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domingo, 24 de abril de 2011

Francesca II (parte 2)

Francesca II (última parte)

“Un mundo diferente”

Francesca:

Al principio todo comenzó siendo una mierda, después de haber huido de ella, allí la tenia otra vez, frente de mí, con sus ojos alegres recriminándome tantas cosas. No tengo palabras para explicar la emoción mezclada con incertidumbre al volver a verla, una emoción inexplicable y una incertidumbre del miedo que me causaba tenerla cerca de esta atracción tan diferente para mí.

Sabía que era débil ante ella y lo demostré una vez más cuando estábamos a punto de besarnos, cuando sus ojos me acariciaron y su aliento me estremeció. No tuve siquiera la valentía de correrme, no pude moverme, me quede helada, me quede paralizada. Tal vez en el fondo esperaba que ocurriera, lo deseaba más que a todo en este mundo, sentir sus labios carnosos.

Trate de huir una y mil veces de su lado y tuve la oportunidad de hacerlo. Como cuando corrí y la deje atrás mío y ella disimulaba un desmayo que no existía, acto que broto mi furia o a la mañana cuando la encontré pasiblemente durmiendo en el sillón, pude hacerlo pero aquí sigo, suspirando por ella.

Jamás escuche palabras mas duras y dolorosas que las de esa noche cuando trate de huir y actuando como inercia de la rabia que sentía porque ella me había manipulado una vez mas le pegue una patada en el estomago, acto que después me había dolido mas a mi.

Ni siquiera las palabras de mi padre me dolían más que las suyas esa noche, y soy consiente de que si otra persona me hubiera dicho todas esas cosas hubiera reaccionado diferente. Pero ella tenia razón, yo era todo eso, aunque escucharlo de su boca dolía, dolía mucho y sin razón, ¿Ya que quien era ella en verdad?.

Ella me hace ser diferente, ella me hacia ser mas pasible como persona, no se si eso me gustaba o no, pero soy consiente que ella es diferente para mi que el resto de las personas,

Sus palabras dulce de arrepentimiento me hicieron cometer tal vez una locura, pero era lo que sentía, lo que quería hacer mi corazón.

“le di una oportunidad de conocernos”, tal vez quería que su arrogancia terminara por decepcionarme, pero ocurrió algo diferente, algo que ni siquiera yo lo planee.

La primera noche nos alojamos en el hotel de un amigo suyo, bastante lujoso, no esperaba menos de Alegra. Yo después de ducharme me quede dormida por el cansancio el sin fin de emociones vividas esa noche.

Me desperté por el ruido de los autos y rápidamente me cambie para hacer lo que mas me gustaba en este mundo, bungee jumping.

Cuando estaba por irme no se porque pero nació dentro mío el sentimiento de querer compartir algo con Alegra, por eso le deje una nota del lugar.

Llegue al lugar y salude a algunos conocidos de hacia años. Estuve corriendo varias horas calentando, y disfrutando del paisaje. Hasta que por fin me decidí a hacer bungee.

Me puse la indumentaria y cuando estaba a punto de subir al puente, escuche a un grupo de mujeres cuchicheando entre si y riendo, hablando sobre una chica que parecía perdida. Fue allí que gire y me encontré con su penetrante mirada posada sobre mí. Me miraba diferente o es lo que me parecía, pero no parecía ser la misma mirada.

Después de rogarle y rogarle conseguí convencerla de hacer bungee conmigo, era tan gracioso, ella tan segura tenía miedo, le tenía miedo a la adrenalina.

No tengo palabras para describir la sensación de tener su cuerpo pegado al mío de sentirla tan indefensa abrazada a mi, es una sensación especial que jamás sentí, esa adrenalina y ese cosquilleo que ni el bungee y ni el paracaidismo te otorga. Es una sensación diferente de esas que te hacen sonreír como estúpida sola.

La sentí tan indefensa entre mis brazos, gritando y temblando de temor.

Después de hacer bungee jumping el destino nos jugo otra vez otra mala pasada. Cuando estaba subiendo uno de los últimos escalones me resbalo y caigo entre sus brazos, otra vez en la misma posición, sus labios tan cerca de los míos y yo sin poder reaccionar. Cuando estábamos a punto de besarnos otra vez fuimos interrumpidas, esta vez por la profesora de bungee o instructora.

Yo me despedía algunos conocidos, y cuando estaba yendo hacia el lugar donde Alegra había aparcado el auto, la veo muy cerquita de la profesora. Me subió un fuego interno que desconocía, un enojo muy grande, tenía ganas de golpearla, en ese momento no me di cuenta de porque había reaccionado así y me colgué de la excusa de mi hermana.

No pensé en nada, ni pensé en las consecuencias simplemente salí al choque, convencida de que estaba defendiendo a mi hermana y no porque sentía celos de Alegra y la golfa esa.

Reaccione solo cuando ya estaba en el auto y su voz me trataba de tranquilizar. Alegra como buena persona empezó a picarme como de costumbre y yo me defendí como pude, tenia miedo de mostrarle algún indicio de que ella me gustaba, de que si, me moría de celos.

Me llevo al hotel y cuando ella se cambiaba, llame a un conocido de la ciudad para que me prestara su moto, él no hizo muchas preguntas y después de unos minutos de charla me dijo que uno de sus empleados dejaría la moto frente al hotel con dos cascos.

Con emoción entre al baño para asearme. Al salir busque varias veces entre el maletero hasta que encontré la chaqueta motoquera que tanto me gustaba. Me hacia recordar viejos tiempos cuando viajaba en moto por parís, absorta en mi mundo interior, mientras el viento se pegaba en mi mente, sin nada mas que pensar, sin un camino al que recorrer concretamente, solo el viento y yo.

Al bajar del hotel me encontré con la mirada de Alegra posada sobre mi. Otra vez esa mirada diferente, otra vez sus ojitos alegres brillaban más de la cuenta. Su sonrisa, esa sonrisa tan sexi y dulce, me hacían temblar otra vez.

Ella torpemente se disponía a abrir la parte del copiloto para que entrase, cuando le solté la sorpresa, obviamente se tomo de forma predecible, frunció el ceño como muestra de desacuerdo pero no me costo convencerla de subir a la moto cuando vi que ya estaba detrás de ella.

Empezó a tontear con mis lentes y yo le seguí el juego, no quería quitárselos ya que a ella le quedaban hermosos, pero no podía dejar que me siga vacilando sin hacerlo yo también. Jamás me reí tanto cuando vi que no sabia como se hacia el signo punk y lo había reemplazado por el de la paz, Alegra era de esas personas que seguramente jamás había hecho algo arriesgado en su vida, bueno sin contar intentar conquistar al mamarracho de mi hermana que mas que arriesgarse eso es echarse a la perdición, pero quien soy yo para juzgar si estoy casi muerta por mi propia cuñada.

Ella se subió detrás con algo de miedo, emblaba mientras yo repasaba los lugares que quería ir o mejor dicho el lugar que quería mostrarle a ella.

En ese momento si fui consiente y elegí, tal vez una decisión errónea, tal vez el peor error de mi vida, pero quería mostrarle algo mío, algo profundamente mío y solo mío.

Un lugar al que jamás había llevado a nadie, ni pensaba hacerlo, un lugar que me enseño mi mamá, un lugar que yo profesaba como mi lugar de tranquilidad.

Y ahí estaba yo, echada a la suerte y a la locura sin pensar con la razón, pensando mas con los latidos acelerado de mi corazón, esos latidos que me hacían llevar a un lugar tan desconocido para mi.

Y ella con sus manos en mi cintura y su aliento en mi nuca haciéndome delirar. Estaba temblando, temblando de los nervios, tenia miedo de estos sentimientos que hacían de mi un ser no pensante, tenia miedo a que iba a suceder después, porque yo sabia que ella sentía la misma atracción que yo, sabia que su cuerpo temblaba por nuestra cercanía también.

“Lo único que deseaba en ese momento es que el tiempo no pasara y te quedaras atada a mi por siempre”.

Ahí tal vez puedan surgir miles y millones de excusas, que es linda, que tal vez mi cuerpo no estuvo en contacto con otro hace mucho, que soy joven y ella muy especialista en manipulación, que solo me gusta y no estoy sintiendo diferente.

Pero lo que jamás podre negar es que cuando tenia su mirada posada en mi, que cuando veía sonrisa triunfadora todo ese dolor desaparecía, y ya no me sentía muerta en vida, podía sonreír sin forzarlo, podía dejar de fumar para no enloquecer de uno u otra forma ella le daba cierta tranquilidad a mi vida.

Para tratar de apaciguar un poco las cosas, para tratar de no pensar tanto en que tenia su muslo rozando el mío, le dije que mirada el paisaje hermoso que nos regalaba los valles de Marsella.

Después nos quedamos en silencio, ella sin dejar de abrazar mi cuerpo y yo sin dejar de temblar por su cercanía. Al cabo de unos minutos llegamos al lugar, sin decir palabras me perdí como siempre en el paisaje del lugar, mientras Alegra se quedaba detrás de mí, en silencio pasaban delante de mi miles y miles de imágenes del pasado, recuerdos memorables e inolvidables, vividos juntos a mi mamá. Como cuando era pequeña me traía aquí y ella sacaba cientos de fotografía que eran su hobby, de los recuerdos mas lindos hasta los mas feos, me sumergí en mi mente sin darme cuenta que Alegra estaba parada alado mío y que además de estar mirando el paisaje junto a mi sostenía mis manos.

