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domingo, 24 de abril de 2011

Blood Love II

Blood Love II.

“Un amor peligroso”.

Iserbet:

Ya no se que hacer, no se como reaccionar, simplemente vivo por vivir, como lo hacia antes, pero con el problema de que esta vez siento un vacio descomunal, que me lastima y me hiere demasiado. Me gustaría haber sido mortal, para por lo menos poder haber luchado por su amor, ella me da toda esa pasividad que solo puede con su mirada. Pero que pasa con el dolor de algo imposible, que pasa cuando te sientes inútil a algo tan grande, se que si cierro los ojos y me guio por la voz de mi corazón inconscientemente me llevaran a ella, pero esto no puede ser no soy quien para hacer trizas sus sueños ni obligarla a sentir algo que solo nace de mi ni tampoco seria capaz de transformar en esto al ser mas puro que eh conocido en mi vida.

Yo no puedo ser su héroe, ni tampoco deseo ser su villana, quiero verla sonreír es todo lo que deseo desde lo mas profundo de mi negro corazón.

- Iserbet.- escuchaba la voz de Lucia fuera de mi habitación.

- ¿Que sucede?- dije con voz tranquila.

- Ha venido Rebecca, desde Italia.- Rebecca es una de mis viejas amigas, con las que compartí algún touch and go pero nada para comprometernos.

Al escuchar esas palabras, Salí de inmediato a la sala de estar para reencontrarme con ella.

- Hola.- dijo dándome un caluroso abrazo y dos besos en las mejillas, los cuales correspondí.

Después deponernos al día, y contarme que estaba en América, porque estaba buscando un aparato con forma de cono, para su búsqueda arqueológica, ella estaba buscando rastros del humano prehistórico, y seguiría mas tarde en la Ciudad de Luisiana.

- ¿Que pasa, Iserbet?- dijo cambiando radicalmente de tema.

- Nada, ¿Por qué preguntas?- dije intrigada.

- Te veo muy perdida- dijo inmutando gestos.

- No es nada, no te preocupes- dije disimulando.

- Lo que te falta es salir de este horrendo lugar.- dijo con una mueca de desagrado.

- Es que no tengo ganas de verdad.- dije estirándome.

- Si lo haremos esta noche, y no se te ocurra decirme no.- decía bebiendo un saco de sangre que saco de su bolso.

Sophia:

Y ahí estaba yo, con la sangre hirviéndome por las venas, jamás sentí tanta rabia, jamás sentí tanta ira en mi, ella, la persona que creí ver algo humano a pesar que destruyo todo lo que me quedaba me había manipulado a su antojo y lo seguía haciendo con solo un rose. Esta vez no podía ser débil, no debía serlo.

Aun así la tenía a mi merced, la tenia arrinconada, con esos ojos brillantes como la luz de la luna que se tornaban del color del mar otra vez, era solo un paso, solo un paso de ser un héroe, mi héroe y el de los demás, era solo un paso, en que sentiría su ser arrancarse en ese simple trozo de madera, todavía no se como dude, como pude pestañear en hacerlo, pero no lograba arrancarle la vida, algo muy grande me lo impedía era la conciencia, o tal vez otra cosa.

- Te perdono la vida, así como tu has salvado la mía.- dije fríamente, guardando su collar.

- No hazlo.- dijo con un hilillo de voz, colocando otra vez aquel trozo de madera sobre su corazón.

- Quiero que lo hagas, ese es mi deseo.- dijo gacha como quien espera morir sin luchar.

Tome una bocanada de aire, y lentamente estaba dispuesta a ser mi héroe, a ser el héroe de Kelly, de Papá y Mamá, y de todas esas personas que confiaban en mi, pero ese ser, porque ella se entregaba de ese modo a la muerte, porque se entregaba de ese modo a su suerte.

- He vivido demasiado, y ese tiempo ha sido largo muy largo.- dijo con un tono tan suave que calmaría a cualquier fiera hambrienta- pero en todo este tiempo solo cuando te conocí eh vivido plenamente, me entrego al amor de esta manera- dijo cerrando los ojos, y no pude evitar un par de lagrimas recorrer mis mejillas.

Me sentía tan inútil e idiota al ser manipulada de esta manera por este ser descomunal, por ser tan débil ante esto.

Lentamente sentí sus costillas crujir con aquella estaca dentro suyo, eso no llegaría a matarla, solo la dejaría inconsciente por unos momentos, unos momentos en que aprovecharía para sacarla de todo ese operativo y llevarla a un lugar secreto. Para pensar que haría, tenia un torbellino en la mente, que punzaba mi estomago y secaba mi garganta.

Iserbet:

Rebecca, me llevo a un bar, no tan concurrido de la zona, en donde la gente concurría mas para jugar al Pool que para otra cosa, y como soy de madera para bailar la música de la actualidad, es mas no se ni porque se escucha ese tipo de música.

Estuvimos jugando recordando viejos tiempos, hasta que Rebecca se para en seco y mira a una figura, yo no preste atención en el, sino que miraba mas mi copa de Martini que hacia efecto en mi.

Hasta que escucho su voz desafiando a esa persona, cuando me giro y me encuentro con su mirada, con la mirada de mi amor eterno, es una mirada llena de ira y fuerza que calaría el alma de cualquier bestia fuera de si. Ella no se queda atrás desafiaba a Rebecca, pude ver los celos y la decepción en su mirada, y no solo la pude ver, la pude escuchar de su boca, sin saber como reaccionar me quede parada con el alma en la mano, hasta que cobre conciencia de donde estaba y tenia que frenar a Rebecca, cuando salgo a unas cuadras fueras del bar, con el sonido de sus diálogos, me encuentro con lo mas horrible que eh visto en mi vida. Como Sophia clavaba lentamente la estaca sobre el corazón de Rebecca, y en sus ojos no pude ver nada de lo que había visto, ni los demonios mas horribles se comparaban con su mirada llena de ira y odio, cuando pude caer en mi realidad en mi decepción, veo el cuerpo de Rebecca seco y con aspecto a quemaduras en el suelo. Ella había muerto, en manos de mi ángel. Sin poder contenerme, por la decepción de este acontecimiento o por la rabia de la muerte de una de mis viejas amigas, me lanzo contra Sophia totalmente ida de mí, aun así, no puedo olvidar todo lo que me profesan sus ojos, todos esos sentimientos que ni si estuviera sedienta por un siglo me olvidaría quien es ella, y que es para mi, así que trato de tranquilizarme, cuando veo sus ojos tiesos y sorprendidos, aun así no muestra ninguna cordura de lamentación por lo que ha ocurrido, y una cosa lleva a la otra, y nos vemos en un momento realmente lamentable, ella con la estaca y mi collar en el bolsillo, con una mirada de odio y rabia que me hace desconocerla.

Y poco a poco ciento como esa estaca se va clavando en mí ser, causándome tanto dolor que no me deja respirar y me hace perder la conciencia, por la poca energía que tenia por no haber consumido.

