela vivir engañado. Pero hay algo que yo no puedo ocultar, que simplemente no se va con el solo hecho de cerrar los ojos, y es tal vez su presencia, el recuerdo que siempre vivirá intacto en mi aunque ella se vaya, aunque tal vez no la vuelva a ver, su mirada sobre mi, la sonrisa que me regalaba pocas beses, y el hecho de haber probado sus labios.

Con Francesca a diferencia de Chloé, puedo ser de carne y huesos, confundirme sin temor, ser yo misma; vivir las cosas que todas las personas viven, sentir las emociones que todos desean vivir.

Hasta creo que mi visión de la gente ha cambiado, mi visión por el mundo también lo ha hecho.

Tal vez soy demasiada cobarde, dejándolo todo a la borda, ¿Pero quien no ha sentido miedo a la soledad?, se que si me arriesgo puedo perderlo simplemente todo y quedarme sin nada. Pero si me la juego también puede terminar mal o peor que reprimírmelo.

- ¿En que piensas amor?- la voz de Chloé otra vez levantándome de mis pensamientos.

- Nada en concreto- dije secamente.

Chloé resignada con mi mal humor se dio media vuelta y miro a la ventanilla todo el camino.

Ella no tiene la culpa, ni tampoco Francesca la tiene, la culpa la tengo yo, por no poder haberme reprimido todas las emociones que me causaban su cercanía.

Después de unos minutos estábamos frente a la mansión.

- Yo no me bajo aquí- dijo serenamente Francesca.

- ¿Cómo que no?- dije con hastió

- Me voy a la casa de Mathew dijo suspirando, al ver mi rostro desencajado y enojado dijo- Bien, si no me quieres llevar iré yo sola.

- ¿Qué te urge ir a la casa de ese chico si acabamos de llegar?-

- ¿No puedo extrañar a mi amigo?- juraría que lo dijo para que me doliera, lo juraría, sus ojos verdes se clavaron en mi con cierto orgullo, mientras su sonrisa cantaba victoria. ¿A qué quería jugar esta niña?, sea lo que sea lo había logrado, ese sentimiento que ya conocía se apodero de mi, ese sentimiento que solo te da rabia y nubla tu vista estaba impregnado en mis sentidos, recordé que Mathew estaba enamorado de Francesca, que la amaba profundamente y está, lo extrañaba.-

- ¡Y a mi que me importa!- dije con rabia- ¡No vez que estoy cansada, no te voy a llevar!-

- Bueno no importa- dijo bajando rápidamente del auto.

Cuando estaba a punto de bajar junto a ella, la mano de Chloé me retiene, y algo me dice que si bajo estaré en serios problemas con ella. Y como buena cobarde y buena novia me quedo quietita y manejo hasta el loft en silencio.

¿Habrá notado Chloé mi interés por Francesca o lo que me pasa con ella? Es que no hay explicación para la mirada hostil que me lanzo en el coche cuando estaba a punto de ir tras Francesca.

En el loft me ayudo a bajar mis cosas en silencio. Estaba molesta y lo sabia, pero yo estaba tan cansada que no quería ningún tipo de drama ni pleitos en ese momento.

Me fui a acostar directamente en la cama al llegar, ni siquiera guarde las cosas de mi maleta.

Trataba de dormir pero no podía, cerraba los ojos con fuerzas pero su imagen aparecía repetitivamente en mi mente. “extrañar, extrañar”, ¿No es esa la primera fase del amor?, cuando te falta esa persona, es porque es especial, lo era Mathew para ella, o ¿yo estaba siendo paranoica porque me rechazo?, después de todo, fue Francesca la que me beso y después salió corriendo, fue ella quien no apareció toda la noche, tal vez por la culpa o por el arrepentimiento, y como duele el rechazo, como duele saber que esa persona se arrepiente.

- Mi amor- dijo Chloé recostándose alado mío. Que hermosa que era dios, esos ojitos celeste como el cielo a veces, esa mirada encantadora y tan dulce conjunto a esos labios carnosos. Su piel, su piel era inigualable, sueva al tocarla y al mirarla parecía una porcelana. Ella era la mujer perfecta por donde se la viera, si no fuera por sus celos enfermizos, su adicción a la moda y su mirada a la sociedad seria la mujer soñada. Pero no deja de ser especial y única por donde se la mire. Es de esas personas que tienen luz en su mirada y al caminar por la calle logra que te voltees al verla.

- ¿Que pasa?- dije dulcemente acariciándole el rostro.

- Nada- dijo sonriendo ante mi gesto y recostándose en mi pecho-Te amo tanto, nunca me dejes- dijo dulcemente

- Nunca mi amor, nunca, nunca- dije antes de comérmela a besos.

Me quede dormida con su aroma impregnado en mis sentidos.

Cuando desperté ella ya no estaba en mis brazos. Me quede tratando de despertarme del todo mirando el techo de madera, al tiempo que un aroma a quemado se colaba en mi olfato.

- ¿Qué es ese olor?- pensé al tiempo que corría fuera de la habitación.

La imagen siguiente era uno de esos recuerdos que jamás me olvidaría.

Fue tan gracioso ver a Chloé con un delantal y tratando de hacer unos waffles, pero al parecer, los waffles se habían quemado y dejo una tremenda suciedad en toda la cocina tratando de hacer la mezcla.

- Lo siento yo solo…. Yo solo quería- dijo mirándome con tristeza y pánico.

Apague la wafflera entre risas mientras le daba un tierno abrazo.

- Perdón amor, es que quería mimarte y ya… se me fue de las manos-

- No te preocupes, ya sabía que la cocina no era lo tuyo.

- La próxima me saldrá- dijo optimista.

- Si… te esfuerzas demasiado por darme los gustos- dije mientras le acariciaba el rostro.

- Eres mi vida, entregaría todo por ti- dijo tiernamente.

- Chloé- dije mientras la abrazaba

- ¿Qué?- dijo pegando su cabeza a mi hombro.

- Perdona- dije casi en un susurro, sintiéndome culpable por mis tontas dudas y actos.

- ¿Por qué me pides perdón?- dijo sin separarse de mi.

- Solo perdóname mi amor- dije aspirando el olor de sus cabellos.

- ¿Me has engañado?- dijo separándose levemente de mi cuerpo.

- No- dije a la defensiva.

- Te creo- dijo dándome un beso en los labios, dirigiéndose a la habitación- ¿Vendrás temprano a casa hoy?, te tengo una sorpresa.

- Acá estaré.

A la tarde me dirigí a la oficina tenia mucho trabajo atrasado y seguramente mi suegro querría verme.

Se disculpo conmigo por haberme echo lidiar con la “carga” de su hija, y dijo que entendía si me quería abrirme y dejar que a Francesca la vigilara otra persona, pero me negué. Tal vez la razón sea algo obvio, quería absorber todo el tiempo que me quedaba junto a Francesca, que eran menos de un mes y medio; sabia que era imposible, y hasta unos minutos quería alejarme de ella. Pero me conozco tanto que se que no podría alejarla de mi, soy consiente también que no se dejar partir a las personas, siempre ha sido un problema para mi, esa impotencia de dejar que las personas que ya se van salgan de mi vida.