La abrace sin pensar, como un acto espontaneo, una jugada de mi corazón y quise además descargar todo mi desasosiego en ella, toda la mochila pesada de tantos años en sus hombros, pero no pude otra vez el coraje y la amargura se adueñaban de mi, otra vez la incapacidad de sentir o mostrarme sensible se adueñaba de mi cuerpo.

Me gire nuevamente mirando otra vez el paisaje, pero lo que miraba no era realmente el paisaje sino a Alegra que tenia una dulce media sonrisa.

Quería sujetar su mano otra vez, mientras veía como caía el sol, sentí unas ganas enormes de sostener su mano.

Me sentía bien, me sentía diferente, sentía un vértigo en el estomago que no se puede comparar con el bungee jumping ni el paracaidismo, como cuando su mirada dulce se posa en mi y siento ese vértigo raro. Ahí fue que me di cuenta de algo, que me ¡había olvidado lo que era ser feliz!, había sufrido tanto y por tanto tiempo que había olvidado lo que era sentirme feliz un solo día, cuando todas las cosas te salen como las esperas

En un momento no pude evitarlo, deje de mirarla de reojo para mirarla completamente, pensé que no se daría cuenta ya que estaba absortan en sus pensamientos, cuando sus ojos negros chocan con los míos, para hacerme tiritar otra vez. Quise remediar mi error rápidamente y escapar de su mirada pero ella hablo, haciéndome paralizar.

Como puede ser que se haya dado cuenta que la miraba. Como puede ser que se haya animado a preguntarme “Porque me miras así”, es que ya ni siquiera tengo dignidad, no puedo ni disimular que estoy loca por ella si hasta en la mirada se me nota.

Mientras asustada evadía todas sus preguntas ella se acercaba a mi, en un momento dudo que iba a decir y callo, yo como curiosa que soy le pregunte insistente pero ella seguía sin contestarme. Se me quedo mirando unos segundos directamente a los ojos, como si quisiera decir miles de palabras y no pudiera articular ninguna, creo que esa mirada, esos ojos en esa tarde fueron los detonantes de las dudas que surgieron después. Nadie en mi vida me había mirado de la forma en que ella lo hizo en ese momento, no solo su mirada era dulce sino que era mas profunda de lo normal, mas seductora.

“me gustan tus ojos”, dijo pasiblemente sorprendiéndome, “son raros y me encantan” me sorprendió su respuesta, tal vez porque esperaba otra, pero me hicieron sonrojar, no se porque pero Alegra reprimía ese lado desinhibido que tenia, hacia que ahora todo me importara.

La verdad que ya me desconozco, ¿que mierda estoy esperando?, ¿Qué me diga si Francesca me gustas demasiado, estoy loca por vos?, por favor.

“sos hermosa” susurraron sus sensuales labios, paralizando mi cuerpo, haciendo latir a mil mi corazón y haciendo sudar mis manos. Sus manos en mis mejillas, sus ojos posados en mis labios, esta vez no podría contenerme y tampoco nadie podría interrumpirnos. Sentí un escalofrió recorrerme el cuerpo de pies a cabeza y temblé en el acto, sus manos estaban sobre mi rostro, sus ojos eran mas brillantes que la luz de las estrellas en una noche de verano.

Cerré fuerte los ojos, sin pensar en nada más que en lo que sentía, en los latidos de mi corazón agitado. Sentí mareo por unos instantes, sentí que mis piernas f

- Francesca- dijo casi en un susurro acercándose a mis labios- lo siento- dijo soltándome de golpe- Lo siento volvió a repetir con rostro acongojado.

- ¿Sientes que?- dije recomponiéndome.

- Siento lo de recién, es solo que yo…- se quedo mirando al suelo y me causo tanta ternura, ella una mujer tan segura, prepotente y pedante parecía tan abatida y sensible.

- No ha pasado nada- es mejor creernos el cuento de que ninguna siente esta atracción para que después no sea incomodo, pero la brecha ya estaba prendida, estábamos jugando con fuego y no se quien iba a parar antes de quemarnos.

- Si- dijo en un tímido susurro, siguiéndome la corriente.

- No ha pasado nada, además ¿tú amas mucho a Chloé no es así?- ya se, ya se que quiero sacarme un poco de culpa y que su rostro arrepentido me ayudo a ver la realidad, que aunque odiaba a mi hermana yo en la vida tenia códigos y uno de los mayores códigos en la vida es no sacarle la pareja a tu propia hermana.

- Si, la amo mucho- dijo con voz suave, como si lo dudara.

- Ya vez- dije con cierta nostalgia. Tratando de mirarla indiferente otra vez, pero desde ese día todo cambio.

Después de esa tarde no volvimos a hablar del tema, ni tampoco tuvimos momentos incómodos como esos otra vez, ella me había dejado conocerla como otra Alegra diferente a lo que mostraba su perfil de altanera y soberbia. Conocí muchas cosas de ella, como que era Argentina, que había migrado a Francia a los quince años, me había contado como había conocido a Chloé, los negocios de su familia, su ambición profesional.

Sin dudas había pasado los mejores días de mi vida, no solo la ayudaba a conocerme mas por mis gustos sino que ella también me dejo conocerla, todavía recuerdo como me sorprendió visitar por segunda vez en mi vida un museo y que por primera vez que este me gustara, como cuando ella se recostó en mis piernas debajo de ese árbol frente a la galería de artes, su rostro sereno no se borraría de mi mente jamás o la noche que fuimos a un bar y un chico se me acerco en plan ligue y Alegra se puso roja de los celos. Tampoco olvidaría el miedo que le dio hacer rappel y menos que menos olvidaría la última noche que pasamos en Marsella, ya que esa noche se quedo grabada como fuego en mi mente.

Ella me cambio por completo, cambio mi forma de pensar y me enseño a vivir por una razón. Todavía sentía miedo, todavía tenía inseguridad, tenía mucho pero mucho miedo de enamorarme de ella, es que cuando jamás lo sientes por primera vez es diferente, como cuando una mujer experimentada le miente y seduce a una niña de quince años, claro que esta caería. Pues yo hice y di todo de mi para no caer en la tentación y para no sentir el cosquilleo molesto de mi estomago, pero no pude evitarlo, podría usar la excusa de que es mi primera sensación diferente, pero a quien engaño, yo no soy ninguna niña ingenua, es mas creería que tengo mas calle que Alegra, y aún así, caí, caí como una boba.

Pero nuestros tiempos no eran eternos y aunque nos olvidamos de muchas cosas por disfrutar de los bellos momentos que nos regalaba Marsella, no podríamos olvidar que también teníamos una vida más allá de todo lo que vivimos en Marsella.

Me costaría regresar y no quedar con secuelas de estos días gloriosos, pero la vida es cruel y hay que aceptarla. Ahora es cuando envidio a mi hermana, ella la puede tener todos los días del año, ella puede amanecer junto a esa diosa de ojos alegres, ella puede… no quiero decirlo.

En nuestra ultima noche en Marsella, Alegra me llevo a un restaurant para mi sorpresa no era de esos lujosos ni de alta sociedad, sino que era un simple restaurant con vista al mar.

Al principio no dijimos nada, solo nos mirábamos a los ojos y nos reíamos de la ocurrencia de las personas alrededor.

Estaba preciosa, mas linda que siempre, sus ojos esa noche brillaban mas que las estrellas en el cielo despejado. Su sonrisa era mas radiante que de costumbre.

En un momento de la noche me sentí ruborizada, sus ojos estaban clavados en mi, pero su mirada era diferente, era dulce, como si quisiera decirme miles de palabras y se las estuviera conteniendo.

Pedimos la cena, mientras yo escuchaba como Alegra hablaba sobre la vista que nos regalaba el lugar.

- Y dime, que harás cuando termines el secundario- pregunto con cierto interés.

- No me hablabas de la playa y ahora sales con esto- dije burlona-

- Tengo mis arranques- dijo con tono irónico y el rostro gracioso- Pero bien, ahora contéstame-

- Me hare modelo, como Chloé- dije poniéndome un dedo en la boca y el rostro típicos de las bobas de playboy- Jaja, pero ni loca, no se todavía-

- Oye eso no es gracioso- dijo frunciendo el ceño.

- Bien, esta bien- dije sin dejar de reír- No se que quiero seguir, nunca me puse a pensar que quería ser, tal vez no tengo tanta ambición como las demás personas, como tú-

- No te confundas, yo no comencé esta carrera por ambición- dijo tajante

- Pero, te segaron o no- dije expectante

- Como te explico…- dijo antes de tomar una breve pausa- Yo comencé la carrera política por puro gusto, tenias sueños, metas como todos, pero con el tiempo me di cuenta que no todo se puede, que yo sola no puedo cambiar nada y eso seria arriesgar la vida de los que están a mi alrededor, y eso si que jamás me lo perdonaría-

- Como lo hizo mí- antes de terminar la frase caí que estaba a punto de confesarle algo muy importante a Alegra y me detuve en seco.

- ¿Como quien?- dijo con tono de extrañeza-

- Nadie- dije desinhibida- Mejor cuéntame, como esas lacras te cambiaron el pensamiento.

- A través que pasaba el tiempo y veía como se movían todas las fichas y que a algunos no les importaba pasar por la cabeza de otros con tal de lograr sus objetivos cambie a un perfil más cauteloso.