Cuando pensé que estaría en el infierno, me levanto con muchos dolores corporales, al parecer la estaca solo perforo el pulmón derecho, al levantarme, me veo en una pequeña habitación, decorada de una forma muy moderna, con un sillón de cuero negro al frente, y la cama es un somier con forma ovalada del mismo color que el sillón, y unas paredes de colores pasteles y beige clarito con dibujos de formas florales.

En la mesita de luz alado de la cama, puedo divinizar un saco de sangre que al olerla no me parece para nada ser la de un animal.

Tengo tanta sed, estoy tan sedienta que no puedo evitar no consumir aquel saco de sangre, pero también pienso en tanto esfuerzo, tanto tiempo de sentir esa presión en el pecho, esa hambre a cada momento y hacerlo un habito que dejar todo eso seria un afán de todo el esfuerzo y se que si vuelvo a consumirlo, me volveré otra vez como antes, seré otra vez un monstruo.

- Me quedare mirando, hasta que me lo demuestres- dijo la voz de aquel ángel y demonio que tenia mi corazón, en el umbral de la puerta blanca.

- ¿Que quieres de mi?- dije con esfuerzo.

- Que me demuestres lo que realmente pienso de ti- dijo fría.

- ¿Que es lo que piensas?-

- Basta de preguntas, tu siempre estas bla bla bla bla, preguntando, yo debo preguntar- dijo agitada- quiero que me demuestres que eres un monstruo y que no debería tener compasión en acabar con tu vida.

- ¿Que eres Sophia?- dije extrañada.

- Deja de preguntar- dijo acercándose mas a la cama- hazlo demuéstramelo.

Me quede en silencio, con un dolor en el pecho que en miles de siglo lo podría sentir, ahora es cuando sabía que era el dolor verdadero, y ni siquiera las heridas, ni una estaca seria tan dolorosa que ver sus ojos y sus verdaderos gestos hacia mí.

- ¿Que eras antes de dejar de alimentarte?- soltó sentada en el sillón negro.

- Todo lo que vez- dije sin mirarla a los ojos.

- Mientes- dijo con un tono agudo.

- Haber- dije tomando una pausa para continuar- eh matado a personas en decenas, por sed hambre, o simplemente porque se me daba las ganas de quererlo así, y si alguien se atrevía a interferirse en mi camino también lo hacia, y nada importaba, si tenia que matar a un pueblo entero para salvar mi pellejo- solté sin importarme ya las apariencias, después de todo ya muerta en vida.

- Entonces sigue haciéndolo- dijo acercándose a mi, cuando saco una navaja de su bolsillo y se corto la mano- yo me interfiero en tu camino, mátame como a todas esas personas- dijo desesperada- hazlo como lo hiciste con mi- tomo una pausa y continuo- como lo hiciste con mi familia-

- ¿ que dices?- dije mareada por el olor de su sangre-

- Si hazlo, monstruo- decía acercándose mas a mi para impregnarme el olor a sangre a mis sentidos, y ahí fue que lo entendí todo, ahí fue que supe quien era ella en realidad, de donde provenía y que quiera.

- Antes tendrás que matarme- dije arrinconándola contra la pared con el rostro totalmente convertido por el olor que impregnaba aquella habitación y mataba mis sentidos.

- ¿Por qué sigues empeñándote en quererte hacer la héroe?- decía arrinconándome ahora ella, con una fuerza sobrenatural que en mi vida había visto.

- No quiero ser héroe, ni tampoco buena, pero jamás podría hacerte daño- dije acariciando su rostro sin importarme sus gestos de asco.

Fue ahí cuando saco su estaca, la cual agarre junto con sus manos, ya el olor a sangre daba igual, dolía más el desamor y el engaño que el hambre que me quemaban los pulmones, y me hacían descontrolarme.

- Ángel mío, hazlo- dije cerrando los ojos esperando morir.

Cuando vi que en fracción de segundos dudo en hacerlo, cuando sentí que le temblaba las manos, otra vez las sujete, y lentamente las dirigí hacia mi pecho, yo era la causante de toda esa rabia, de todo ese dolor que seguramente ella sentía, y debía pagar de una u otra forma, debía hacerla feliz, así como se la saque un día.

- Hazlo, sabes que es lo que merezco- dije dirigiendo otra vez aquella estaca, sin animarme a hacerlo. De sus ojos brotaban unas lagrimas, y eso pudo con mi corazón, con mi dolor, que pasa cuando sientes que algo te quema por dentro y no te deja respirar, y es aun mas fuerte que cualquier cosa.

Toque sus lagrimas y bese sus ojos, lentamente fui clavando la estaca en mi corazón, jamás había sentido algo tan doloroso en mi vida, no tenia el cristal, no me había alimentado hace dos semanas, sentí crujir lentamente mis sentidos, sentí un dolor que me quitaba la respiración, y me hacia gritar sin poder evitarlo.

Sophia:

No pude matarla, no se como no pude hacerlo, era tan inútil estando con ella, mientras sabia que debía ser lo mas fuerte posible. Por eso para guardar tranquilidad, la lleve a mi casa, donde estuvo inconsciente un día entero, al parecer no había consumido ningún tipo de sangre, por eso estaba en esas condiciones.

Tenia tantas preguntas en la mente que solo ella con unas palabras las podría resolver, estaba dispuesta a matarla, se lo debía a toda esa gente que confió en mi, se lo debía a las futuras generaciones, y mas aun se lo debía a la memoria de mi familia, ese monstruo que un día me dejo sin nada, sin nadie, y con un dolor que pareciera nunca borrarse.

Una tiras de flash back me mostraban mi realidad, mis miedos, mis flaquezas, de aquel pasado torturador, y todas las miradas de esas personas llenas de rabia clavarse en mi, como pude olvidar que estábamos juntos por un bien común, que buscábamos la venganza. Sentí tanta rabia calarme los sentidos, que no pude pensar en mis actos.

No puedo hacerlo otra vez, cuando todo parece que ha acabado, cuando ella misma sostiene mis manos y busca conseguir mi propia revancha, siento un dolor inmenso en el pecho que no me deja respirar, como si esa acción me doliera mas a mi que a ella misma, y sin pensarlo, sin pensar, actuando por imprudencia, por estupidez, se lo saco rápidamente, cuando siento sus quejidos, y la veo retorcerse en el suelo, rápidamente sin pensarlo, trato de ayudarla, sin importarme que se recomponga y ella misma acabe con mi vida, es aquí cuando las apariencias sobran y tengo que aceptarlo, me eh enamorado, y de mi peor enemigo, de su peor enemigo, y de la peor cosa de este mundo, pero lo eh hecho y simplemente no puedo verla morir por mis manos.

¿Porque soy tan débil ante ti Iserbet, como puedo ser tan débil yo que canalice mis sentimientos todos estos años, como tienes un poder tan grande para manipularme de esa manera?