Por otra parte se también de que jamás podría dejar a Chloé y esa es la única seguridad que tengo de que no me voy a meter con Francesca.

Al parecer en las encuesta la figura de Daniel Bonnet había subido aun mas su popularidad, no había nada que pudiera impedir que el fuera el nuevo líder, pero un escollo rondaba en su mente, y sorprendentemente era su hija.

Tal vez Francesca tenia razón en detestarlo, yo también detestaría a un padre que lo único que quiere hacer conmigo es deshacerse; es ahora que tal vez veía todo más claro, para este señor lo único y mas importante era su candidatura, ni siquiera se molestaría en pasar tiempo con su hija, la hija que no veía hacia mas de dos años y la misma que en menos de un mes y medio se volvería a ir.

Pero Francesca tenia razón, no era mas que una persona manejable que me movía también por mis intereses, sin poder dar media vuelta y seguir mis ideales, seguir mi vida sin que nadie me dijera que hacer.

Darle emoción y razones para respirar a mi vida.

Pero a veces el miedo a perderlo todo te detiene a arriesgarte o el simple hecho de temer que la gente se alejara, la misma gente que ahora esta a mi alrededor tal vez se vayan cuando en mi vida aparezca el fracaso o mas dudas, como las que se fueron en su tiempo… antes. Ese miedo tal vez me condena a no arriesgar.

Esa tarde no vi a Francesca, necesitaba aclarar mi mente, aunque la extrañaba de sobremanera, necesitaba alejarme, después de comprobar la locura y dedicación que tenia mi novia hacia mi. No podía, no debería pensar siquiera en otra mujer, y menos en su hermana.

Es un sentimiento desleal, ya lo se, tal vez en esa semana no pensé bien en mis actos, pero ahora al tenerla cerca todo pesa, todo duele, todo incrementa de sobremanera mi culpa.

“¿Qué es peor, ser engañado con el cuerpo o con la mente?”

Estaba jugando con las bolitas de adorno de mi oficina, sin percatarme de nada en mí alrededor, no quería escuchar el bullicio ni al gentío. Era de esos días en que prefería dormir, para no escuchar a nada ni a nadie

Tenía mucho trabajo, pero no tenia ganas de hacer nada. Me sorprendí a mi misma en ese momento, jamás había dejado ningún trabajo sin terminar, y ahora simplemente estaba jugando tontamente con un adorno.

- Si estuviera acá Francesca, seria todo más divertido- pensé.

No había pasado más de un día y ya la extrañaba.

Con ese sentimiento de nostalgia, de esos que te hacen sentir indiferente ante todo y todos, de desinterés. Me fui al loft, tratando de no estar de tal mal humor. En poco tiempo vería a Chloé y no quería volcar mi mal humor en ella.

Me fui al restaurant de mis padres a comprar comida, por si a Chloé se le ocurría experimentar otra vez con la cocina, seguramente no le saldría bien, pero con lo terca que es no dudaría jamás en que seguiría intentándolo. Al salir me encontré con la florista de siempre y como no soy muy experta en flores, para no decir que no se nada de ellas, compre orquídeas, porque son conocidas, y porque nunca le regale flores diferentes a Chloé, porque ella también entendía que jamás le vi la belleza a la naturaleza (hasta que llego la otra).

Después de tardar varios minutos, más que los de costumbre, aparque el auto en el garaje y camine pesadamente hacia el ascensor.

Ya en la puerta, respire profundamente mientras entraba a la casa.

- Amor- grite, buscándole con la mirada. No la encontraba en ninguna parte.

- Aquí- se escuchaba desde el salón que quedaba a la vista del balcón, no tan lejano del living.

Al dirigirme hacia allí vi varios pétalos de rosas en el piso, imaginaba lo que me esperaba. Una cena romántica.

Ella no estaba en el salón de enfrente al balcón, estaba en el balcón, radiante, hermosa como siempre, vestida de un vestido blanco largo, similar al que tenia el día en que la vi por primera vez. Mire detalladamente cada detalle de decoración, seguramente le había costado mucho esfuerzo adornarlo todo para nosotras.

Velas, aromatizantes, sahumerios, rosas en jarrones a los costados, y una mesa redonda decorada. Nunca fui muy romántica y detallista, pero Chloé si lo era.

Me invito a sentarme mientras yo le entregaba las flores y la comida.

- Orquídeas, siempre son orquídeas- dijo sin dejar de sonreír, tal vez estaba molesta por mi falta de detalles o simplemente no le gustaban-

- ¿No te gustan?- dije sentándome frente suyo- Pensé que te gustaban

- Todo de ti me gusta- dijo sonriendo, tal vez fingía.

Al darse cuenta que traía comida empaquetada, se empezó a reír sin que yo pudiera entender la razón por la que se reía de esa manera.

- ¿Pensaste que iba a cocinar no es así?

- Si- dije contagiándome de su risa- Sabes que soy muy exigente con la gastronomía-

- Que poca confianza me tienes- dijo entre risas- Para tu felicidad, te confirmo que no he cocinado y no pienso volver a hacerlo por mucho tiempo-

- Ei- dije acariciándole la mano-

- ¿Qué?- me dijo de forma coqueta.

- Estas hermosa… sos hermosa- inmute esbozando una tierna sonrisa.

- Tu no te quedas atrás- dijo besando mi mano

Sirvió la comida en silencio, mientras yo detallaba cada gesto en ella, estaba nerviosa, se le notaba, sus manos temblaban, no entendía porque, si después de todo esta no era ni la primera ni la ultima cena que tendríamos juntas.

- Alegra- dijo dulcemente, haciendo que yo me fijara en ella.

- ¿Qué mi amor?-

- Te amo - dijo con los ojos brillantes, como la luna que era testigo de su confesión numero mil o millón- Y siempre lo voy a hacer- Allí fui que me di cuenta que yo no merecía a esa mujer, ella jurándome amor eterno mientras yo pensaba en otra persona.

- Yo también te amo mi amor.

- Alegra- dijo con voz temblorosa haciendo que mi vista se apartara de la comida a sus ojos celestes-

- ¿Qué amor?- inmute dulcemente.

- Ya van tres años- dijo mirándome fijamente sin dejar de sonreír.

- Si- dije sin entender a que iba la charla.

- No te parece- dijo sonando nerviosa- ¿Te gustaría que me murara contigo?.

- ¿Te molesta tu casa?-

- No es eso Alegra- dijo molesta por mi reacción- Simplemente quiero vivir contigo, quiero amanecer todos los días junto a ti, quiero saber como es convivir junto a ti, ¿Tan difícil es entenderlo?-

- No tengo ningún problema en que te mudes conmigo amor- dije acariciándole el rostro. Me encantaba ver su rostro de satisfacción cuando ganaba. Una cosa era que se mudara conmigo y otra muy distinta es que me apurara a casarme y si quería que todo esto siguiera funcionando tenia que ceder ciertas cosas, tal vez tenerla cerca casi todo el día podría ser el camino para dejar de pensar en Francesca- ¿Tu papa no se molestara?-

- Claro que no- dije levantándose y sentándose en mis piernas- ¿Sabes que te amo no?- yo no dije nada solo asentí con la cabeza mientras sentía sus sensuales labios sobre los míos- Eres el amor de mi vida- dije mientras me daba cantidades de besos por todo el rostro.