- Yo no entiendo- dije serenamente- Como es que siendo de una familia millonaria hayas entrado en un terreno tan peligroso, ¿es que querías tener más dinero que el que tienes o es el poder?

- Jajaja, en realidad, me gusta mucho la política- dijo entre risas- Pero es verdad, tengo mucha ambición, pero laboral- dijo volviéndose mas seria- ¿Y entonces a ti que te gustaría ser?

- No se, y no quiero pensarlo todavía, no me gusta calcular nada en mi vida, no soy como tú-

- A veces es bueno planearlo todo- tomo una pausa para beber el agua que había pedido- Digo, para que las cosas te salgan bien.

- Oye- dije retándola con la mirada- ¿En el amor todo se puede planear también?

- Creo que si- dijo sin bajar su mirada- ¿Tú que piensas?-

- Pienso que no, sino creo que hay muchas personas que se ahorrarían tantas lagrimas en vano-

- ¿Crees en el amor Francesca?- indago dulcemente.

- No- mentí, pero creo que no me salió bien, ya que ella lo vio en mis gestos.

- Yo tampoco creía en el hasta que- no termino la frase y de repente bajo su mirada.

- ¿Amas a Chloé?- me adelante, necesitaba saberlo, esa pregunta que se repetía insistentemente en mi conciencia a cada momento antes de dormir.

- Se puede decir que si- dijo en un tono muy bajo y pude ver la melancolía en sus ojos- Tal vez no como antes, pero si la quiero.

- Me han dicho que querer y amar es diferente- dije insistente, ¿Qué era lo que necesitaba escuchar, un No, para poder acostarme con ella?-

- Ella se ha vuelto una persona muy posesiva, muy demandante, muy celosa y eso me estresa- me confesó mientras tomaba otro sorbo del agua- Antes era todo diferente, antes me escuchaba, antes era una mujer sencilla con la que podías hablar de miles de cosas que no sean solo de moda y farándula. En realidad todo eso pasaba desapercibido para mi, pero ahora veo todo de forma mas intensa- dijo suavemente

- Te aseguro que esa es la verdadera Chloé-

- ¿Y vos porque la odias tanto?- pregunto altanera.

- Porque es insoportable- dije tajante- Y todo lo que es ahora siempre lo fue.

- Ustedes son muy parecidas físicamente- dijo mirándome fijamente con esos ojos penetrantes que me hacían paralizar- Tienen las cejas, los ojos y la nariz iguales, aunque vos tenes los ojos tristes, creo que en esos parecidos han salido a su madre- dijo pinchando mis defensas.

- ¿Y tu como sabes que nos parecemos a mi madre?, quiero decir, ¿Cómo sabes como era mi mamá?- dije nerviosamente.

- Salgo con tu hermana, no debería ser novedad que ella muchas veces me haya mostrado sus fotos- dijo desinhibida-

Me sucedió algo muy extraño en ese momento, tal vez fue con un flash back que golpeaba mi mente. Recordé el sueño en el viaje, de las palabras de mi madre

“ Jamás reniegues del amor mi pequeña, el amor cura las heridas mas profundas de aquí- dijo colocando una mano en mi pecho.”

¿Es que el destino te preparo para mi Alegra?, o fui yo ya que me cole en tu vida, porque tu al parecer parecías tenerlo todo bajo control, una carrera prestigiosa en ascenso, una novia ideal de esas que aunque no quiera decirlo tengo que aceptarlo, muchos la mirarían como el prototipo.

¿Y ahora que diosa de ojos negros, solo te queda morderte el labio inferior y mirarme de esa forma por no poder decir todas las palabras que deseas?

Ser una basura, una persona egoísta y rebelde, pero para mi en la vida existen códigos y ella, esa mujer con la que duerme, esa mujer que te puede besar y abrazar es Mi hermana.

Nos quedamos en silencio mientras cenábamos, todo era especial y nos hacia mas vulnerables y sensibles, el ruido de las olas chocando con las rocas de la playa, la suave música que sonaba del restaurant al aire libre, sus ojos que no dejaban de examinarme, que no hacían mas que erizar mi piel.

Que pecado habré cometido en otra vida, para tener que sentir esto que por primera vez me regalaba la vida con alguien tan imposible.

- Es eso lo que tanto te duele- dijo despertándome de mis pensamientos.

- ¿Qué cosa?- dije mirándola

- Tus ojos, tus acciones, tu mirada, es todo triste- dijo mientras acariciaba su copa-¿Todo este tiempo haz estado sufriendo por tu mamá no es así?- dijo todo esto de forma tan suave y tan dulce que en ese momento casi pierdo la compostura y lloro desconsoladamente.

Me quede sin poder articular ninguna palabra, sin poder creer como ella había entrado en mi vida y en mi mente en tan poco tiempo, sin dejar de reprocharme como la había dejado vencer el muro de mi alma, todo en ese lapso de tiempo en que no me di cuenta de nada a mi alrededor.

Cuando levante mi mirada me encontré otra vez con sus ojos, que esta vez estaban expectantes, esperando una respuesta que jamás se la daría, a ella ni a nadie.

- A veces volverte introvertida no te ayuda, sino que hace que canalices todo tus sentimientos en acciones, a veces malas- continuo hablando, sin dejar su tono dulce y paciente- a mi siempre me pareció ridícula esas personas que dicen, “tienes que contarlo todo, porque si no lo haces eso te consume”, tal vez ellos tengan razón o simplemente lo hacen por interés, pero nadie puede ayudarte mas que vos misma, nadie puede, puedes guardártelo todo, y sufrir en silencio, pero siempre todo tiene una consecuencia y eso hace que explotemos con terceros o bien, puedes tener el poder de esas personas de sufrir en silencio y simplemente en silencio, fingiendo que no les duele nada, mientras la soledad los consume-

- Calla Alegra- dije tajante, ya no quería escucharla, no deseaba escucharla más.

- No tenes que sentirte triste- dijo acariciando mi mano- No tenes la culpa de nada.

- Te dije que te calles Alegra- dije ya fastidiada.

- Algún día, vas a bajar ese muro de mil metros y ahí podremos hablar, y te vas a dar cuenta que no estas sola en este mundo y hay gente a la que le importas- dijo pasiblemente, pensé que con su carácter se iba a enojar pero no fue así.

Después de esa conversación todo se volvió tenso, tenia miedo de mover un dedo y de que ella volviera a hablar, tenia miedo de que llegara a conocerme aun mas, todo en mi era confuso, ¡todo es confuso desde que te conozco Alegra! Ella por su parte cenaba en silencio, mirando el gentío y a la banda sonora, que empezó a pasar música y algunas personas se ponían en el centro para bailar.

- Mira esa pareja- eso sonó casi a un murmullo- Son muy tiernos- decía en dirección a una pareja de viejitos que bailaban latino juntos-

- Como se puede- dije entre risas- ¿Como se puede durar tanto con una persona, es que no te cansas?-

- Creo que cuando el amor es verdadero jamás cansa- dijo volteándose y mirándome directamente, esa mirada me mato, erizo toda mi piel y aumento mi frecuencia cardiaca, sentí sus palabras mías, como si fuesen para mi- Has escuchado alguna vez esto.

- ¿Qué cosa?- le seguí la corriente quería apaciguar un poco la tensión.

- En el libro el banquete, en una parte hay un filósofo que da su punto de opinión sobre el amor, creo que su nombre es Aristofane- dijo pasientemente- él pensaba que los humanos estaban pegados en pares y que existían tres sexos: el masculino (masculino-masculino), el femenino (femenino-femenino) y el andrógino (masculino-femenino).

- ¿Y eso que tiene que ver?- dije burlona

- Espera que termine- dijo serena- Pero como los hombres eran arrogantes Zeus los castigó cortándolos por la mitad de forma que quedaron sólo dos sexos la mujer y el hombre, separados. El en la mayoría de su dialogo sostiene la idea de la media mitad que fue separada por Zeus, una vez que el hombre o la mujer encuentra a su media mitad que fue separada no se puede separar de ella. Ya que volvemos a convertirnos en un solo ser del que fuimos separados, y si no la encontramos la seguimos buscando hasta que la encontremos. Por ejemplo si vos estuviste pegada con una mujer buscaras en las mujeres a tu mitad, solo en las mujeres, encontraras en placer y solo una mujer será la mitad de la que fuiste separada.

- Es muy interesante- dije inmutando una media sonrisa- Pero yo no creo en el amor.

- Tienes razón, me olvide- al decir esto de inmediato su sonrisa se desvaneció, parecía que mis palabras la habían decepcionado.

- Y antes que digas algo mas, nunca creeré en el amor- se que todavía estábamos confundidas y si la hacia pensar que no me pasaba nada con ella tal vez lograría decepcionarla.

- Tal vez- dijo vacilante.

“Mientras menos me digas cosas lindas mejor.” Pensé.

Después de terminar la cena y reírnos de forma amistosa de cómo bailaban las demás personas, Alegra me invito a dar un paseo por la playa.

No me negué, ya que siempre me había gustado sentir la arena sobre mis pies y la brisa del mar chocar con mi rostro.

Era bastante tarde cuando decidimos dar el paseo, fuimos en silencio, sin decir nada, Alegra estaba absorta en sus pensamientos, mirando desinhibida el movimiento de las olas y yo por mi parte, solo veía mis pies jugar con la arena.

- Nunca me ha gustado la arena- dijo rompiendo el silencio.

- ¿Por qué?, a mi me encanta.