- Toma bebé- dije desesperada, dándole mi mano donde tenia la herida que yo misma me había causado.

- No.nnno- dijo perdiendo la razón, y sin poder respirar.

- Hazlo- dije acercándolo a sus labios.

Ella sin hacerle caso cerro los ojos, no sin antes tocar con las yemas de sus fríos dedos mis ojos.

- Cuando mis ojos te vieron por primera vez, no pude evitar perderme en esa serenidad que me daban- dijo en un quejido- jure desde ese momento, en hacer todo lo posible por que seas feliz costara lo que costara- dijo dando una pausa- se que es lo que buscabas, se que es lo que quieres detrás de todo esto que me demuestras, y yo quiero que así sea- dijo al tiempo que cerraba sus ojos, ya sin esforzarse por respirar.

Mis lágrimas caían por su mejilla sin cesar, no sabría explicar jamás porque me causaba tanto dolor, en el fondo esto fue lo que tanto busque, aun así no podía evitar que me doliera tanto como si fuera yo la que estaba muriendo.

En un arrebato, puse mi mano sobre sus labios, cuando unas gotas de sangra rodeaban sus labios.

Ella aun inconsciente, seguía empeñada en no beberla.

- Por favor- dije rogándole al cielo, rogándole a ella, para que lo hiciese- hazlo por favor-

- No sigas por favor- dijo en un murmullo tan despacito que solo yo entendía.

- Te amo, por favor no me dejes- dije sin importarme nada sin pensar al tiempo que yo misma abrí su boca, para que lo tomase, sin importar las consecuencias que conllevarían a esto.

Cuando vi como su cuerpo tomaba otra vez cordura, como si de un electroshock se tratase, como su cuerpo se inflaba otra vez, y sus heridas sanaban a una velocidad jamás vista.

- Basta- dijo ahora un poco mas despierta.

Al tiempo que puse mi mano sobre su boca, y sentí un cosquilleo y un poco de dolor al mismo tiempo, hasta que después de unos minutos, pude recobrar la cordura.

Estaba totalmente transformada, con unas venas negras sobre los ojos, y unos ojos de color café clarito, y unos colmillos que se asomaban a esos hermosos labios.

Rápidamente sin poder ver nada se sentó en el sillón, tratando de respirar con toda las fuerzas de sus pulmones.

- No tenías que haber hecho eso- dijo agitada.

Yo simplemente no sabia que decir, sin temer otra vez que esa situación pudiera acabar un momento de paz entre las dos.

- Se que me arrepentiré toda la vida por esto- dije cabizbaja. Secándome la sangre con un pañuelito descartable.

- Por eso, no tenias que haberlo hecho- dijo acercándose a mí.

Yo la trataba de detener con la mano, pero ella solo ella sabia hacerme sentir tan débil ante algo tan grande.

- Seas quien seas, jamás podría dejar de sentir esto que emana en mi alma- dijo acercándose lentamente- en un haz de segundos, siento unos labios fríos contra mis labios, luchando con una pasión indescriptible, en ese momento no existían los porque, los no debería, en ese momento nos dejamos llevar por aquella pasión que nos había llevado hasta ese extremo, si ella quisiera podría asesinarme en ese mismo momento, podría alimentarse de mi, y yo seria tan débil que no podría negarme a complacerla. Y se que en ella no estaba ese temor, porque por primera vez con esos labios fríos llenándome el cuerpo, pude ver todo el dolor y el amor que me profesaba, pude sentir el temor de perderme mas que el de morir.

- Te amo- dijo lentamente, rosando con sus fríos labios mi cuello, para darle pequeños besos que me quemaban.

- Y yo a ti- dije lo inevitable, lo prohibido, lo irracional, pero al fin era sincera conmigo misma.

Lentamente entre besos apasionados, nos fuimos fundiendo poco a poco hasta llegar hasta la cama, donde ella transformada trataba de calmarse y alejarse.

- No- dije acariciándole el rostro, impidiéndole alejarse por el miedo a la vergüenza que después de todo lo que había pasado lo seguía teniendo presente.

No tuve que sugerirle dos veces, cuando sentí sus fríos labios otra vez en mi cuello, llenándome el alma.

Lentamente me fue quitando el saco negro que llevaba y desabotonando la camisa blanca que llevaba, cuando se quedo hipnotizada por mi cuerpo, yo misma me saque el pantalón negro ajustado que tenia, y lentamente sin dejar de besarnos, le saque su remera larga de modal y su chaqueta.

Cuando acaricie lentamente su piel tersa y fría, pero tan perfecta para mi, le di vuelta quedándome ahora encima de ella, recorriendo con mis labios lentamente cada rasgo de su fría y suave piel, hasta llegar a su abdomen y sacarle lentamente el pantalón ajustado negro que tenia, lo que vieron mis ojos, se pueden describir como lo mas hermoso jamás visto que verán en un ante y después mis ojos.

Nos fuimos entregando a esa pasión inevitable, a esa pasión que era prohibida, yo solo quería sentirla, entregarme a su amor, entregarme a ella, sin importarme que vendría después, sin importarme nada mas que ella en ese momento.

Ella besaba mi cuello con toda la paciencia y la ternura del mundo, me hacia divagar por el cielo con esos labios rojos carnosos y fríos que no hacían mas que calentar mi zona prohibida.

Poco a poco baja hasta mis hombros, los cuales da pequeños besos hasta quedarse en mis pechos, desabrocha lentamente con esas yemas frías mi sostén mientras me besa apasionadamente. Ahora siento sus labios en mis pechos, endureciéndolos con cada beso, excitándome mas aun si se puede con cada lamida, besa, y chupa cada parte como si fuera a estar en celo.

Lentamente baja a mi abdomen, y ciento un estremecimiento que me saca de los sentidos y me hace volar lentamente hasta lo prohibido.

Siento mi ser tan caliente, estoy tan excitada, que no se de donde saco la energía sobrenatural para no correrme en ese mismo instante.

La acompaño lentamente hacia mi zona escondida, y ella al parecer al sentir el olor se pierde en si. Lentamente siento un cosquilleo en mi sexo, ella hace círculos, y se mete adentro mío, jamás me la habían comido de esa forma, era sublime, y en solo cuestión de segundo, cuando chupa mi clítoris es cuando siento el estremecimiento final.

Cuando recupero la respiración, dispuesta a saciar todas mis ganas de poseerla, me pongo encima de ella, sin dejar de besar sus labios y cada parte de su rostro, cuando lentamente hago una estimulación “penetración” con mi sexo y el suyo, su tersa y fría piel se eriza.

- Mmmm- nuestros gemidos son inevitables.

- Que rico cariño- me decía ella mientras besaba mis cuellos.

- Ya no aguanto massss- gritaba sin cesar

Al tiempo que yo aumentaba el ritmo, ya que el placer era inminente y queríamos mas y mas.

Me aferro mas a su cuerpo, beso su cuello al tiempo en que las dos casi al mismo tiempo llegamos al cielo.