El resto de la cena fue muy romántico, ella atenta con cada gesto, con cada palabras; me hacia sentir muy culpable. Estoy segura que no la merecía, más que segura, pero tal vez olvide esa adoración grandísima que me tenía.

Me llevo de la mano a la habitación, con una venda en los ojos me sentó en una silla, sin ver nada, solo oía la música de fondo y olía el olor de sahumerio con gusto a flores del campo.

La música lenta de repente cambio por una de rock, de esas lentas, indicadas para hacer un streap dance. Sonreí al recordar lo fogosa que era Chloé y como me encantaba realizar mis fantasías con ella.

Empezó con un baile rozando levemente mi cuerpo, no podía ver nada, no podía ver su rostro, pero me estaba excitando de sobre manera.

Cuando quise sujetarla del brazo ella se sento en mis piernas y empezó a menear sentada en mis piernas, en ese momento ya no podía pensar racionalmente, mi frecuencia cardiaca aumento y ni que hablar de mi excitación, quería sacarme las vendas y cogerla en ese instante.

Chloe leyó mis pensamientos y empezó a moverse aun más profundamente más sensual, mientras me besaba desde el cuello hasta recorrer mis mejillas.

- Mmm ¿te gusta mi sorpresa mi amor?- decía sensualmente.

- Si, mucho- dije entre jadeos- Quiero verte- dije mientras intentaba sacarme las vendas.

- Mmmm claro que no- dijo mientras me daba un lametón del mentón hasta los labios- Todavía no-

De repente empezó a acariciarme todo el cuerpo, mientras seguía bailando, no podía verla pero sabia que movía su trasero de arriba abajo, ya que me rosaba el sexo al hacerlo. Lo hacia apropósito para calentarme y lo estaba logrando, como me estaba calentando.

Empezó a desvestirme sin dejar de besarme, me quito la camisa y rápidamente se apodero de mis pechos, sin dejarme siquiera respirar, ya sentía su aliento cálido y sus labios chupándome los senos desesperada.

Yo en ese momento solo jadeaba, le pedía más y mas, no podía pensar en nada mas que en su boca jugando con mis pechos, fue descendiendo con su boca hasta llegar a mi vientre, beso todos los costados, dejando rastros de su saliva en cada rincón.

De repente paro de besuquearme todo el vientre y me saco la venda, las imágenes de repente se dispararon en mi mente, casi toda la habitación estaba decorada, , flores por doquier, hasta tenia una luz tenue, y de repente después de detallar todo la habitación mi vista volvió a fijar su atención en ella, que me miraba con lujuria con perversión con calentura.

Me volvió a besar con mucha pasión mientras yo le profesaba caricias por todo su cadera. Yo ya no podía más.

- No puedo mas- dije entre jadeos. Ella me miro con mirada gatuna mientras se mordía los labios. Pfff bastaba con mirarla solo para ponerme a tope sin poder controlarme la sujete de la cabeza.

- ¿Qué deseas que tu mujer haga?-dijo mientras acariciaba mis muslos.

- Tu sabes que quiero traviesa- dije entre risas y excitación. Mientras con mi mano bajaba su cabeza a mi entrepierna.

- Dime que quieres, pidemelo- lo dijo en un tono desafiante

- Quiero que me hagas subir al cielo-

- ¿Sabes que quiero hacer?-

- ¡¿Qué?!- dije ya desesperada y jadeante.

- Quisiera quitarte lentamente este pantalón- dijo desabrochando los botones de mi jean. Hacerte esperar… y después Inhalar tu olor a mujer- dijo esto sacándome completamente el jean y oliendo mi intimidad encima de la ropa interior.

Al parecer se había cansado de jugar ya que después de sacarme rápidamente la ropa interior, empezó a introducirme la puntita de su lengua y recorrerme casi con desesperación de arriba abajo. Al ver que estaba por llegar con desesperación por la mamada espectacular que me estaba dando, se tranquilizo un poco y empezó a chupar lentamente, sin usar la lengua, solo chupaba mi clítoris y bajaba chupando casi toda mi intimidad.

Yo ya no podía mas, la tenia tan sumisa entre mis piernas, sentada allí en esa silla mientras ella me daba una de las mejores mamadas de mi vida. Estaba por correrme sin contemplación desesperada, excitada, jadeante, mis gemidos hasta se habían vuelto mas pronunciadas que la música.

- Me voy a correr Chloé- dije jadeante.

- Mmmmm todavía no- dijo esto parándose y sentándose en mis piernas. Se empezó a contorner entre mis piernas, se empezó a mover como si yo tuviera un miembro.

- Sabes me dan unas ganas de cogerte- dije presa de mi excitación.

- Mmm cógeme mi amor, duro y rico- dijo esto mientras se movia mas rápido.

- Me voy a venir Chloé.

Al escuchar eso se levanto rápidamente y saco algo del armario. Me sorprendi y me dio gracia al ver que era un arnes.

- Mmm te gusta jugar- dije levantándome a tiempo que le daba una nalgada y me colocaba el arnes.

Ella ya estaba recostada con las piernas semi abiertas esperándome. Sin compasión me abalance sobre ella, presa de mi excitación, sin pensar en nada mas que en mi calentura y la empecé a embestir y a penetrar de forma casi dura y salvaje. Pero ella no se quejaba, es más parecía gustarle, ya que no solo arañaba mi espalda sino que me pedía mas.

- Mmmm, mas, mas mi amor, quiero mas- decía casi entre gritos- Quiero que me cojas duro y fuerte- decía esto mientras yo le hacia besaba todo el cuello- mmm mi amor dale duro a tu mujer- esta fue la frase que desemboco mi locura.

Le empece a penetrar mas rápido, casi salvajemente, estaba por venirme de una forma brutal y placentera.

- Alegra me vengoooooo- gritaba Chloe mientras movía mas rápido sus caderas y casi me saca la piel de la espalda.

- Aaaaaaagghhhh- gritaba sin poder contenerme en su cuello. Nunca fui de gritar al hacer el amor pero esto era algo diferente, algo terriblemente placentero, aunque era sexo, era diferente.

Me saque el arnés y me acosté cansada, agotada sin poder respirar bien y con la frecuencia cardiaca a tope. Pero ella no parecía cansarse, puesto que al tiempo que me saque el arnés, ella ya estaba entre mis piernas, lamiendo mi vagina.

- Chloé no puedo mas- improre

- Mmmm soy adicta a tu vagina mi amor- dijo chupando de arriba abajo, algo que me causo un estremecimiento.

Me volvió a excitar con su boca y lengua traviesa.

- Podría hacerlo todo el día, toda la noche- dijo sorprendiéndome.

- ¿Crees que aguantarías?- dije divertida.