- Te ensucia los pies- dijo al tiempo que las dos reíamos.

- ¿ Y a ti que es lo que te gusta entonces?- pregunte con una media sonrisa.

- El vestido que llevas ahora mismo- dijo poniéndome otra vez nerviosa- Te hace ver muy elegante- dijo posando sus ojos negros sobre mi cuerpo, me miro de la misma manera de la mañana cuando hicimos bungee.

- Elegante como Chloé- dije coquetamente.

- Mas hermosa que Chloé- dios mio, dijo esto de manera tan seductora que casi caigo en ese preciso instante, la curvatura de sus labios, la expresión de sus ojos-

- Si tu lo dices- dije desinhibida como si no me interesaba lo que ella decía- Y a mi también me gusta tu ropa, muy elegante, tienes buen gusto Alegra- decía mientras hacia gestos gracioso, la verdad es que estaba divina, un short-vestido de gabardina blanco, unas botas rockeras que adivinaría que le habían salido mas de tres mil euros, por la exclusividad de la misma y un sobrero de moda- Lastima que es blanca- dije entre risas

- ¿Por qué lastima?- dijo sin entender.

- Porque se ensucia fácil- dije mientras le arrojaba arena y me echaba a correr.

- Ya veras- se escuchaba su voz detrás- ya vas a ver-

- Cuando me alcances ya estaré devuelta en el hotel.- decia esto mientras la miraba agitada corriendo tras mío.

- Eiiiiiiii- grito y me gire al verla- te vas a chocar con- dijo al tiempo que yo tropezaba con una roca mediana.

- Auchhhhhhhhh- grite, mientras me abrazaba la pierna, me di cuenta que me habia golpeado la rodilla, no era severo el golpe sino que un simple golpe.

- Estas bien- dijo colocándose delante de mí.

- Si- dije con una mueca de dolor.- No paso nada-

- Estas segura, mira que sangra- dijo acariciándome la cabeza.

- Que si Alegra, no soy una niña- dije mosqueada.

- Bueno, que tengo la culpa yo- dijo ella sentándose alado mío visiblemente molesta.

Nos quedamos en silencio unos minutos, yo molesta por mi torpeza, por mi confusión, por todo y ella por mi actitud.

No nos mirábamos, no nos hablábamos, solo escuchábamos el ruido de las olas. Me gustaría tener el poder leer la mente, así tal vez podría adivinar que se esconde detrás de esos ojos tan seductores e intrigantes.

Ella se acostó en la arena. Mientras miraba las estrellas.

- Pensé que no te gustaba la arena- dije para suavizar el ambiente.

- No me gusta ensuciarme- dijo pasiblemente, tal vez ya se le había pasado el enojo.

Al tiempo su mirada se clavaba otra vez sobre mi, era la misma mirada del puente, dulce sin rencor, sin ira, con sus ojos sublimemente brillantes.

“no me mires de esa forma por favor”, ya no lo hagas, si lo sigues haciendo Alegra ya no habrá confusión y sucederá una tragedia.

- Mira- dije señalándole el cielo, como buen cobarde huyendo de lo que me hacia perder el control.

- Están hermosas- inmuto con una sonrisa- Cual te gusta mas-

- Esa- señale a una que brillaba mucho.

- ¿Quieres que te la regale?-

- ¿Eso se puede?- dije intrigada.

- Claro que si- dijo entre risas- Todo lo que quieras yo puedo darte- dijo al tiempo que su sonrisa se desdibujaba y su mirada se volvia a posar sobre mi, esta vez en mis labios.

- No me haz dicho cual te gusta más- otra vez necesitaba rehuir a su mirada, que aunque fingiera que no me hacia daño me taladraba el corazón y los sentidos, me hacia sonreír estúpidamente y hacia que mi corazón latiera desbocado.

- Esa me gusta- dijo señalando a una- Pero te aseguro que esa y todas las demás estrellas se sienten avergonzadas hoy, ¿sabes porque? –

- ¿Por qué?- dije nerviosamente.

- Porque tus ojos verdes brillan más que ellas esta noche- dijo tocando con un dedo mi mentón.

Lo siento lo intente pero no puedo…

No puedo fingir que no siento nada.

No puedo fingir que su mirada me estremece

No puedo fingir que no me interesa.

No puedo fingir que ella me enloquece.

Pero en este mismo momento, no puedo fingir las ganas que tengo de besarla.

No pestañee,actue por impulso, por lo que dictaba mi corazón, mi corazón que latia rápidamente como nunca y mi estomago que no me daba treguas, ese vértigo insoportable. Tal vez cometia el peor error de mi vida, pero ya no podia soportarlo, tenia que besarla aunque mi orgullo y mi dignidad se fueran en ellos.

- Alegra- dije al tiempo que sujetaba su nuca y la besaba, con el deseo descontrolado de hacia semanas, con estas ganas insoportable de tener algo así de ella.

Ella no me rechazo, me beso de la misma forma, pero fue ella también quien le dio dulzura a este beso apasionado.

Ya no habían dudas, con este beso, los vértigos aumentaban y mi corazón latia aun mas rápido, mi mente parecía relajarse y tranquilizarse, sentía como si mi cuerpo fuese a volar del placer y la felicidad de haberla besado.

Pero cuando metió la lengua dulcemente, con cierto miedo en mi boca, me sucedió algo muy raro.

En mi mente vino una imagen de hace mucho tiempo, cuando unas niñas me molestaban y Chloé las espantabas, ya que Choloé siempre fue respetada por todos desde chica.

Fue allí que la culpa resurgió de mi cuerpo, mi conciencia, como si me golpeada en la cara la culpa de estar haciendo algo indebido.

Empuje fuertemente a Alegra y corri envuelta en lagrimas con esa imagen de Chloé defendiéndome de esas niñas que querían sacarme mis muñecas, con la imagen repetitivamente de Chloé abrazandome despues.

- ¡¿DIOS QUE HICE?!- dije mientras corria sin rumbo, sin pensar en que pensaría Alegra por mi reacción.

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Francesca II (parte 1)

Francesca II

parte.

“Atracción irremediable”

Alegra:

Justo cuando estaba a punto de cometer el peor error de mi vida, suena mi celular para despertarnos de nuestro trance.

Ella como despertando del embrujo en que estábamos sumergidas se levanto de la cama como inerte.

Observe el móvil era Chloé, sentí inmediatamente la culpa emergerme en la conciencia, ¡estaba a punto de serle infiel a mi novia de tres años y además con su propia hermana!-

- ¿No piensas contestar?- su voz era rígida.

- No- dije examinando por última vez el celular y apagándolo.

Nos quedamos en silencio durante varios minutos, sentía su mirada penetrante examinarme. Como me incomodaba esa situación, me perturbaba no poder tener el control de la situación y todavía seguía culpándome por dejarme llevar por un impulso y casi besarla.

Yo no era así, siempre controlaba cada uno de mis movimientos, siempre actuaba con la cabeza.

- ¿Y que esperas para irte?- dijo con un tono serio que me asustó.

- Me voy pero con vos- dije parándome de la cama.

- ¿Qué no entiendes?- dijo frunciendo el ceño- No voy a regresar.

- No voy a volver sin vos- dije alzando mi voz.

- Entonces tendrás que esperar muuuchooo tiempo. Pero fuera de esta habitación- dijo empujándome del lugar- Y de este lugar- trataba de echarme del cuarto.

- Espera- dije entre risas, girándome y sujetando sus hombros- La que no entendió sos vos- me acerque tanto que nuestros rostros casi se pegan, sentía su aliento, su nerviosismo- No me voy sin vos- la desafié con la mirada.

Me causo tanta gracia su rostro enardecido, rabioso. Entro a la habitación enojadísima y al poco tiempo salió con un bolso.

- ¿Por qué tienes que estar en todo momento para arruinarlo todo?- exclamo fastidiada.

- Porque te cuido- dije dulcemente.

- Cuidas tu trabajo- dijo caminando rápidamente hacia el corredor.

- ¿A dónde vas?- dije caminando torpemente detrás de ella.

- En donde no te vea- dijo dándome la espalda y caminando apresuradamente.

Caminaba tan rápido que casi tenia que trotar detrás de ella. Al llegar a la recepción la señora me entrego las llaves del auto y me señalo cual era.

- ¿Cómo mierda lograste entrar a la habitación?- dijo cuando ya estábamos fuera del hotel.

- Yo siempre logro lo que quiero- tenia ganas de vacilarla, no sé por qué pero se veía tan sexi con las mejillas coloradas.

- ¿Ha si?- dijo desafiante.

- Si- le conteste altanera.

- ¡Pues! esta vez no- dijo echándose a correr.

- ¡Por favor!- dije mientras apretaba de indignación mis dientes y corría tras ella.

Obviamente que con lo lenta que era para caminar y correr jamás la alcanzaría.

- Francesca, tengo asma- gritaba tras ella- Francesca para.

Ella seguía y seguía corriendo mientras yo cada vez quedaba más atrás de ella.

- Francesca- grite al tiempo que ella giraba y yo actuaba mi desmayo.

¡Si le importo va a volver!, fue lo que pensé, y no me equivoque ella volvió y al darse cuenta que mentía me pego una patada que si no me hizo desmayar en ese entonces fue por pura suerte.

- Ahiiiiiiiii- grite con el rostro descompuesto.