Cuando terminamos de saciar nuestros deseos, de entregarnos al amor, olvidando nuestro orígenes. “Me entregue a ese instante como si mi vida acabara en ello, sin importarme las consecuencias”.

- Gracias- dijo en un susurro besando mi frente.

- Te amo- dije aferrándome a su cuerpo, no quería hablar ni recordar lo demás, solo quería disfrutar de estas horas que me quedaban.

- ¿No tienes temor?- dijo acariciando mis cabellos.

- No- dije acostándome en su pecho.

- Sabes que después de beber esa sangre tal vez no pueda controlarme- dijo suavemente.

- Por un momento finge que no eres esto y olvida que soy lo que soy- dije acariciando sus labios con la yemas de mis dedos.

Me quede dormida plácidamente sobre su frio cuerpo.

Fui despertada, por los ruidos de mi celular, ella no estaba alado mío al despertar, y me sorprendí aun mas viéndola jadeante de dolor en el sofá enfrente de la cama.

Estaba totalmente convertida, y su cuerpo estaba temblando, no se porque razón.

- Iserbet- dije casi en un susurro

Ella seguía sin contestar, sin inmutar otro gesto que no sea de dolor y de sus labios salían solo quejidos. Me vestí rápidamente para pararme junto a ella y preguntarle.

- ¿Qué te sucede?- dije casi desesperada.

Fue entonces que la vi acercarse a mi a una velocidad descomunal, tomar mi mano y beber sangre de la herida que hace unas horas había abierto una brecha desconocida en su ser.

Esa no era Iserbet, parecía un animal bebiendo con desespero de la sangre que ahora fluía de mi mano, sentí un dolor en vez de un cosquilleo, rodearme el brazo derecho. Fue entonces que en una patada la aleje de mí. Estaba totalmente convertida, sus ojos eran de un negro tan oscuro que ni las pupilas se podían distinguir, las venas eran sumamente negras y gruesas sentí un temor y un dolor recorrerme el cuerpo entero, como si la prueba de que ella era un monstruo estaba enfrente mío, y aun así era tan débil para acabar con todo esto.

Se acerco otra vez pero esta vez de manera mas violenta, tratando de morderme el cuello, parecía un animal hambriento como si en siglo no se alimentaba, parecía desesperada, daba pavor con solo mirarla.

- Cálmate- grite desesperada.

Ella no hablaba, luchaba fuertemente por consumir de mi sangre.

- ¿Que eres?- dijo al fin, al ver la fuerza sobre natural que yo poseía.

- ¿Que eres tu?- dije sorprendida.

Rió, pero con malicia, de una forma vil que me hacia temer que esta no era la serena y tranquila Iserbet que había conocido. Fue ahí que recordé que para salvarla tuve que darle de beber mi sangre, y esta ahora no se podía contener, no podía contenerse a su naturaleza divina.

Sin darme cuenta Iserbet me pego un cachetazo que me hizo volar al otro extremo de la cama, para saltar encima mío, cuando estaba a punto de morderme la vena finita de mi cuello, que según estudios es la parte favorita de los vampiros ya que pueden beber sin parar y sin que se les derrame ninguna gota de sangre.

Tiene tanta fuerza tanto poder que no puedo sacarla de encima. Cerré los ojos esperando un milagro, esperando que algo me salvara de mi propio error.

Cuando siento el cuerpo de Iserbet retorcerse encima mío, como quien se electrocutar.

- Lo logramos- era la voz de Nicholas, que tenia en la mano una maquina llamada “V3886” creada para paralizar la circulación de los vampiros por un momento, ahí recordé porque le había hecho efecto, porque podía pelear encontrar de ella que podría matarme a su antojo en un segundo si poseía el collar, pero el collar para mi suerte estaba todavía guardado en el saco de paño.

- Bien hecho Sophia- decía Mark que le colocaba un metal, con el diseño de un barbijo, para evitar que despierte y pueda recobrar las fuerzas.

Ante todo esto, Nicholas me miraba extrañado como si quisiera decirme algo y a la vez no se atrevía, se veía molesto, tal vez los demás no lo notaban pero yo si lo sabia por la cantidad de años que nos conocemos.

Al verla llevada cargada sentí un desasosiego recorrerme el alma, sentía un nudo en la garganta, un cosquilleo inmenso en el estomago que hacia tiempo que no sentía, sentía tantas ganas de revelarme y sacarla de allí, salvarla, porque sabia que después de esto era su fin, pero por primera vez tal vez tomaría la decisión correcta dejar que las personas que tanto me conocen tomasen la determinación y simplemente aceptarlo, esta Iserbet era tan distinta a la que yo conocía, de la que por primera vez mi corazón sintió un cálido y hermoso susurro, pero esta Iserbet podría degollarme en vida si pudiese, yo lo supe desde el momento en que tome la determinación en salvarla.

Fue un error, un grotesco error, me repetía insistente, ella es un monstruo, tú eres una agente, ella merece morir cargada en sedantes, debilitada después de que le hagan ciento de estudios y tú no te interpondrás a eso. Dios dame fuerzas para sostener esto, para que no logre debilitarme otra vez y pueda manipularme, ella ya obtuvo todo de mi, desde mi alma hasta mi cuerpo, hasta mi sangre correr por su boca con desesperación, ya tubo la sangre de mis padres y mi hermana, ahora dame fuerza para quitarle esto, quitarle la vida, buscarme revancha y no escuchar a mi estúpido corazón.

De todos los seres que existían en esta tierra tuviste que ser tú, porque tuviste que ser tu Iserbet.

- En que piensas pequeña Sophi- decía Mike sentándose en la cama

- En nada- dije ignorándolo.

- Sophia Gleen, te conozco desde los 15 años- dijo risueño.

- No se de que te ríes, no me fastidies Mike- dije fastidiosa.

- Yo te lo advertí pequeña hermanita, pero deje que te tropezaras y volvieras a levantarte, ahora levántate- dijo Mike dulcemente.

- Tu no sabes nada- dije cortante

- Se que te enamoraste de un demonio, pero no te juzgo- dijo mirando hacia el horizonte- sabes si no te conociera tanto y sabría que fallarías estarías muerta hoy y por culpa de ese demonio perdería otra persona que quiero- dijo casi en un susurro.

No pude inmutar palabra alguna, sentí un nudo en mi garganta que se agravaba y ya no podía ocultarlo, no podía respirar fuertemente para evitar llorar decepcionada, lo había traicionado a él, a toda la agencia y mas aun a mi misma, a mi pasado, a mis recuerdos, a mis ideales, por una persona que de un momento a otro me mostro lo que realmente era.

- ¿Nicholas lo sabe?- dije llorando desconsoladamente en su regazo, Mike era mi hermano mayor, aquel que siempre estaba para mi, aquel que me apoyo desmedidamente.

- Umm, no creo, es muy tonto para saberlo- dijo en una carcajada que me contagió- Es mas no se porque es nuestro jefe, es decir es un inútil Sophia y tu lo sabes- dijo sin dejar de sonreír como siempre lo hacia aun en los momentos de dolor y obscuridad.