- Creo que eres tu la que no aguantarías- y diciendo esto, empezó a lamerme de forma mas intensa, recorriendo toda mi vagina y tragándose todos mis jugos.

- Bfffffffff- me agite al sentir todo ese placer que me daba- Estas equivocada.

- ¿A si equivocada?- dijo esto sin dejar de darme sexo oral. La muy perra quería que la mirada cuando me chupaba. No pude aguantar mas su ritmo y me vine otra vez, de forma intensa, dejándome tremendamente exhausta.

- Buenas noches mi amor- dijo dándome un dulce beso en los labios- Te amo- dijo con su mismo tono angelical de siempre. Se durmió acurrucada entre mis brazos.Me dormí por el cansancio-

Una semana después.

Parecía que mi vida volvia a la normalidad, la misma rutina de siempre.

Había pasado una semana sin verla y esto me parecía una eternidad.

Iba caminando hacia mi coche cuando mi celular vibra, me fije el remitente, pero a parecer había recibido un mensaje de un número desconocido.

“Que haces esta tarde”-

“¿Quién eres?”-conteste.

“Francesca” contesto causándome una alegría.

“ nada, ¿Me vas a invitar a algún lugar?”.

“ si… Ve a la Cafetería “Dadou” el que queda casi en el centro de la ciudad”

“¿me tienes una sorpresa?”- conteste inmediatamente feliz al saberme aun dentro de su vida.

“ es lo único que amo hacer… pero será una sorpresa. No llegues tarde a las 22 h te espero”

Espere impaciente toda la tarde, deseosa de presenciar que sorpresa me tenia Francesca.

Entre tantos proyectos y papeleos, la hora se me fue volando, hasta que ni cuenta me di que no me había cambiado.

- Alegra- decía mi secretaria- dijiste que te avisara a las 20 h que debías irte y ya son a las 22 h.

- Gracias- dije mientras tomaba mi bolso y salía de ese lugar que ya me estaba afixiando.

Por suerte el lugar no quedaba lejos de la alcaldía, no me costo encontrar el café tampoco porque muchas veces había ido.

Estaba excitada y ansiosa por ver cual era la sorpresa de Francesca.

Ya parada frente a la cafetería sentí mis manos temblar, como si fuera una adolescente en su primera cita, como esa vez en la que Chloé me presento a su padre, mis manos y mis piedras temblaban sudadas. Y no había mucha razón que ella, que Francesca, lo que no entendía era porque tanta emoción al volver a verla, pero esa respuesta podría aceptarla poco tiempo después.

Entre al café al tiempo que una música se apoderaba de mi atención, era preciosa.

Pero más preciosa y asombrosa era quien la cantaba.

http://www.youtube.com/watch?v=7BgpOKytSTI

No hay nadie en el pueblo que sepa There's no one in town I know

Nos diste un lugar para ir you gave us someplace to go

Yo nunca dije gracias por eso I never said thank you for that

Pensé que quizás consiga otra oportunidad thought I might get one more chance

Que pensarías de mí ahora what would you think of me now?

Tan afortunado, tan fuerte tan orgulloso, so lucky…so strong…so proud

Nunca dije gracias por eso never said thank you for that

Ahora nunca tendré oportunidad now I'll never have a chance

Si estás conmigo esta noche If you were with me tonight

Voy a cantar solo una vez más I'd sing to you just one more time

Una canción para un corazón tan grande que dios no lo dejo vivir a song for a heart so big god wouldn't let it live

Que los ángeles te lleven adentro may angels lead you in

Que me escuchen mis amigos hear you me my friends

En caminos insomnes… insomnes van on sleepless roads the sleepless go

Que los ángeles te lleven adentro. may angels lead you in

¿Qué pensarías de mi ahora? what would you think of me now?

Tan afortunado, tan fuerte, tan orgulloso. so lucky…so strong…so proud

Nunca dije gracias por eso never said thank you for that

Se me encogió el corazón al escuchar esa canción… esas letras tan sentidas para ella. Esa letra que tenía solo un significado: la causa de su dolor, de su angustia de su actitud. Su mamá.

No pude evitar sentirme nostálgica y triste, por ella, porque no solo en la canción se escuchaba el dolor sino que también se sentía en su mirada.

Cantaba hermoso, porque lo hacia con el corazón, lo hacia por una razón.

¿Uno no valora lo que tiene hasta que lo pierde no es asi?.

Yo hacia un mes deje de visitar a mis padres por falta de tiempo, aun viviendo en la misma ciudad, a veces no los llamaba por semana.

Y en este momento lo que mas quisiera hacer es abrazarla… abrazar a mi mamá y decirle cuanto la amaba, y que me perdonara el egoísmo que tenia. También quería abrazarla a ella, darle tranquilidad, quería brindarle mis sueños… ¿Qué sueños?, poder, dinero... no se pero quería darle algo aunque fuese pobre mi alma. Quería darle lo único bueno que tuve al conocerla… Paciencia, tranquilidad, bondad y una visión diferente al mundo.

Su mirada sobre la mía mientras cantaba, hacia que me pierda de la realidad, ni siquiera escuchaba el bullicio hablar.

Si ellos supieran mi vida, porque cantas con tanta pasión y con tanta perfección, si ellos supieran porque tus ojos tan rudos y fríos parecen cálidos y mojados… Juraría que en este momento toda esta masa de idiotas dejarían sus estupideces de lados y escucharían tu voz……por sobre todas las cosas.

Tu mirada no se mueve de mi cuerpo y yo siento flotar, siento un escalofrió recorrerme del cuello hasta los pies. Quisiera llorar para sacarme toda la tristeza, pero hace mucho que no puedo llorar… hace mucho que deje de hacerlo.

Me regalas una dulce sonrisa, más melancólica que cualquier otra… Y logro entenderlo, no es que sea mi ego, siento que esa canción la cantas no solo para ella, sino también para mi.

Terminas la canción y todos te aplauden, hasta los que no te escucharon te aplaude y yo lo hago con locura, como si estuviera viendo la final del mundial y Argentina saliera campeón, así te aplaudo, como si me fuera la vida de la alegría inmensa que siento.

- Gracias- me dijo casi en un susurro haciéndome erizar ya que no me había dado cuenta que estaba parada alado mio en ese momento.

- Gracias a ti- dije sin dejar de mirarte a los ojos, sin dejar de perderme en esos ojos verdes.

- Te presento a mi banda- dijo tranquilamente- El es Jeremi el baterista- dijo señalando a un niño punk que tenia un aro que llamaba mucho la atención por su dimensión, en fin es la moda… supongo- Y a él supongo que lo conoces, es Mathew.

- Un placer chicos.

- Igualmente- dijeron los dos, Mathew para mi sorpresa no me miraba de mala manera.

- Bueno Francesca, Jeremi y yo tenemos que irnos- dijo Mathew sorprendiéndome una vez mas- Pasen una linda noche.

- Nos vemos- dijo mientras los saludaba con un abrazo a los dos

Nos miramos, sin decirnos nadas, paradas en ese lugar, sin darnos cuentas que captábamos la mirada de la gente.

- ¿Tienes hambre?- dijo tímidamente….