- Ya basta- dije levantándome mientras presionaba mi estomago- ya me canse de ser tu niñera- dije totalmente fuera de mi por el enojo que tenia- Quería ser amable, pero no sos mas que una pendeja idiota tratando de llamar la atención, por tu culpa hace tres días que no duermo bien, estoy sucia, sudando y cansada ya me tenes cansada, ya no te soporto-

Ella se tragaba en silencio todo mi sermón mientras la jalaba hacia el auto.

- No sos más que eso una pendeja idiota, tratando de llamar la atención- Juro que no pensé en todas las palabras que dije, solo salieron con la intención de herirla, de hacerla saber mi rabia en ese momento.

Cuando mi rabia ceso, pude comprobar en su rostro el enojo, mezclado con la rabia, pero sus ojos estaban vidriosos a punto de llorar. Nunca antes había estado tan enojada que hasta la situación se me iba de las manos, no sabia que hacer o como comportarme.

Subimos al auto en silencio, mientras sentía mucha culpa y tristeza. Ella estaba con los ojos vidriosos mirando fuera del auto, dándome la espalda.

Francesca era una chica ruda e impulsiva pero tenia un lado sensible que solo a mi me había mostrado.

Maneje unas cuadras con un sentimiento punzante en mis entrañas, quería morirme en ese instante, ni cuando me peleaba con Chloé había sentido una emoción similar, esa sensación de culpa y tristeza a la vez que me invadía.

- Perdóname- dije casi en un susurro tratando de sonar lo mas dulce posible- Soy un monstruo Francesca, siento lo que te dije yo… No quise decirte todo eso-

Ella seguía sin mirarme ni dirigirme la palabra.

- A veces no puedo contralarme y digo cosas sin sentido pero no quiere decir que eso sea lo que yo pienso de vos-

- Todo es verdad- dijo en un susurro que rompió mi corazón. ¿Por qué soy tan cruel?

- Claro que no es verdad- dije en tono meloso- Tal vez a veces sos insoportable, pero creo que tu forma de ser tiene una razón también.

- Soy todo lo que dijiste y no me importa…- su voz sonaba rígida.

- Si te importa lo que pienso- dije adelantándome a sus palabras- Si no fuera así no tendrías ese rostros y esos ojos verdes vidriosos-

- ¿Quién te garantiza que no estoy actuando?- dijo mordiéndose el labio inferior y mirándome con desprecio.

- ¿Por qué te haces la dura conmigo?- me anime a decir, buscando con temor su mano…temor al rechazo.

- Yo soy así Alegra- por primera vez le escuche decir mi nombre y sonó tan sensual en su voz y tonada parisina- Y ya te dije que jamás cambiaria por nadie.

Suspire profundamente, resignada, sabia que cuando ella quisiera abrirse conmigo vendría de su propia cuenta, sin forzarlo ni tampoco apurarlo.

- ¿Qué tengo que hacer para conocerte?- ya se que me estoy arriesgando, que puedo perder mi trabajo, que mi novia puede aniquilarme y sermonearme. Pero algo me decía que tenia que arriesgarme y por primera vez actuar con lo que dictaba mis impulsos o en este caso mi corazón y no con la mente fría como siempre lo hacia.

- No hay posibilidad de ello- dijo secamente como siempre.

- Dime- dije casi en tono de suplica- Tiro los guantes, si te decepciono te prometo no perseguirte mas y decirle a tu papá que no puedo seguir de espía; pero tal vez te sorprenda- dije segura de lo que iba a hacer- O tal vez te decepcione, pero lo que es seguro es que no quiero seguir jugando al policía y al ladrón con vos.

- Esta bien- dijo inmutando un enorme y largo suspiro- Déjame quedarme en Marsella entonces- tomo una pausa para pensar seguramente en que diría- Quedémonos en Marsella entonces, por unos días-

- ¿Estas segura?- dije sin poder contener mi felicidad, ¿Pero de que diablos me sentía feliz?

- Si Alegra- dijo haciéndose la desinteresada, pero yo sabia que también estaba emocionada.

Esa noche nos alojamos en el hotel de un amigo mío. No sucedió nada fuera de lo común, al llegar me bañe me cambie y ella hizo lo mismo. Francesca al parecer estaba tan cansada que apenas asearse se fue directamente a la cama.

Mientras me terminaba de secar el cabello miraba su cuerpo que dormía plácidamente en la cama y me daba la espalda.

Sentí unos deseos enormes de acurrucarme a su lado, pero después de caer en cuenta de lo estúpida que era esa idea me di la vuelta y me fui al sofá.

Fue allí que en la soledad recordé que tenia una novia y que seguramente estaría muy preocupada por mi.

Tome el móvil y marque a su celular.

Después de unos segundos me contesto.

- ¿Amor como estas?- su voz era pasible como siempre.

- Bien ya la encontré-

- ¿Y cuando regresan?-

- Mm este- empezaba a sentir calor- cuuaandoo- No podía hablar me estaba ahogando de los nervios

- ¿Cuando?- su tono sonó expectante y fuerte.

- Eeeh tu hermana no se quiere ir amor- por Dios que dominada era a veces-

- ¿Qué?- se escuchaba un fuerte grito en el celular.

- No grites que me aturdes, eso mismo voy a tratar de convencer a Francesca para irnos porque ella se niega-

- Entonces te la traes de los pelos, no voy a permitir que te quedes allá solita mas de dos días-

- Que no amor- trataba de sonar lo mas calmada y dulce posible- Que tengo que ganarme su confianza, no deberías dudar de mi amor-

- No dudo de Francesca, claro que no, pero quien sabe que harás por allá sola-

- Nada Chloé, que no entiendes que tu hermana no quiere ir a Paris todavía y que si la llevo por la fuerza me va a odiar aun mas de lo que ya lo hace, necesito ganarme su confianza- lo dije todo casi sin vacilar, odiaba sus escenitas de celos y mas aun porque nunca le di razones para desconfiar de mi.

- Esta bien amor, pero no te enojes- su voz esta vez sonaba dulce- ¿Cuantos días te quedaras allá?

- No lo se amor, todavía no he hablado en frio con Francesca, en cuanto las cosas se pongan mas tranquila seguramente que lo haremos y te diré, pero mas de una semana no me quedo-

- Esta bien amor- dijo mientras suspiraba.

Seguimos hablando de cosas triviales, de cómo había estado su día, de que una de sus modelos se lastimo, de que no llegaba un vestido de milano. No le conté de la discusión que había tenido con su hermana. Nos quedamos hablando hasta altas horas de la madrugada hasta que sin quererlo me quede dormida con el celular en el oído escuchando las tonterías de Chloé.

Al día siguiente me despierto por unos golpes de la puerta. Era el servicio de catering, pasaron dejaron el desayuno y así como vinieron se fueron.

Yo aun media dormida no me di cuenta de la hora ni en donde estaba hasta como de inercia me levanto de repente del sillón.

- Puta madre Francesca- dije tocándome la cara tratando de despertarme.

Camine rápidamente hacia la habitación pero no había nadie, mi corazón latía tan rápido de la desesperación que no me di cuenta que todavía yacía ahí su bolso de ropa y una nota en la cama, hasta que después de dar varias vueltas agarrándome la cara lo vi.

“Si quieres conocerme entonces quiero que conozcas que cosas me gustan, cuando despiertes dirígete a esta dirección……….” Francesca.

“Que esta no sea una de tus travesuras Francesca porque esta me la pagas” me dije a mi misma mientras tomaba la nota y apurada me cambiaba.

Salí del hotel cerciorándome que no me olvidaba de nada, el móvil lo mas importante ya que había prometido a Chloé llamarla y las llaves del auto alquilado.

Les pregunte con paciencia a la señora de la recepción sobre la dirección que me había escrito Francesca, quedaba mas o menos a un kilometro del hotel y al parecer no quedaba en la metrópoli de la ciudad.

Todo esto me sabía algo raro, pero preferí confiar en Francesca, inocentemente pensaba en que ella no me querría hacer mal y no me confundí.

Después de dar varias vueltas y confundirme con el GPS y preguntar a varias personas que veía por ahí me encontré con el lugar.

Era un pequeño picnic en donde había un puente donde pasaba un caudal de agua que servía para que varias personas se juntaran a hacer bungee jumping.

¿Cómo sabia que ahí se hacia bungee jumping? El letrero era muy obvio “Saut à al'élastique club” Club de bungee jumping.

Desde lejos al aparcar el auto pude verla, se veía preciosa con el casco y la ropa deportiva ajustada que marcaba perfectamente sus curvas y su cadera. ¡Juro por dios que no estaba mirando con otros ojos a mi cuñadita! Lo juro. Con razón no soy creyente.

¿Pero con esa diosa quien no se iba a tentar? Ninguna mujer que ha pasado por mi cama ha sido tan hermosa, con ese rostro angelical y esa mirada tan profunda y penetradora, además lo salvaje, lo salvaje la hacia tan pero tan sexi y sensual y lo que seria en la cama… ui uiiiii….

“- Alegra que te fumaste, esa chica que vez con esos ojos es Francesca” - pensé palpándome el rostro. No podía creer que estaba mirando con lujuria a mi propia cuñadita de seis años menos que yo.

Se acerco a paso sensual hacia mi en realidad creo que caminaba así pero como que había algo nuevo que se había despertado en mi después de verla con esa ropa ajustada que le quedaba tan sexi. Bueno en fin cada vez se acercaba mas, su rostro estaba tranquilo, como siempre estaba seria pero su mirada estaba serena.