- Pero vamos levántate princesa, antes de que ese cabrón que dice ser tu novio se quede con todo el crédito- dijo dándome un leve beso en la frente.

- Pero- dije recordándola otra vez-

- Tu sabes que es lo correcto- dijo serenamente dirigiéndose al portal de la habitación.

Me vestí rápidamente y Salí a la agencia con el corazón destrozado, y la mente en blanco aun. Un segundo mas y no hubiese estado en este mundo.

Iserbet:

he pasado el día mas memorable de mi vida, ella durmiendo plácidamente en mi pecho, y yo sin poder dejar de contemplarle e inmutar una diminuta sonrisa que delatara mi felicidad.

Jamás en mis 460 años, hubiese imaginado llegar alcanzar la gloria máxima de este día. Jamás lo pensé.

El amor en un vampiro es algo utópico, ya que no podemos canalizarlo, no podemos sentirlo, ya que nuestra naturaleza es alimentarnos y desactivar los sentimientos, el dolor, el amor, la pena. Un vampiro es aquel que entrega su alma al diablo ya que vive sin alma, sin palpitaciones, sin pensar en un mañana que no sea en la sangre que corre en la noche. Pero tu Sophia, seas lo que seas, has logrado que sienta ese calor por primera vez inundarme el alma, si es que lo tengo.

La abrazaba fuertemente, cuando ciento un dolores fuertes en la cabeza, era un dolor que taladraba mis sentidos, un dolor que calaba mi cuerpo, como punzadas de estacas disparadas en mi mente. Sentí latir descontroladamente mi corazón, que latía a mil por horas, mis sentidos que me engañaban y sentía tanto deseo, tanta sed por poseer su sangre otra vez, por sentir como ese liquido caliente y espeso recorría por mi boca y saciaba mi sed. No podía creer en lo que pensaba, no podía siquiera moverme, corrí lentamente su cabello temiendo por lo que haría, era mis sentidos en contra de la poca conciencia que me quedaba. Volé en el sillón, sin poder moverme, temblando tratando de resistir ese dolor de la cabeza, esa sed insaciable que antes sentía y que pensé que había culminado con mis tantas décadas sin beber.

A ella no Iserbet, a cualquiera menos a ella.

Ya no recuerdo nada más.

Lo único que recuerdo ahora es estar atada en un cuarto todo blanco con unas maquinas y un aparato de metal en forma de barbijo taparme la boca. ¿Estaré soñando?

Ya estaba mas tranquila, al parecer me habían sedado sangre. Este era mi gran temor, convertirme en lo que antes era, y que en mi mente y mis sentidos solo pensara en la hora de consumir, de alimentarme, de degollar. Lo pensaba y perdía el sentido.

Ni siquiera me acorde de ella estos tres días, trataba con todas las fuerzas romper el metal que me ataba a la incomoda cama de enfermos, pero no podía. Trataba de tranquilizarme y no gritar de dolor a veces cuando sentía las ganas de beber que sentía y me quemaba el pulmón.

De que valió que me salvaras Sophia. De que valió.

Decía después de que los científicos me proporcionaban sangre y podía recobrar la compostura, podía acordarme de ella, y en esos pocos momentos de días que podía pensar y sentir verdaderamente temía que algo le hubiese sucedido, pero no podía hablar, no podía preguntar, no podía moverme, era un castigo, que si me hiciesen elegir entre morir o vivir esto, elegiría la muerte sin pensarlo dos veces.

Esto es lo que mi padre tanto temía, y sucedía en este momento, estos científicos harían miles de estudios para seguramente conseguir aniquilar a casi la mitad de los vampiros del mundo para después sepultarme en el infierno también.

Después de todo estaba muerta, estaba muerta sin ella.

Pase así dos semanas, recobrando la conciencia de día, y perdiéndola de noche. Recordándola y deseando o rezando que nada le hubiese pasado, para después a la noche convertirme en ese monstruo que antes era.

Sophia:

No me eh atrevido a verla en persona, sino que cuando siento las fuerzas necesaria me siento en el escritorio y la miro a través del cristal. Como sufre, como grita de noche cuando le sacan el aparato, de sed, como la sedan tanto de día, y como de día es esa Iserbet tan pacifica que conozco para convertirse en un monstruo al llegar la noche.

Siento culpa en el fondo de mi alma y no lo puedo ocultar, yo fui la causante de todo esto, yo desperté a la bestia, para que estos agentes y científicos creyeran que tienen razón hacia ella, pero soy yo la única también que conoció ese lado tierno, sereno sensible, y humano que ella poseía, para después con mi torpeza e indecisión la convirtiera en esto que quería que ver. Pero su fin estaba cerca, ya los científicos habían sacado el arma letal que aniquilaría a todos los vampiros de la faz de la tierra, gracias al collar y gran parte de su sangre. Después de todo es lo que querías Sophia.

Si siento y pienso de esa manera, ¿Por qué me duele su dolor?, ¿Por qué siento sus gritos calar mis sentidos?; ¿Por qué me duele tanto verla sufrir?. ¿Por qué siento tanta culpa?.

Si todos estos días me eh dicho a mi misma que era solo un momento de locura, en donde fallaron mis sentidos frente a su inminente belleza y perfeccion.

Debería sentirme bien, he logrado lo que tanto añoraba, eh logrado mi mayor objetivo en la vida ¿Pero porque siento la culpa carcomerme la cabeza?

- Le queda poco tiempo- decía Nicholas colocándose alado mío- ya consiguieron la pequeña Plaga- (A esto se refería a un antídoto tan letal para los vampiros que se extendería como una plaga hacia los vampiros y morirían en cuestión de horas).

- ¿Cómo la mataran a ella?- dije sin quitar mi vista de su figura detrás del vidrio poralizado.

- Le están dando sangre envenenada, es cuestión de semanas- dijo esbozando una sonrisa- Además mas de uno queremos verla sufrir de dolor antes de morir- dijo descaradamente- Mientras mas doloroso sea mejor me sentiré.

- Mike tenía razón. Dije en un susurro que solo yo podría entender.

- ¿Qué?- dijo sin entender.

- Nada- conteste cortante.

- ¿Tu no lo gozas?- dijo sujetándome la mano- Es glorioso verla agonizando, mi madre ni tu hermana pudieron defenderse, y ahora ella siente la misma sensación.

Simplemente lo mire, como se retorcía en su felicidad viendo el sufrimiento de Iserbet.

- ¿Quieres ir a cenar?- decía risueño Nicholas.

Estaba preparara para centellarle un rotundo no, cuando recordé después de tanto tiempo que éramos, lo había olvidado, había olvidado todo en sus ojos. Afirme fríamente.

El me llevo a uno de esos lujosos restaurantes que acostumbrábamos a ir, como siempre hablábamos cosas trivialidades, nunca fuimos muy apasionados en nuestra relación o lo que sea que teníamos.