- Si- dije a tiempo que me sujetabas de la mano y me llevabas a la mesa mas lejana del restaurant captando la mirada de todos con tu belleza.

Nos quedamos en silencio hasta que apareció el mozo y nos pidió el orden. Comimos pizzas, porque ella lo pidió, y porque esa noche quería complacerla.

Se hizo un silencio cómodo, de esos que solo algunos pueden disfrutar, no dejaba de mirarla, estaba hermosa, tenia un sombrerito, una remera rockera que se usaba superpuesta, un jeans rajados y unas botas rockeras. Me encantaba su estilo, tan desinhibido.

- Cantas muy bonito, tenias un talento muy bien oculto- dije dulcemente- Ya sabes a que te puedes dedicar, serias muy exitosa.

- En Estados Unidos, siempre cantaba- dijo pausadamente- Me gusta cantar en ingles… y aquí a muchos no lo entienden-

- Que se jodan- dije bromeando- a mi me ha encantado y eso es lo importante.

- Engreída… egocéntrica- dijo riendo, extrañaba su risa, aunque nunca era exagerada su pequeña sonrisa, me mataba.

- Claro- dije tomando una pausa- ¿Cómo?... ¿No has cantado para mi?.

- No hagas preguntas retoricas- dijo con una tímida sonrisa.

- ¿Qué quieres hacer después de cenar?-

- Ir al parque a comer hot dogs- dijo entre risas.

- Te dije que te gustaría.

- La compañía me gusta- dijo a tiempo que se sonrojaba. Me dio tanta ternura ver sus cachetes rosados otra vez.

Ella estaba sintiendo lo mismo que yo, ella no podía separarse de mi compañía ni yo de ella.

Esa noche como las tantas que las pase junto a ella en este mes, fue una de las más geniales de mi vida. Aunque no habláramos, aunque lo hiciéramos cada momento era único y especial. Ella era tan madura, tenía un pensamiento tan imponente como su mirada, tan diferente a las personas de su edad.

Me conto muchas cosas de su vida en Estados Unidos, me conto muchos secretos y yo a ella. Sin dudas habíamos traspasado esa línea de desconfianza.

Hasta me confeso de la forma en que murió su madre. Y me sentí muy triste por ella, y decepcionada porque Chloé no me había contado como había pasado, es mas ni siquiera le daba interés al recuerdo de su madre. Me cambio la forma de pensar sobre Daniel Bonnet. Aun cuando fuese mentira, yo confiaba en Francesca, lo hacia ciegamente.

Casi todos los días nos encontrábamos, ya sea para ir al parque a comer Hot dogs de noche, a pasear por la playa mientras yo le contaba de mis problemas que me brindaba Chloé últimamente con sus celos y ella me contaba de sus planes.

Quería volver a Estados Unidos porque no soportaba a su padre, y después de terminar la escuela quería dedicarse al canto. Un desasosiego me inundo al saber que ella quería irse y dejarme en el recuerdo tal vez, y no faltaba mucho para que llegara, faltaba menos de un mes para que eso sucediera.

Su compañía me encantaba, su voz era para mi era una melodía incansable, sus ojos mi tranquilidad y su mirada, su mirada era para mi la mirada mas dulce y tierna con la que alguien me mirara alguna vez en mi vida. No había momento en el día en que no quisiera verla y cuando fijábamos hora para vernos, solo quería que pasase mas rápido. Podía pasarme todo el día o la noche hablando con ella, de incoherencias o cosas interesantes pero jamás me cansaba de su compañía. Las mariposas ya se hicieron normales en mí; pero los celos y la angustia, se había instalado en mi vida. Sentía rabia e ira cuando alguien la miraba, mi mayor temor en esta vida era que alguien la tocara, que alguien la besara y mucho mas que ella amara a otra persona.

Mi relación con Chloé cambio, yo ya no era la misma y ella se dio cuenta, no solo me asfixiaba con sus preguntas y con sus constantes ataques de celos, ya no la veía como la dulce mujer que me apoyaba y brindaba cariño, ahora hasta a su padre metía en el medio mediante manipulaciones para que me presionara.

- ¿Me vas a extrañar Francesca?- dije recostada debajo de ese árbol escondido en ese parque que ya nos conocía demasiado. Fue testigo de tantas charlas y tantas miradas de amor entre las dos.

- Creo que eres a la única persona que voy a extrañar en Paris-

- Yo también te voy a extrañar- dije mientras corría un mechón de su cabello y nuestras miradas otra vez se conectaban.

- Alegra- sonó nerviosa-

- ¿Qué?- le susurre, sin despegar su mirada de la mía.

- Creo que Chloé piensa que tienes algo con otra persona- dijo sorprendiéndome con sus palabras- Hasta creo que te cela conmigo también.

- ¿Lo crees posible?- dije mirando hacia el frente- creo que son ideas tuyas.

- Creo que no son simples ideas- dijo tajante- ¿Debería hacerlo?

- Eso te lo pregunto a vos- dije otra vez encontrándome con su mirada tan dulce y penetrante a la vez…..

- Yo… yoo..- articulo nerviosa e insegura- No lo se Alegra.

- Vos me enseñaste que las preguntas no se buscan solo de aquí, sino que se buscan de aquí también- dije sosteniendo su mano y colocándolo en su pecho, sin dejar de mirarla, dejándome atrapar por esos ojos verdes que eran mi perdición.

- Tengo temor a la respuesta- dijo agachando la cabeza.

- Yo también- dije sinceramente-

Nos quedamos en silencio, incomodo en ese momento, ya que teníamos tantas palabras para decir pero no nos animábamos a decirlas. Por el temor a las consecuencias, por el temor al dolor que podríamos causarnos y causar a otras personas. Es ahora que me doy cuenta que su amor para mi es utópico; de que existen amores utópicos de esos inalcanzables.

Después de ese día otra vez me volvía a alejar de Francesca. No se si quería castigarme u olvidarme otra vez, pero una vez mas me alejaba de su vida.

Lo único que podía hacer era espiarla, de vez en cuando, desde lejos, mientras me clavaba más puñales a mi pobre corazón.

Y digo esto porque parecía que era feliz sin mi presencia, haciendo lo que a ella le gustaba, rodeada de la gente que la parecer quería, mientras yo la miraba desde lejos como una espía.

Me sentía mal, irritable, de mal humor casi todos los días, y eso afectaba muchísimo mi relación con Chloé si es que algo de relación quedaba, mi trabajo ni que hablar, si no fuera porque mi suegro era mi jefe ya me iban a mandar a freír espárragos en el restaurant de mis padres.

Me sorprendí a mi misma, como el amor me había cambiado tanto, yo siempre me creí perfecta, intente serlo, para los demás y para mi misma. Pero estaba claro que las cosas que antes me importaban ahora ya no me interesaban más.

Que miércoles me iba a importar mantener una excelente relación con Chloé para tener la confianza de su padre si ya no podía siquiera mirarla. Se parecía tanto a ella, a esa niña que me saco el corazón y ahora parecía castigarme sin razones.