- Pensé que no vendrías- dijo pasiblemente- Ya te estabas tardando mucho.

- Me desperté tarde y además no encontré muy fácil que digamos el lugar- dije detallando cada centímetro del paisaje verdoso que me regalaba Marsella- Es muy lindo el lugar-

- Si, ven- dijo haciéndome señas con la mano-

- ¿Qué haces con el casco Francesca?- dije caminando torpemente detrás de ella.

- Duuuh- se burlo de mi- Bungee Jumping que más-

- ¿Qué?- dije exaltada- Pero eso es muy peligroso, te puedes matar-

- Hablas como si nunca lo he hecho-

- ¿Y no te da miedo?- pregunte mientras una chica me entregaba un casco- No gracias- dije devolviéndole el casco a la chica.

- Vamos Alegra, estamos acá para hacer bungee jumping no seas aburrida- dijo recriminándome.

- No, me da miedo Francesca- ella me miro dulcemente mientras sujetaba mi muñeca.

- No vamos, ¿has hecho algo arriesgado en tu vida?- dijo mientras yo negaba perdida en su mirada penetradora- Entonces este es el momento de darle adrenalina a tu vida- “si vos supieras Francesca que vos me estas dando la mayor adrenalina que jamás sentí en toda mi vida y todo el tiempo”.

- Que tengo miedo- dije sintiéndome fastidiada esta vez por su risita burlona- Deja de reírte que no es gracioso-

- Esta bien- dijo riéndose, jamás la vi reírse y fue algo muy hermoso y que me contagio y también empecé a reír- Bueno, bueno- dijo volviéndose seria- ¿Entonces quieres lanzarte conmigo?

- Eeehh- dije torpemente- ¿Por donde?

- Que si quieres hacer bungee jumping conmigo-

- ¿Se puede lanzarse de a dos?- dije seguramente sonando con pavor

- Claro- dijo poniéndome el casco, al hacer esto tenia su rostro tan cerca que podía sentir su aliento pegarse en mi rostro, solo con ella perdía la cordura y la frialdad, solo con ella- Tranquila Alegra que no te voy a matar y no te vas a matar- decía entre risas- nunca la había visto tan alegre, tal vez es verdad ella necesitaba esto reencontrarse con las cosas que le gustaban para sentirse mejor.

Me coloco unas cintas cruzadas en mi cuerpo y una en mi cintura junto con un gancho. Ella también se puso la misma cinta.

- Pero si tu te tiras y vuelas y después vuelves en el aire y me golpeas- se que la pregunta es boba, pero lo vi una vez en una película de comedia y parecía dolerle al protagonista.

- Que vamos a bajar y yo te voy a abrazar, además el agua no es tan profunda y esta cinta esta bien reforzada- dijo tratando de tranquilizarme.

- Esta bien- accedí solo porque me iba a abrazar, ¡no! que digo accedí porque quería probar algo nuevo.

Nos paramos en una cabina alta del puente, ella detrás de mí, mientras yo sentía mis nervios y mis miedos a flor de piel ella trataba de tranquilizarme con sus manos en mi cintura.

- Tranquila, no va a pasar nada, yo estoy aquí- al escuchar eso mis mejillas se ruborizaron después de tanto tiempo y mi corazón latía agitado no por miedo, sino por sus manos abrazadas a mi cuerpo y su aliento en mi nuca y por esas palabras dulce que jamás creí que podría escuchar de sus labios.

- ¿Están listas?- decía una chica de ojos mieles que al parecer era la encargada del lugar.

- ¿Alegra?- dijo Francesca acariciando su aliento en mi nuca, algo que me produjo un leve estremecimiento e hizo que mi piel se hiciera de gallina.

Yo asentí con mi cabeza y la chica me coloco un gancho que conectaba con la soga de la cintura que estaba atada en el extremo de la cabina e hizo lo mismo con Francesca.

Cerré fuertemente los ojos, no podía moverme, tenía miedo, siempre fui una persona de tierra firme sin arriesgarme a nada y sin dudas con Francesca estaba viviendo emociones y cosas diferentes.

- Respira y no pienses- dijo esto a tiempo que me empujaba y caíamos.

No puedo describir la sensación de vértigo y adrenalina que sentí, mi corazón latía a mil por horas y sentía como un mareo inminente, después de unos segundos pude abrir los ojos y sentí el viento chocar con mi rostro, estábamos por tocar el agua.

- Aaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhh vamos a morir- grite mientras Francesca mas experimentaba me sujetaba mas fuerte y se reía, sentía su perfume, su rico perfume inundarme los sentidos y sus brazos darme seguridad. Podría morir así y no importaría. Cuando estábamos a varios metros de tocar el agua grite como nunca, pero no sentí mied,o no tenia miedo.

- Siente la libertad Alegra- decía alzando los brazos.

- Pero no me sueltes abrázame- dije con mucho pavor y nerviosismo.

- Vamos siéntelo- dijo agarrando mis manos con las suyas- Siente la libertad- dijo mientras alzaba nuestras manos al aire y caíamos otra vez.

Así juro que no me importaría morir una y mil veces es verdad además del vértigo y la adrenalina te sentís libre, libre como el viento que golpea tu rostro además de que la mejor combinación era su cuerpo junto al mío.

Cuando llegamos al fondo y sin haber tocado el agua (gracias al cielo) nos paso a buscar una lancha.

Fuimos nadando hasta llegar a ella.

- ¿Lo disfrutaste?- dijo mientras se quitaba el casco y dejaba al contraste del aire sus cabellos castaños sueltos.

- Ha sido fantástico, gracias Francesca- dije sin poder salir todavía de mi asombro.

- A mi también me gusto, siempre me gusta hacer esto- dijo esbozando una tímida sonrisa. Por dios era tan hermosa.

Nos quedamos en silencio mientras sentía su mirada penetradora en mi, solo el ruido de la lancha interrumpía nuestra armonía.

Que razón tenía ese chico Punk, Francesca tenía algo, ese algo que la hacía especial.

Al llegar a la orilla nos ayudaron a pararnos. Seguí los pasos de Francesca que subía rápidamente las escaleras hacia el puente otra vez.

- Francesca, gracias- dije sujetándole la mano y parando su paso- Jamás había vivido algo como esto-

- No hay de que- dijo inmutando una dulce sonrisa.

Paso algo muy raro e imprevisto, cuando ella subía uno de los cinco últimos escalones se resbaló y yo como impulso espontaneo la sujete mientras con mi mano izquierda sujetaba el caño que rodeaba la escalera.

Mis manos en su cintura, sus ojos clavados en mis labios, los míos en los suyos y a solo cinco centímetros de distancia, sentí su respiración entrecortada y vi como su mirada me pedía a gritos un beso, ese beso que nos perdimos en el hotel, ese beso que nos falta para calmar esta necesidad que esta naciendo de mi.

Me acerque tanto, sin pensar sin poder reaccionar a nada más que su perfume enloquecedor y a su mirada embrujadora, cerré los ojos y ya no pude pensar claramente. ¡Estaba a punto de besar a mi cuñadita y nadie ni nada podría evitarlo!, ya que la suerte estaba echada al vacio, no me importaba nada en ese momento y mi cuerpo actuaba por inercia, por una necesidad que no entendía.

- ¿Están bien?- gracias, gracias chica linda de ojos mieles.

De inmediato al escuchar la voz de la chica, me separe de Francesca como reaccionando y rechazando a la tentación. Es ahora que la culpa me colmaba los sentidos, estaba a punto de besar a Francesca por segunda vez y si no hubiese sido por un tercero ya lo hubiera hecho hacia tiempo. Pero existe algo divino que no quiere que yo cometa esa locura y lo agradezco ya que, no me puedo controlar, no puedo contra esta atracción inminente que tiene mi cuerpo hacia ella.

- Si- contesto Francesca volviendo a caminar delante de mi sin siquiera mirarme.

Le entregue el casco a la encargada mientras veía como Francesca saludaba amablemente a las pocas personas que estaban allí. Podría mirar embobada cada gesto de ella, cada movimientos, como se corría el flequillo y se lo acomodaba en la oreja, como hablaba sin darse cuenta que yo la vigilaba, como se secaba el sudor con el dorso de la mano, cualquier cosa era una excusa para verla embobada, aunque esta fuesen las mas insignificantes del mundo. Pero yo no estaba enamorada de ella claro que no, solo me gustaba y a quien no le iba a gustar si era hermosa, una diosa.

Camine hacia la entrada buscando mi auto hasta que una voz me detuvo.

- Señorita- dijo la chica de ojos mieles. Trotando para alcanzarme- Tome- dijo entregándome un juego de llaves, que eran del despacho y una del departamento.

- Uiii, gracias- dije mientras las recogía, ¿Pero en donde tengo mi cabeza?

- No hay de que- dijo regalándome un dulce sonrisa- Tome- dijo entregándome una tarjeta-

- ¿Qué es esto?- dije sonriéndole coquetamente

- Mi numero, por si quiere venir otra vez a hacer campus-

- Primero que nada- dije sonriente- Tutéame- tome una pausa- Y segundo obviamente que vendré-

- Teee esperooo- dijo un tanto nerviosa y tartamudeando - Te esperamos-

- Me gusto mucho, no pensé que seria tan lindo un juego tan extremo-

- Si, cada vez viene mas gente- dijo mas tranquila- No esperábamos tener en este día una visita tan linda- dijo coquetamente.