Yo tenia mi mente en otro sitio, en el lugar donde ella estaba, siempre de noche me excusaba en decir que iría a vigilar para verla convertida en un monstruo y asegurarme una y otra vez a mi misma que había tomado la decisión correcta, pero al amanecer siempre volvía con la culpa invadida en mi, impidiéndome dormir. No podía llorar aunque lo quisiese, aunque sintiera mi corazón desplomarse no conseguía hacerlo, hacia ya catorce días que estaba intranquila sin poder dormir mas de cuatro horas diarias.

- ¿En que piensas?- decía Nicholas volviéndome a la realidad.

- En nada particularmente- mentí esbozándole una hipócrita sonrisa.

- ¿Quieres ir a casa esta noche?- decía pícaramente Nicholas

- No puedo- mentí otra vez.

- ¿No puedes o no quieres?- decía visiblemente molesto Nicholas- cada vez te siento mas lejos, temo perderte-

- Eso no pasara- acote a decir rápidamente “claro que no, el es mi mejor opción, si esa idea debo tener”.

- Entonces pasa esta noche conmigo, no pasara nada que no desees- dijo acariciando mi mano.

- Esta bien- dije sin remedio

Nicholas pago la cuenta, y salimos a la fría calle de New York con el viento helándome de la mano, hasta subir a su auto que estaba aparcado en una esquina era un BMW Serie 7 High Security, en el trayecto sonaba “The Reason” de Hoobastank, uno de mis temas favoritos acompañado de ese aroma dulzón a pino peculiar de su auto, que no hacia mas que darme mareos. La canción no hizo mas que recordármela, recordarme lo olvidado, recordarme que ella fue la razón que cambio mi pensamiento, de mis estragos, de mis confusiones, ella es la razón de que todo este tan revuelto en mi mundo, y si escuchara a mi corazón en vez de mi razón haría causaría una rebelión terrible, podría luchar en contra de mi mundo, luchar en contra del mundo. Pero esta vez tenia que ser aquella Sophia de antes, la Sophia fría y ágil que todos conocían antes de que ella me puliera a su antojo, canalizarlo todo y seguir con esa postura de que ella fue un error, que fue parte de un plan imprevisto.

Llegamos al lujoso departamento de Nicholas, que poseía una vista extraordinaria de toda la ciudad, decorado con sillones a los costados y un gran plasma en el centro, una mesa de billar a un costado, paredes de colores negros y blancos de un estilo retro, y la alfombra del color rojo rubí.

Sujetándome de la mano me lleva a su habitación, estando allí empieza a besarme y comenzamos un intenso beso que se va incrementando con el tiempo, me recuesta en la cama suavemente mientras se desabrocha los botones de la camisa, cuando se pone encima mío y besa mi cuello, la recuerdo, recuerdo su fría piel, su aroma raro pero tan fuerte y delicioso que no se podría describir con palabra alguna, un sollozo se apodera de mi, llorando desesperadamente ante la mirada desconcertada e impresionada de Nicholas.

- ¿Nena estas bien?- decía en plan de consuelo- Vamos cariño no te sientas mal, si no quieres no pasa nada- decía abrazándome.

Cuando termino mi melancolía, pude decirle entre sollozos aun.

- Perdóname-

- No tengo nada que perdonarte- dijo tiernamente.

- Tu no entiendes- dije en plan de explicación pero no encontraba las palabras correctas.

- Si lo entiendo, tu quieres terminar conmigo, porque ya no me quieres- dijo suavemente acariciando mi rostro.

- Si, no- dije tartamudeando.

- ¿Si o no?- dijo esbozándome una sonrisa.

- Si, tenemos que terminar esto, pero si te quiero como amigo- dije abrazándolo fuertemente.

- Sabia que esto pasaría algún día, pero yo te amo y el amor es ciego quise retenerte- dijo apretándome mas fuerte.

Después de una larga charla me fui en uno de sus autos a mi casa. La ciudad por el frio que hacia ayudaba bastante mi trayecto, ya que no había tantos autos.

Estaba distraída tarareando una canción cuando veo una figura interponerse en mi camino, freno bruscamente el auto.

Era Lucia, sujete y guarde en el bolsillo de mi saco de paño la estaca de madera y Salí cuidadosamente sin perder de vista sus movimientos, tenia la mirada clavada en mi, parada como una estatua sin siquiera moverse.

- ¿Dónde esta Iserbet?- soltó secamente.

- No lo se- mentí.

- Yo se que eres una cazadora, solo quiero saber donde esta Iserbet, yo jamás podría hacerte daño, ella jamás me lo perdonaría- decía la verdad Lucia, podía leer en su mente la desesperación por encontrar a su casi hermana.

Estaba a punto de flaquear y contarle la verdad cuando siento unas manos fuertes y frías apoderarse de mi cabeza, era Vit, no hacia falta verlo para poder leer su mente, el si quería encontrarla y no le importaría pasar sobre mi para hacerlo.

- Si no lo dices no dudare en estrangularte- decía el temible Vitake desalineado.

Basto solo unos segundos para verlo en el suelo gruñendo de dolor.

- Mi cabeza- gritaba Vitake de dolor.

- ¿Qué eres?- dijo sorprendida Lucia.

- La elegida- dije en un desahogo.

- Entonces la leyenda es cierta- decía una agitada Lucia.

- ¿Cuál leyenda?- dije extrañada.

- Mattew Wilson escribió una profecía para el gran señor (Dracula) hace mil años, que vendría una humana, con mas poderes que cualquiera y destruiría a todo vampiro de la faz de la tierra, incluso ella misma derramaría la sangre de la diosa inmortal- dijo sin dejar de examinarme con la mirada.

- ¿Quién es Mattew Wilson?- dije extrañada.

- Un vampiro con la habilidad de ver el futuro- dijo Vit recomponiéndose.

- ¿Por eso Dracula convirtió a su hija en inmortal, por el miedo a que yo apareciera y acabara con ustedes?- dije sin vacilar.

- Si- decía Vit que se reía irónicamente en la mente.

- No- interrumpió Lucia- la elegida derramaría de la forma mas brutal la sangre de su hija.

- ¿Por qué eso es lo que harás no?- decía Vitake furioso, tratando de pensar estupideces para que no leyera su mente

- Yo- dije casi en un susurro cabizbaja.

- Entonces la guerra esta declarada, nosotros queremos recuperar a Iserbet, y no dudaremos en acabar contigo o con quien sea, fue lo que le prometí al señor- decía Vit, antes de desaparecer con Lucia de esa calle deshabilitada.

¿Seria capaz de hacerlo, de asesinarla con mis propias manos después de haber fallado dos veces, después de entregarle el cuerpo y el alma, seria yo quien acabara con su existencia?

Sin pensarlo y actuando espontáneamente, maneje a toda velocidad el auto de Nicholas para dirigirme a la base secreta.