En esas semanas lejos de ella, hice todo tipo de intentos para acercármele pero solo obtenía una fría mirada y palabras de desagrado.

Yo se que ella me quería, y no era mi estúpido egocentrismo el que me lo decía, era su mirada, su forma de mirarme, de acariciarme, tan diferente a como le trataba a los demás.

Pero algo tuvo que cambiar mi pensamiento. Ella no solo se veía feliz sin mí, sino que era feliz con otra persona ahora.

Al principio me reí mucho, para ocultar mi derrota y mi alma fatigada de tanto dolor. Me reí de él, de lo desalineado y sucio que era. Pero al pasar los días esa sonrisa disfrazada cambio a ira, a más enojo y más dolor. Parecían una pareja de adolescentes que se entendían bien, no tan cariñosos pero que se entendían, porque si no fuera así ella no estaría todo el tiempo y todo el día con el, y ella no le sonreiría de la forma en que lo hacia.

Recuerdo el día en que por primera vez los vi besándose en una de las plazoletas de la ciudad. Ese día llegue tan enojada a mi casa, que me descargue con todo lo que aparecía a mi alrededor, rompiéndolo todo. Para mi mala suerte, justo llego Chloé y me descargue con ella. No la golpee, jamás lo haría, pero si le dije cosas que tal vez jamás se borrarían de mi mente. Ella no se lo merecía, ella no merecía que le tratara de esa forma.

Chloé ante todas mis palabras se fue de mi casa. Dejándome sola, esta vez si totalmente sola.

Si yo tenía miedo en un momento, ahora tenia más miedo, muchísimo miedo.

¿Pero quien no le tiene miedo a la soledad? Yo que siempre me creí el centro del universo, tan arriba ahora estaba tan abajo, tan sola y desorientada.

Francesca y su amor me estaban arruinando la vida, se que es irracional decirlo pero es la verdad, este amor tan especial y diferente me estaba arruinando todo lo que había construido.

Después de unos días pude volver a la normalidad, en realidad mi mente volvió a la normalidad. Ya no era por ambición por la que quería a Chloé en mi vida, sino porque quería sentirme menos sola de lo que estaba. Aun a sabiendas de que aunque ella estuviera de mi lado, abrazándome el alma con su dulzura y paciencia, siempre me sentiría sola… porque ella no me quería, porque ella no era para mi.

Como duele en el ego no ser correspondido, más para mí que siempre he ganado, pero siempre hay una primera vez ara perder, y a veces perder lo más importante en el mundo.

Me replante la idea de volver a reconquistar a Chloé y volver a mi vida de siempre, con la única idea de que Francesca no solo era heterosexual sino que también estaba enamorada de ese fulano.

No me fui muy difícil reconquistar a Chloé; no es que ella es o haya sido una mujer fácil, sino que las respuestas son simples, cuando hay amor de por medio, siempre hace que las cosas sean mas fáciles y Chloé me amaba, era una mujer enamorada, que me perdonaría cosas que tal vez en este momento no me las imaginaba, pero que mas adelante lo podría comprobar.

Después de lograr reconquistar a Chloé, mi vida volvía a ser la misma, con las mismas rutinas de siempre. Aunque tenía un hobby que se había vuelto una adicción.

Era: perseguir a Francesca. Aunque me doliera, aunque me lastimaba, creo que lo necesitaba para hacerme la idea de que era inalcanzable, un sueño utópico e irrealizable.

Mientras mi corazón se hacia cenizas todos los días, todo a mi alrededor parecía perfecto.

Mi suegro cada di asubia mas en la encuestas, y las cosas con Chloé cada día estaban como antes.

Hasta llegamos a tocar el tema “matrimonio”, algo de lo que hablaba solo para darle los gustos, pero algo que la hacia ilusionarse cada día mas.

(…)

Otra vez ese estúpido y molesto despertador me recuerda que tengo que volver a mis obligaciones, me levanto pesadamente después de la noche que pase, de las pocas horas que dormí.

Hice todo lo de siempre, la misma rutina, cambiarme, peinarme, desayunar, besar muchas beses a mi novia, y después partí a trabajar.

Toda mi vida parecía volver a la normalidad, ya habían pasado una semana sin verla, intentando no pensar en ella, hasta que el destino otra vez me jugo otra pasada otra vez.

Recuerdo que había pasado dos semanas sin verla. Todo lo mismo, la misma rutina, levantarme, saludar a mi novia, llevarla al trabajo, desayunar e ir a trabajar.

Al llegar al trabajo todos parecían felices, la imagen de mi suegro estaba por las nubes, después de una serie de actos de beneficencias que mas que buscar ayudar a las personas se buscaba tener más seguidores.

Todo político como todo deportista o artista siempre tiene fanáticos, es más creo que sin fanático no habría tanta revolución por algunos acontecimientos. Como decía Evita, “el que no es fanático no sirve para gobernar, porque es frio, porque no tiene la sangre caliente, porque no tiene pasión, solo los fanáticos sirven para el gobierno”, creo que era así la frase, la verdad después de tantos años sin tomar un libro te olvidas de muchas frases, pero siempre quedan algunas que otras, creo que la única frase que jamás se me ira de la mente será (solo se que no se nada-Sócrates) como me servía para gastar a los profesores en mi primer año en la facultad.

Aunque no este muy de acuerdo con la frase, creo que en cierta parte tiene razón, ¿Qué seria de la gente famosa sin seguidores, o que seria de los seguidores sin nadie a quien admirar o seguir?

Pensaba todo esto sin darme cuenta de nada hasta que entro mi suegro con una sonrisa radiante.

- Lo escuchaste, tenemos el 60% a nuestro favor.

- Nada es seguro- dije tajante.

- Tienes razón- dijo sin dejar de sonreír- Pero estoy casi seguro de que ganaremos.

- Claro, ganaras- dije inmutando una sonrisa hipócrita.

- La gente compra mucho eso de beneficencia, deberíamos hacer una campaña pero esta vez utilizaremos por ejemplo a los niños enfermos… eso es- dijo con una sonrisa que ya me daba asco de la perversión que tenia- Diremos que haremos mas centros de salud para niños con patología y para niños con cáncer-

- No me parece mal- dije suspirando- Pero tendrías que cumplir con tus palabras- dije seriamente.

- Tal vez- dijo con tranquilamente- Después de todo si no cumplo no seria el primero en fallar.

Me quede en silencio mientras lo detallaba bien, ¿Cómo recién me había dado cuenta de quien era realmente este hombre que tanto admiraba?

Francesca tenía razón tal vez en detestarlo, en odiarlo, pero no era su culpa, después de todo, él tiene razón, la política es así, hay que vender, como sea pero hay que vender sin importar que después no haya con que vender.

Otra vez la pregunta de Francesca rondaba mi mente, ¿Por qué me había metido en la política?, por poder o por dinero, después de todo yo tenia dinero y Bonnet también tenia dinero, pero era un adicto al poder… al igual que yo lo era.