- ¿Lo decís por Francesca?- dije mientras reía y le señalaba desde lejos.

- No claro que no, lo decía por ti- esta mina me quería levantar.

- Y yo de camino acá jamás pensé que me iba a encontrar con una profesora tan linda- seria gracioso seguirle el juego.

- Pues ya vez- dijo con una sonrisa picara- Cuando quieras puedes venir a tomar clases de bungee gratis o a hacer otras cosas, la que tu quieras- ¿Eso sonó a insinuación?, a esta chica le faltaba más practica para poder levantar o para hacer de su seducción mas “elegante”. Era linda pero yo ya estaba comprometida.

- Lo tomo por hecho- dije mientras le guiñaba un ojo- ¿Cómo te llamas?- me olvide que no sabia su nombre.

- Lorenza- dijo en un tono seductor- ¿Y cuantos días te piensas quedar aquí?-

- ¿Cómo sabes que no soy de acá?- dije tranquilamente.

- Una chica tan hermosa como tú no pasaría desapercibida para mi- dijo coquetamente.

- Pero Marsella es gigante- dije burlona.

- Bueno, la verdad es que se quien eres, te conozco- dijo esbozando una dulce sonrisa.

- Pues no se si me quede mas días, tal vez si, ¿Por qué la pregunta?

- Pues, porque quería invitarte a salir esta noche o alguna noche- dijo esto corriéndose un mechón de su cabello.

- Este- dije sintiéndome incomoda por su mirada casi de suplica.

- ¿Puedes?- dijo dulcemente.

- Este yo, no se si- dije insegura.

- Vamos di que si, te enseñare lo lindo que es Marsella de noche- dijo sonando emocionada.

- Estaa- cuando estaba por terminar la frase su voz me retuvo

- Ella no puede- esa voz, esa tonada parisina- Ya tiene acompañante- dijo colocándose alado mío y apoyándose en mi hombro- ¿No es así Alegra?-

- Claaarooo- dije un tanto nerviosa.

- ¿Francesca esta es tu novia?- dijo la chica.

- No, es mi cuñada- dijo tajante Francesca-

- ¿Y entonces por qué te metes?-

- Porque es mi cuñada golfa, no te metas con ella, no te gustaría créeme que si mi hermana se enterada no te quedarían ojos para ver- dijo esto altanera.

- Me vale- dijo la otra sin quedarse atrás- Tu no tienes porque meterte.

- ¿Qué te vale que?- dijo Francesca acercándose a la chica con violencia.

- Eiii- dije sujetando a Francesca- Discúlpala Lorenza creo que Francesca se puso densa otra vez- dije mientras la cargaba a la fuerza al auto- Nos vemos.

- Llámame- me gritó mientras yo forcejeaba con el cuerpo de Francesca.

- En tu puta vida lo va a hacer- le grito Francesca, me sorprendió su actitud, jamás la había visto en una posición así, parecía estar celosa, pero tal vez la verdad es que quería corregir mi actitud y defender a su hermana.

- ¿Qué te pasó Francesca?- dije ya en el auto.

- ¿Qué me pasa que?, ¿Qué te pasa a ti?- dijo sumamente molesta- Tirándote a la profesora de bungee jumping-

- ¿Es que hay algún problema?- dije sin contener mi risa por sus cachetitos colorados.

- ¿De que te ríes idiota, quieres que le cuente a Chloé?- dijo hablando más acelerado.

- ¡Que no Francesca!- dije entre risas- ¿Solo que no vez que le seguía la corriente?

- ¡Si claro!- dijo dándose la vuelta.

- ¿Aun así ese es tu problema?- dije tratando de vacilarla- ¿Estabas celosa?

- ¡Pero por favor!, ¿de ti?- se rio exageradamente- Pero ni en tus sueños.

- ¿Entonces?- dije aun entre risas- Tu con tu hermana no hablas, no sabes nada de ella y apostaría que no te importaría que yo le estuviese metiendo los cuernos si no te gustara- ¿para que engañarme, esto no lo hice para picarla, sino que para tener algún indicio de que si ella gustaba o no de mi, pero claramente estaba soñando demasiado alto.

- ¿Escuchas lo que dices Alegra?- dijo dándome un leve golpe en el hombro- ¿Soy tu cuñada mujer, podrías dejar de tratar de levantarte a todo lo que tiene dos tetas?- se puso roja de furia. Sus ojos me miraban fijamente, sin bajarme la mirada y sus cejas estaban enarcadas. Me encantaba, me gustaba muchísimo, fastidiarla hasta poner su rostro colorado de la rabia, pero esa es su culpa por enojarse tan fácil con la gente.

- Esta bien, era solo una broma no te pongas así- dije acariciándole la mejilla, acto que ella rechazo.

Estuvimos varios minutos en silencio, mientras yo tarareaba una canción y ella miraba como de costumbre el paisaje de la ventana. Pagaría por saber que pasa por su cabecita, por descubrí que la hace ser así, tan diferente a las demás, tan salvaje y espontanea.

Creo que eso es lo que me gusta de Francesca, que sea diferente, que sea el polo opuesto a su hermana, que se arriesgarse a sentir emociones extremas, con Chloé todo es recto y calculado, todo es aburrido y monótono, pero creo que yo también soy así y es por eso que hemos durado tanto tiempo.

Jamás tuve la necesidad de cambiar algo en mi vida, me gustaba todo así, perfectamente calculado y lo tenia todo, todo hasta que ella llego. Una mujer que no amaba con locura pero la amaba y la tenia por las noches para abrazarla, un trabajo digno, una familia que me apoyaba.

Creo que jamás pude ver mas haya de las cosas vanas de mi vida. Hasta que conocí a Francesca, un animalito que no le importa chocar con las paredes para hacer lo que desea y sentir la libertad.

- ¿A donde quieres ir ahora?- dije en tono dulce para suavizar un poco las cosas.

- Quiero andar en moto- dijo con los ojitos verdes brillantes, me dio tanta ternura-

- ¿Por qué te gustan las cosas peligrosas?- dije con una media sonrisa.

- ¿Y tu porque eres tan aburrida y metida?- dijo serenamente.

- ¿No es así como se debe ser?-

- No, te voy a enseñar en estos días a divertirte- dijo regalándome una hermosa sonrisa.

La lleve al hotel, nos cambiamos, comimos algo y salimos al lugar que ella quería.

- Espera- me dijo cuando estaba a punto de subir al auto.

- ¿Qué?- dije extrañada.

- ¡Que vamos en moto!- dijo risueña

- ¿Que?, no- dije tajante volteándome otra vez para abrir la puerta del auto.

- Porfa- dijo sujetando mis manos con voz de suplica y rostro del gato con botas, intente negarme, pero mis piernas y mis sentidos flaquearon y no tuve mas remedio que hacer lo que ella deseaba, ella simplemente me podía.

- Está bien, ¿donde pretendes que alquile una moto?- dije haciéndome la molesta.

- Mira- dijo haciéndome un ademan con la mano- No tonta, para el otro lado- dijo señalándome- detrás de ti a la izquierda.

Ahí vi una moto roquera amarilla y negra con dos cascos en los asientos, entendí porque llevaba la chaqueta negra motoquera, aunque le quedaba lindo y reflejaba su look rebelde.

Me reí de lo boba y manipulable que era por Francesca y la mire una vez mas, con ojos diferentes, la mire como no debería mirarla, pero sin quererlo lo hice. Sus cabellos castaños claros despeinados, sus labios carnosos y rojos tan imposibles y anhelados por mi, su jeans rajados claros ajustados que la hacían tan sexi.

- ¿Qué esperas te vas a quedar mirando todo el día?- dijo caminando hacia la moto-

- Dios- dije tan despacio que solo yo lo podía escuchar. Esa cola, por dios, ese caminar sexi. Cualquiera que me viera en ese momento se reiría de mi cara de babosa y ella al parecer me estaba provocando, estaba jugando con mis deseos y mis defensas- Ay por Dios deja el egocentrismo Alegra- dije para mis adentros, como si yo fuera algo para Francesca por favor, ella es hermosa y seguramente aunque fuese rebelde y malhumorada debería tener mínimo mas de una docena de seguidores. Además ella ya lo dejo claro, ella la chica rebelde y provocadora, soy su cuñada y no debo esperar nada más que eso.

- ¡Vamos Alegra!- dijo colocándose el casco y unos lentes.

- Woow, vamos a rockear- dije risueña- Que bueno lentes dámelos- dije tratando de quitárselos, eran unos ray bun, estilo rockero.

- Dame mis wayfarer, que salieron caros- dijo molestándose y tratando de quitármelos.

- ¡Que no! - dije quitando sus manos, con sutiles golpecitos.

- Después me dicen infantil a mi- dijo suspirando haciéndose la molesta mientras arrancaba la moto.

- ¡OH Yeah! nena- dije copiando la voz de un rocker y haciendo el signo con los dedos.

- Tonta, ese signo es de paz y amor- dijo riendo, jamás la vi reírse de esa forma-

- Jajaja- me contagio la risa- ¿Es en serio?-

- Que si, es así- dijo haciendo cuernos con la mano-

- ¿Pero eso no es de cuernudo?-

- En que mundo vives mujer, que poca cultura- dijo burlona- Tienes menos calle que Venecia.