Pase por el largo corredor lleno de guardias casi corriendo, algunos se sorprendían por mi desesperación.

Cuando entre al salón para verla detrás del vidrio poralizado no estaba en la cama atada, me asuste completamente. Fue entonces que llame por los auriculares al Dr. Damon que me informo que la habían trasladado a otra celda, a la de castigo, donde había suma vigilancia.

Cuando mire por el retrovisor poralizado, estaba Iserbet inconsciente con una remera de lino manga corta y un pantalón ajustado negro, el mismo que llevaba hace dos semanas atrás, atada de manos y piernas en una tabla vertical, totalmente lastimada, con heridas que seguramente eran latigazos con material de plata.

Sentí un desasosiego tremendo escucharla jadear de dolor mientras unos hijos de su madre la golpeaban sin cesar tal vez tratando de sanar una herida que se abrió hace mucho tiempo.

¿Venganza?, esto es lo que quieren, esto es lo que desean, es lo que tú deseabas.

El lugar era un eco de sus gritos de dolor, y al ver eso mi corazón se desplomo junto a ella.

Iserbet, mi flor inmortal, estas siendo desflorada y marchitándote lentamente, ante los ojos sedientos de felicidad y venganza de tus enemigos.

Y yo, seguramente terminare con el ultimo pétalo de luz que emanara de su ser, soy tan cobarde que no puedo ni enfrentar a mis recuerdos, mis promesas por el sentimiento que siento en mi, soy tan cobarde Iserbet, que no puedo luchar por ti, soy tan cobarde que seré yo la que acabare con tu vida.

Sentí morir por dentro cuando después de golpearla con ese elemento de plata, le tiraban sal por el cuerpo, incrementando su dolor y quemándole la hedira, estaban apurando su muerte. Solo se veían marcas de latigazos. Ni los ojos podían abrir, estaba totalmente convertida.

Sin poder soportarlo mas, entre y eche con gestos a todos, esos agentes estúpidos y a esos científicos ineptos.

- Por dios mátenme ya- decía entre jadeos y gritos de dolor.

- ¿Qué haces aquí?- dijo sin siquiera abrir los ojos.

- ¿Cómo sabes que soy yo?- dije tratando de respirar y parecer lo mas fría posible.

- Tu olor, tu aroma, es algo que jamás se borraran de mis sentidos- decía mientras hilillos de sangres recorrían su rostro, y su piel sanaba pero a una velocidad sumamente lenta.

- ¿Y deseas probar otra vez mi sangre?- dije probándola.

- Hace tres días que no tomo esa sangre que me dan- dijo abriendo lentamente los ojos que en ese momento eran de un marrón clarito- y la que me obligaron tomar hoy estaba envenenada, ¿porque no me matas y terminamos esto?

Yo no podía mirarle a los ojos, sentía tanta vergüenza, tanta pena de verla en esas condiciones.

- ¿Tu sabias lo de la profecía?- solté sin pensarlo.

- Desde que tengo conciencia me lo han advertido- dijo esbozando una tierna sonrisa, a la vez que sus ojos se volvían del color del mar otra vez.

- ¿Y porque?, ¿Por qué no me mataste cuando lo supiste?-

- Porque quería conocerlo- dijo suspirando- quería sentir ese calor recorrer mi alma fría, y aunque me llevé a la tumba a todos los míos, aunque me mates, jamás me arrepentiré de elegirte encima de mi vida- dijo mirándome los ojos.

- ¿Cómo sabes que seré capaz de hacerlo?- dije sonando casi desesperada.

- Es que lo harás, yo no pude eludir la profecía y tu la cumplirás y- dijo dando una pausa- Vengaras la muerte de tus padres y de la pequeña Kelly.

- Cállate, no la menciones- dije acercándome con la sangre hervida y dándole un cachetazo en el rostro.

- Quiero que sepas que lo siento- dijo cabizbaja sin animarse a mirarme-

- ¿Tu crees que te matare?- dije sujetando su rostro débil y pálido.

- Siempre lo supe- dijo entrecerrando los ojos- pero nunca pensé que serias tu.

- Cuando todo esto pase lo olvidadas, y podrás sonreír como lo hiciste en la mansión, entonces en ese momento todo habrá valido la pena, yo no puedo vivir sin ti en mi vida- dijo mirándome directamente a los ojos tiernamente.

Sentí flaquear todas mis defensas, fue ahí que tenía que correr o iba a caer otra vez en sus fríos brazos. Le di un pequeño beso, que quedara grabado en todo mí ser, y me aleje del lugar.

- Yo jamás podría matarla, jamás podría hacerlo- pensaba.

Iserbet:

Ya no siento dolor, ya no siento ganas de escaparme.

Estas personas que me martillan lentamente con todos sus aparatos, creándome dolor un momento, aunque sane al tiempo, sus tristes miradas no hacen mas que recordarme porque estoy aquí, recordarme aquel pasado tormentoso, solo estos tres días pude recomponerme y dejar de pensar en ese liquido espeso y convencerme de que mi fin estará cerca. Lo mas doloroso será ver su rostro en ese momento, en el momento del final que tanto quise eludir, siempre eh sido débil padre, siempre eh sido una inútil y débil.

Y solo ella es la razón de mi tristeza, una tristeza que no se puede plasmar, un sentimiento que no se reconocer porque jamás lo eh sentido. Un frio se apodera de mi y solo su cálido recuerdo me recuerda que valió la pena todo, tu eres la razón de mi cambio, solo tu.

Podrán castigarme mil años, podrán matar a todos los que respeto, pero jamás mataran el vivo recuerdo del momento en que toque el cielo con las manos, los seres oscuro como yo solo vivimos para destruir, y tu has irradiado de luz mis pensamientos, aun cuando deseo febrilmente tu sangre, puedo distinguir que si sentí un cosquilleo en mi alma fría e insensible fue por tus ojos que me daban serenidad. Jamás quise hacerte daño, jamás quise hacerte aquello. Hoy quien es tu novio, me ha dicho toda la verdad, de quien en verdad eres tu, sin siquiera hablarle eh leído en su mente, cuanto te ama Sophia.

Estas viva y eres una agente, eres la elegida, aquella de la que tanto me advertían y Mattew no se equivoco en algo.

Seria mas bella que un ángel, llegara en el centro de todo, es tan fuerte por dentro con un rostro tan angelical por fuera pero también me dijo que serias tan cruel en el final que ni los divinos dioses te reconocían.

“La diosa Mortal, y la diosa Inmortal no podrán vivir mientras la otra viva. Y al final la diosa Inmortal Flaqueara y la diosa mortal triunfara”.

“Solo una de las dos podrá vivir”. “La diosa Mortal, y la diosa Inmortal no podrán vivir en el mismo lapso de tiempo”

Si tu vives yo moriré, y si yo vivo tu morirás, y si yo muero los míos morirán conmigo, quieros que vivas, que conozcas la paz que el destino no te pudo dar, quiero que conozcas la luz y la felicidad y yo no sere la que me oponga a verte sonreir.