- Cambiando de tema hija- dijo tomando una pausa- Me alegra que Chloé y tú hayan decidido mudarse juntas, no es que no quiera tener a mi hija favorita en casa, es que eso le va a dar otro sentido a su relación, sin embargo…ahora estoy esperando a que den el otro paso-

- Creo que es muy apresurado para eso- dije entre risas.

- Cuando se ama nada es apresurado, además ustedes hace mucho tiempo están juntas-

- ¿Chloé desea eso?- dije sorprendida a tiempo que el me afirmaba, seguramente mi novia había estado “hablando” con mi suegro y él siempre había sido muy pero muy considerado con los “caprichos” de su hija, juraría que es su hija favorita. ¡Ja!... es a la única que quiere- ¿Y si le digo que no?- dije bromeando

- A mi hija se que nadie le diría que no- dijo sonriendo y guiñándome el ojo, petrificándome por completo, ¿era esa una advertencia o una señal de algo?- Por cierto- dijo mientras salía de mi oficina- No te olvides de vigilar de cerca a Francesca, al parecer tiene una fiesta en casa de su amiga Sofia esta noche… ya sabes… esa es otra a la que no se le puede decir que no, pero lo hace a la fuerza y no con encanto-

- Esta bien- dije emocionada con la simple idea de volver a verla- ¿Pero crees que esa tal Sofía me invite?.

- Claro que si, quien no te invitaría Alegra- dijo riendo mientras salía.

La mañana paso lentísima, entre asuntos y proyectos y mi mente que ya no daba para más, solo esperaba que terminara todo rápido. La verdad quería que llegara la noche para volver a verla. Para volver a ver sus ojos posarse sobre mi, para sentir en mi olfato su perfume. Estaba muy entusiasmada y ansiosa por volverla a ver.

Después de trabajar me dirigí a mi casa, para cambiarme de ropa y comer algo en el restaurant de mis padres, a visitar a mis familia y llegada la noche me fui a mi casa a cambiarme otra vez para la noche.

- ¿Piensas ir a la fiesta de la amiga de Francesca esta noche?- dijo Chloé haciéndome exaltar, ya que no me había dado cuenta que estaba semi acostada en el sillón.

- Tengo que- dije haciéndome la desanimada.

- Cuidado con esa nenita- dijo sorprendiéndome y haciéndome quedar en shock por momentos.

- ¿A que te refieres?- dije mirando su rostro enojado.

- Como a que me refiero, a esa tal Sofía- al decir esto se me volvió otra vez el aire al cuerpo.

- Que decís, ni siquiera la conozco Chloé-

- Tú tal vez no la veas, pero yo he visto como te ve-

- ¿A si y como?- dije con tono picaron mientras la abrazaba por la cintura.

- De forma deseable- dijo sonriendo-

- ¿Cómo tu me miras?- dije mientras le daba besos en el cuello.

- Yo te miro diferente que todas, porque soy el amor de tu vida- dijo esto lanzándose a mis labios. “amor de mi vida”, ¿Existe algo tan fuerte y especial como eso?. Antes de que aparezca ella en mi vida, yo pensaba que Chloé era el amor de mi vida. Tal vez lo sea, si lo es, claro que lo es- pensaba esto a tiempo que me adueñaba de sus labios y correspondía a sus fervientes besos.

“Soy al amor de tu vida”, esas palabras me bloquearon tanto, me hicieron quedarme tan pasmada, que mientras le hice el amor a Chloé no lo disfrute, no me gusto y en mi mente solo aparecía su rostro, su cara, como si me dijera a gritos que estaba haciendo mal las cosas.

Mientras Chloé dormía por lo cansada que estaba, me vestí en silencio, ropa casual pero sin ser demasiado informal, mire el reloj y era bastante tarde, las 2 am, pero seguramente estarían aun de fiesta.

Ya me las arreglaría para entrar a esa casa, ahora lo más importante era verla, quería verla, necesitaba con fervor verla.

Mientras conducía recordé que tenía anotado la dirección de la casa de la chica, la tal Sofía, que según Chloé gustaba de mí, pero para Chloé hasta a los gay le gustaba yo, de tan celosa que era.

Para mi sorpresa no tuve que hablar con nadie ni tuve problemas en entrar, al parecer los hombres de seguridad me conocían.

Me sentía extraña estar rodeada de tantos niños, bueno en realidad niños no, sino adolescentes, pero es algo bastante incomodo, ya que no logras pasar desapercibido. Aunque no había tantas personas como imaginaba, tal vez por la hora, pero esa fiesta al parecer era del todo lo alto.

Me pare en seco, con cierto recelo si dirigirme al o no al lugar del bullicio y la música, pero la espontaneidad gano en mi cuerpo y me dirigí allí.

- Oye que haces aquí- una voz y una mano me hicieron parame cuando estaba por llegar al lugar-

- Hola- dije al reconocer a esa preciosa niña, Sofía.

- ¿Vienes a buscar a Francesca o….?- dije sonriéndome coquetamente.

- Así es, ¿esta ella acá?

- Si- dijo mordiéndose el labio- Pero esta un poco tomada.

- Me podrías llevar al lugar- dije sonriendo tímidamente, como no me extraña que Francesca se cargara con otro problema.

- Claro guapa- dijo esto coquetamente, “Chloé tenia razón” pensé y me reí de mi misma-

Me quede parada allí viendo, el salón plagado de niños, buscando con la mirad a Francesca sin encontrarla.

- Mira allí esta- dijo Sofía que no se me despegaba, al parecer había encontrado a Francesca- La voy a buscar- dijo a tiempo que trataba de caminar, trataba porque estaba medio borracha también.

- No, esta bien- dije mientras divisaba a la diosa rebelde bailando y abrazarse con ese desalineado chico, sentí emoción al verla, pero a la vez que caia de verla con otra persona, sentí en mi cuerpo emociones que jamás sentí “nostalgia…no nostalgia no o si, tal vez, tristeza si e ira mucha ira, demasiada ira de la que alguna vez hubiese tenido- Disfruta de tu fiesta, yo la voy a esperar aquí- dije con una sonrisa hipócrita. Lo que había visto me había puesto de mal humor, había avivado mi ira, una ira que pocas veces sentía tan vivida, y ese calor interno tan molesto que hace que hasta mis venas se marquen.

- Baila conmigo- dijo sosteniendo mi mano, con una tierna sonrisa.

- No- dije de forma hostil y tajante… Al tiempo que veía como su rostro se desencajaba- Estoy cansada lo siento- dije a tiempo que me soltaba de su mano- Después tal vez- me sentí culpable después de ver su rostro triste.

- Esta bien- dijo resignada partiendo sabe el cielo a donde.

Sentí un dolor y malestar interno al ver esas escena dispararse en mi visión. Estaba divina, preciosa con ese look rockero chic, me gustaba verla, era algo que me encantaba hacer, ver como su cuerpo se contorneaba al ritmo de la música… no era buena bailarina, pero el alcohol tiene sus efectos y hace que hasta personas como Francesca parezcan otras… Feliz… ella estaba feliz, junto a ese fulano… ella sonreía como jamás la vi sonreír, y me sentí mal, me sentí tan mal como jamás lo recordé en mi vida.