- Pff- dije mirándole feo- ya vamos- me situé detrás de ella, puse mis manos en su cintura mientras sentía el olor de sus cabellos inundar mis sentidos. Un estremecimiento me recorrió el cuerpo y me asusto, fue el mismo sentimiento que me inundo cuando bese por primera vez a Chloé. Ella encendió la moto y yo temblé, no por miedo a accidentarme porque confiaba ciegamente en ella, sino en su pierna rozándose con las mías, por el olor de sus cabellos tan cerca de mi nariz, mis manos en su cintura y ese miedo a enamorarme otra vez.

- ¿Te sientes bien?, ¿quieres que lo dejemos?- dijo sintiendo mi nerviosismo.

- No- dije sonando claramente nerviosa.

Ella palpo mi muslo derecho como signo de tranquilidad, gesto que me puso aun más nerviosa. Te odio, te odio Francesca, odio con toda mi alma sentirme nerviosa sin poder llevar las cosas a mi manera pero ella y solo ella era la única mujer en el mundo que podía hacer lo que quisiera conmigo, cuando lo quisiera.

Al principio iba despacio, a unos 40 km/h, cuando nos fuimos alejando de la ciudad aumento la velocidad hasta llegar a unos 90 km/h, fue allí que sentí la adrenalina en mi cuerpo. Cerré fuerte los ojos y presione mis manos más fuertes en su cintura. Ya no la estaba sujetando sino que la estaba abrazando.

- Mira, mira Alegra- dijo gritando ya que no se escuchaba por el ruido de la moto-

- ¿Eeeeeeeh?- no entendía bien lo que me trataba de decir.

- Que mires el paisaje, míralo- dijo señalándome con el dedo los valles verdosos que nos regalaba Marsella.

Hundí mi rostro en su cuello, mientras veía el paisaje verdoso de Marsella. Sentí su estremecimiento, como si su piel fuese la mía.

No había dudas, ella sentía la misma atracción por mí, a ella le pasaba lo mismo que a mi.

¿Cómo lo supe?, algunas cosas no se pueden contestar porque no existen respuestas, pero fueron mis brazos y mi cabeza en su cuello y su respiración agitada, su vientre que se contraía mas rápido de lo que se debería contraer un vientre en estado normal.

Todo el momento fue maravilloso, fue único e inolvidable. Siempre voy a tener presente esos quince minutos sin palabras; solo sentía su perfume en mi nariz, su vientre centrarse mas y mas por mi cercanía, mis brazos débiles, mi vientre llenos de mariposas, tal vez fue la adrenalina, pero esto era diferente, esto lo sentí la primera vez que bese a Chloé, pero no recuerdo que en ese momento mi estremecimiento, mis nervios y mis cosquilleos hayan sido tan intensos como en esta ocasión.

No me di cuento cuando ella paro la moto, ni tampoco tuve las ganas de ver en donde habíamos parado. Ella tampoco se movía y yo quería alargar lo más que pudiese ese momento, sabía que no habría otro.

- Aleeegraa- dijo con vos temblorosa, recostando su cuerpo en el volante.

Abrí mis ojos y me encontré de repente con uno de las mejores imágenes que había visto en mi vida.

Estábamos en un puente viejo, donde se veía con mayor precisión los valles verdosos.

No hablamos, ni tampoco nos miramos, solo se podía escuchar el caudal de agua debajo del puente.

Sus ojos estaban encantados mirando hacia el horizonte, mientras yo la miraba a ella. Ella miraba serenamente el paisaje recostando todo su cuerpo en el borde del puente.

No quise acercarme ni interrumpir su pasibilidad. Que diferente que era Francesca a los ojos del mundo para lo que realmente era ella.

No era más que una mujer libre a la cual querían encerrar y como todo pajarito enjaulado buscaba con todas sus fuerzas la libertad. Esto la hacia feliz, esto y nada mas que esto, sentirse libre, sin tener los dedos de nadie apuntándola y juzgándola. Me sentí culpable de las palabras juzgadoras de la noche pasada y más aún porque después de esto sabia que era la única persona que ella había dejado conocerla aunque sea un poco.

“Ella me mostro un mundo diferente y sub-real”

Me acerque lentamente sin perder de vista nada, quería guardarlo en mi memoria todo, su cabello castaño despeinado por el viento, su mirada clavada en ese paisaje.

Me recosté al lado de ella sin decir ninguna palabra, solo miraba a la dirección que lo hacían sus ojos.

Acerque tímidamente mis manos y las coloque cerca de las suyas, no me animaba a agarrar su mano, tenia miedo una vez mas al rechazo y a arruinar el momento.

Para sorpresa mía, fue ella quien sujeto mi mano. La sujeto fuertemente como si quisiese descargarse con algo.

Después de dejar casi marcada mi mano, sin que su mirada se moviese ningún segundo del plano que divisaba, se giro y me abrazo fuertemente.

- Fran- dije acariciándole los cabellos mientras la abrazaba más fuerte.

Ella no dijo nada, parecía que quería llorar pero no podía hacerlo. La abrase varios minutos, sin darme cuenta de nada a mí alrededor, como casi siempre.

Se separo de mí y se volvió a colocar en la misma posición.

- Me gusta mucho este lugar- parecía que quería mostrarse arrepentida por su acción ya que su voz volvió a sonar fría.

- Es hermoso- dije acercándome otra vez a la barra- Como vos-

Ella al escuchar esto se voltio de inmediato, como buscando cerciorarse de que lo que había escuchado era cierto y yo solo me deje llevar sin pensar, solo haciendo y diciendo lo que sentía en ese momento.

Me le acerque tanto que sentía su aliento soplarme la nariz, ella estaba nerviosa, temblorosa. Sus ojos me pedían a gritos que parada.

- Mira- dijo nerviosa-

- ¿Ha?- dije despertándome del embrujo de esas dos perlas verdes.

Veíamos como el sol caía, sin movernos, ella por miedo a que volviera a intentar besarla y yo por el miedo de hacerlo.

Me gire y la mire, mientras ella disimulaba prestar atención al sol que caía pero me miraba de reojo, con cierto nerviosismo que pude notar. Me gire y mire otra vez el hermoso paisaje, pero lo que me importaba no era el paisaje, ni el hermoso sol que caía y le daba un toque de romanticismo y ternura a la situación, sino eran sus ojos posados en mi, su cuerpo tan cerca del mío y su dedo meñique a unos milímetros de mi mano.

Ella se giro de repente y sus ojos se posaron sobre los míos. Parecían que brillaban más que la luna, era una mirada llena de ternura y con miles de palabras contenidas, jamás vi a alguien mirarme de esa forma, ¡Jamás la vi a Francesca mirar así a algo o a alguien!, se mordió el labio inferior como si me quisiera decir miles de palabras contenidas y no se animaba a hacerlo.

Entrecerré mis ojos y los volví a abrir, para cerciorarme que no estaba soñando, que ella me miraba de esa forma y era real.

Sentí como un escalofrió me recorría toda la espalda y mi corazón latía a mil, después de tanto tiempo, ni siquiera en la mañana había sentido una emoción similar, esa adrenalina recorrerme todo el cuerpo, ni siquiera estar en el aire de cabeza se comparaba a la emoción de ese instante.

Sentí timidez de sostenerle la mirada, algo muy raro para mí y mi seguridad, pero lo sentí, quería correr de allí para no cometer ninguna locura,

¿Por qué simplemente no puedo tratarte como una más Francesca? tratarte por lo que verdaderamente sos, mi cuñada, mi pequeña cuñadita; una niña y una mujer salvaje y dulce a la vez.

¿Cómo puede ser que te hayas metido dentro mío en tan poco tiempo y sin quererlo?

Vamos que si me sigues mirando así me voy a morir de amor por vos.

¿Habrá sido tu forma de ver y sentir el mundo tan diferente lo que me embrujo?

- ¿Por qué me miras así?- dije tragando saliva tímidamente.

- ¿Así de que forma?- dijo casi en un susurro de forma dulce.

- Así como si- no me animaba a decirlo, tenia miedo de las consecuencias ¿Y si eran suposiciones mías o estaba imaginando? cometería un gran error si le dijera “Tus ojos brillan como si con ellas me quisieras decir algo, como si me quisieras decir lo que estoy sintiendo en este momento”, además de cursi seria desubicado de mi parte.

- ¿Cómo si que?- indago con inseguridad en su tono.

- Nada, olvídalo- dije haciendo un ademan con la mano y girándome.

- Dime- dijo insistente.

- No es importante-

- Quiero saberlo igual- dijo mas insistente- ¿No confías en mi?- ¡como te gusta he!, como te gusta manipularme, en algo te pareces a tu hermana, en lo irresistible y curiosa.

- Esta bien- suspire profundamente ¿Y ahora que le digo? Me quede pensando varios segundos si decirle la verdad o mentirle, hasta que igual que su hermana la impaciencia le pudo.

- Vamos dilo- dijo agitada.

- Me gustan tus ojos- dije mirándola fijamente- Son raros y me encantan-

- Pueees- dijo con una media sonrisa. Sus mejillas se tornaron ruborizadas y casi muero de ternura y amor cuando vi esa media sonrisa formarse en su rostro.

- Sos hermosa- dije acariciándole las mejillas. No pensé en lo que hacia, como todo lo que vivía con ella, espontaneo sintiendo sin pensar.

Quien lo hubiese pensado, yo la mujer mas calculadora y fría del mundo, tan impulsiva en este momento y rendida a los pies de una chica rebelde y desinteresada.

Necesito urgentemente que algo me haga reaccionar, porque sino no podré controlarme.