Ya no habían dudas, tenia que aceptarlo, no podía ocultarlo mas, estaba perdidamente enamorada de Francesca, tan tontamente enamorada que seguía viendo esa escena, aun cuando mi alma me pedía dejar de hacerlo y mi corazón se contraía al hacerlo, yo lo hacia, seguía viendo como ahora dejaron de bailar y se besaban, como ella le correspondió el beso… tal vez quería asegurarme que era un error y en un momento a otro ella le pegaría un cachetazo, característico de su ruda personalidad… pero no fue así

Toda la música a mi alrededor ya no existía, solo escuchaba a mi corazón acelerado y desbocado, solo sentía mis manos temblar y mis piernas perder fuerza. Exhalaba rápidamente e intensamente aire, no quería caerme ni derrumbarme, no quería llorar. Pero fue inevitable.

Esas lágrimas salían de mi sin que lo quisiera, sin que lo pudiera impedir, mientras mas trataba de detenerlas mas me dolía la garganta

Si alguien me hubiese visto en ese momento, en esa noche no lo creería, no creería que mis pocas lágrimas corrían por mi mejilla… quien lo creería. La mujer que se creía Ibiza se sentía despoblada, la mujer que se creía mas fuerte que la antigua Roma, se sentía derrotada.

Tal vez por esto me reprimía y no aceptaba mis sentimientos por Francesca, por el miedo a que no me aceptara. Porque ella es diferente, ella no me aceptaría solo por mi apariencia o por mis éxitos, estoy segura que si ella acepta a una persona en su corazón, es por lo que es, y no por lo que parece ser, y eso es lo que me enamoraba de ella, tenerla tan lejos de mi alcance, tan imposible y anhelada.

Habían pasado solo dos semanas… solo dos semanas desde que esa noche. Me repetía insistentemente en la mente.

Me seque como una niña pequeña las lágrimas que corrían por mi mejilla, mientras la detallaba por última vez, me di media vuelta y como si fuera una persona regañada, impulsivamente puse mis manos dentro de mis bolsillos y con la mirada en el suelo me disponía a irme.

A paso lento, aunque quisiera ir rápido no podía hacerlo, mi cuerpo se sentía muy golpeado para hacerlo. Aunque nunca me habían golpeado estoy casi segura que esto dolía más que una paliza.

- Espera- se escucho un grito que no pude reconocer.

Segui caminando, pensando que tal vez no era para mi.

Ya había salido de la casa cuando escuche su voz.

- Alegra- gritaban a tiempo que me giraba y la veía. Estaba agitada, seguramente por gritarme sin que la escuchara.

Me quede plasmada, sin saber que hacer. La espere sin moverme un centímetro.

- Alegra- dijo estando ya frente mío-

Como veía que no respondía a sus palabras siguió hablando.

- No debiste venir- dijo algo nerviosa- No se para que viniste- su tono de voz se volvió acelerado- No te he pedido que vengas-

Ya no escuchaba sus reproches, ahora escuchaba la canción que estaba dentro de la casa, la misma canción que canto Francesca esa noche.

- Me estas escuchando Alegra- dijo ya sonando desesperada.

- Me gusta- dije ignorando sus palabras

- ¿Qué te gusta?, ¿que?- frunció el seño en señal de no entender nada.

- La canción- dije mientras cerraba los ojos- Aunque tu la cantas mas lindo.

- Es linda- dijo con una tímida sonrisa. Sus ojos se aguaron un poco.

- Me siento mal Francesca- dije sin poder ocultar mi triste rostro.

- Me recuerda a mi mamá esta canción- dijo ignorando mis palabras- A veces esta bien sentirse mal… ¿Sabes?.

- No, no se- dije sin entender sus palabras.

- No debiste venir esta noche- repitió lo que había dicho hacia un momento.

- Perdón- dije con un hilillo de voz que denotaba lo débil que estaba en ese momento- No fui yo la que…

- Te extrañe mucho- dijo acortando mis palabras- Y yo también me siento mal- inmuto a tiempo que se abrazaba a mi cuerpo sin alma.

- Francesca- dije sin fuerzas- No me gusto lo que sentí hoy, ¿Qué se supone que es?.

- Celos… mi amor- “ mi amor”, me dijo, “ mi amor”, ¿Estoy sorda?, ¿estoy soñando?

- ¿Qué has dicho Francesca?- dije con miedo sin despegarme de su cuerpo.

- Mi amor- repitió fuertemente- Porque tu eres mi único amor-

- ¿Quién era ese chico con el que estabas?-

- La persona con la que te quería olvidar- dijo mientras me miraba directamente a los ojos. Me sujeto el rostro dulcemente con las manos-

- ¿Lo lograste?

- Ya estoy cansada de rechazar mis sentimientos- dijo mientras se mordía el labio- Voy a vivir lo que tenga que vivir- dijo a tiempo que sentía sus labios sobre los míos.

Otra vez esa sensación, esa satisfacción, esa emoción y adrenalina, que te hacia sentir que volabas, ese cosquilleo interno molesto que te hace doler el estomago, pero a la vez te hace ser tan feliz y sonreír estúpidamente.

Estuvimos besándonos unos minutos, dulcemente, el beso no llevaba desesperación, sino que llevaba las palabras que ya sobraban, los sentimientos que ya no podíamos ocultar.

- ¿Tienes miedo?- dijo sujetando mi rostro una vez mas.

Afirme con la cabeza.

- Yo también tengo mucho miedo- dijo mientras unas lagrimitas corrían por su rostro- Pero quiero ser yo misma, la que vive sin pensar tanto en las consecuencias y siente con esto- decía sujetando mi mano y dirigiéndolo a su pecho.

- Esta muy agitado- dije tontamente, parecía que las riendas de la situación las llevaba ella… y era verdad, yo no sabia siquiera como reaccionar. Si esto era un sueño, por favor que jamás me despierten.

- Jamás me sentí de esta forma con alguien- agacho levemente la cabeza- Ya no me importa si eres o no mi cuñada- decía algo avergonzada- No es algo ético ni lógico, pero estas dos semanas sin ti, fueron las mas triste de toda la mierda de vida que he vivido- dijo sinceramente- Pero no pensemos en nada, solo esta noche…

- Jamás vuelvas a hacerlo-

- ¿Qué cosa?-

- Besar a otra persona- dije riendo mientras abrazaba cargándola- Me puedes matar del dolor-

- No se si pueda volver a hacerlo- dijo pícaramente.

Nos fuimos en mi auto, sin rumbo, sin lugar… Yo no quería pensar en Chloé, ni quería pensar en ese momento en las consecuencias, simplemente me deje llevar por las miles de emociones que sentía con ella… Me sentía feliz. Que grave que era mi situación, me di cuenta que estaba colgando en sus manos, ya que solo ella podía hacerme caer en la obscuridad y solo ella podía hacerme tocar el cielo.

PD: después de mucho tiempo sin escribir y con la cabeza tan ocupada y ofuscada es difícil escribir bien, pero sin excusa esto es lo que pude hacer y agradezco a las personas que me alentaron a escribir la continuación espero que para la siguiente pueda mejorar.