Todos estos siglos, miles de personas han pasado delante de mí y ninguna me ha iluminado como tú lo hiciste.

Los latigazos, me sacan la respiración por momento, jamás había vivido dolor como este, sentir todo el tiempo que después de la hedida no la dejaban sanar porque le tiraban sal para que arda, para que duela, pero leer sus pensamientos, como te odian Iserbet.

Después de que me golpean como dos horas seguidas, paran la carnicería, y ese aroma a Oliva invade la habitación, no necesito verla para saber que esta allí parada enfrente mío, tan hermosa como siempre, con ese gesto frio y duro con los brazos abrazados, y esa ropa que le sienta tan bien.

Aun así, evitaba mirarme a los ojos, como si algo le molestara.

Soltó sin vacilar sus preguntas. Jamás podre olvidar esa mirada retraída, como si sintiera un dolor por lo que tenia que vivir, eso me confirmo el amor que sentía, el amor imposible que nos unía.

Sophia

Estaba en la oficina tomando un café caliente para poder estar despiertas eran muchos días de dormir mal y anoche después de todos esos remolinos de confusiones y sentimientos, cuando entra un desesperado Nicholas.

- Nos están atacando- decía recogiendo unas armas desesperado

- ¿Quien?- dije exaltada.

- Un grupo de chupa sangres-

- Puta madre- dije exclamando y tirando de golpe el café, agarrando un par de armas y amarrándolos al sujetador de armas cruzado.

Cuando llegamos a medio pasillo, había algunos guardias muertos ensangrentados en el suelo, estábamos a punto de cruzar cuando escucho una voz aproximarse, era el pensamiento de uno de ellos que no me dio tiempo para anticiparlo y había saltado sobre mi, totalmente convertido tratando de morderme, tuve que golpearlo con fuerza, a la vez que aparecían otro dos mas y uno de ellos forcejeaba con Nicholas, fue tan rápido todo que no me dio tiempo de pensar.

El más alto y atlético de los dos cuando estaba a punto de golpearme, lo anticipo velozmente y le clavo rápidamente la estaca en el corazón y veo como se hace trizas en cuestión de segundos.

- Maldita- grito el otro que pego un salto pateándome el estomago, me hizo casi volar a una esquina, un dolor inmenso sentía, no tarde mucho tiempo en usar la telequinesis para verlo desmoronarse ante mis ojos de dolor.

- Sophia- decía Nicholas forcejeando con otro que intentaba morderlo, sin poder moverme mas rápido por el dolor estomacal del golpe anterior el otro logra morderlo, pero no con profundidad, ya que le clavo la estaca cuando logro levantarme.

- “Sector B”- se escuchaba en mi audífono- “necesitamos ayuda en el sector B”.

- Vamos ve- decía Nicholas tratando de detener el flujo de sangre que había en su cuello.

Cuando bajo subo al Sector B me encuentro con una batalla de casa por casa, eran mas vampiros que agentes vivos, luchando forcejeando al parecer estos eran mas inteligentes que los otros vampiros y tenían armas filosas, pistolas, navajas, esto no era alimentarse, estos querían revancha, querían a Iserbet, no eran los mismo vampiros de la mansión de eso estoy totalmente segura.

Mike en un intento de eludir a uno que era de una complexión robusta, tenía un tapado negro y unos jeans ajustados en las piernas. Y una expresión que daría pavor a cualquiera. Mike se cae y este sin perder segundo se lanza sobre el al parecer tenia un poder de hacer sentir dolor con la mente ya que Mike se estaba retorciendo sin poder hacer nada y en un minuto en solo un minuto Mike emitía sus últimos gestos de dolor. Fui tan torpe que en ese minuto, porque fue tan veloz que en un minuto, lo mato sin piedad. Sentí mi interior desangrar sin remedio, mi hermano mayor, la única persona que me quedaba además de Nicholas había muerto en manos de otro chupa sangre, sin dudarlo, le lanzo una navaja de plata que le atraviesa velozmente el corazón desmoronándose me caí sin temer morir, no escuchaba ni me importaba sus pensamientos, en ese momento el fue mi luz otra vez, como un hermano mayor aun así me recordó que tenia que hacer como siempre “Nunca te rindas, ellos siempre buscaran tu punto débil” eso siempre resonaba en mi mente cuando necesitaba la fuerza necesaria para vivir en esa mansión, me levanto secamente con algunas lagrimas en los ojos “levántate Sophia de esa forma te acabaran en un segundo” recuerdo que siempre me decía eso cuando entrenábamos.

Ante eso algunos quedan perplejos y se detienen, viendo como Mike ya no estaba en este mundo. Y por primera vez en mi vida fui fuerte y no sentí miedo, por primera vez seguiría a pasos lo que el me enseño a como luchar contra estos monstruos. Uno dos, tres o tal vez cuatros, cinco, seis, o siete no recuerdos como fue que mate lentamente sin piedad a uno por uno de ellos, sentía la rabia recorrer por mi cuerpo, solo recuerdo con la brutalidad que le saque la cabeza de un espadazo a uno de ellos.

- Así que si existes- decía uno de ellos resurgiendo en la puerta, con un saco y un pantalón jeans azul, una persona de mediana edad al parecer- Eres la elegida verdad.

Podía leer en su mente, en un flash back, el era el gran Luck el señor del segundo, ya que en un segundo podía matar a quien quisiese, del que tanto temían, mas viejo aun que Iserbet, la primera persona que Dracula convirtió su gran amigo humano Luck.

- La profecía, puede realizarse, pero también puede frenarse- decía con gestos seguramente tratando de matarme, pero con lo que el no contaba era que yo era inmune a los vampiros- Que bueno que era Wilson- dijo entre risas

- Si sabia que servía para algo no lo hubiese matado, sus profecías eran ciertas, eres inmune a todos nosotros.

- Si pero tu no eres inmune para mi- dije usando telequinesis y causándole dolor, pero este era tan fuerte que lo podía soportar.

Para mi asombro, Luck avanza sobre mi a una velocidad impresionante y me da un golpe tan fuerte que me hace volar casi por los aires, sangrándome la ceja por el corte que esto causo, se acercaba mas rápido, para sujetarme del cabello, y golpearme rápidamente el estomago con la rodilla, trato de defenderme evadiéndome de su brazo y golpearlo, y en ese momento siento como una navaja traspasa mi estomago, causándome un dolor horrendo, me sujete del estomago tratando de respirar por el dolor punzando que me había causado, cuando siento un golpe que me hace volar otra vez mas rompiendo una de las maquinas que había en ese sector extenso que estaba dedicado al descanso.

No puedo respirar, me duele demasiado, el es mas fuerte, mas tenas, mas rápido que yo, ya ni siquiera puedo ver con claridad sus pasos, solo trato de levantarme y moverme tratando de esquivar sus golpes. Después de tantos golpes e intensos fallidos por verlo caer, siento mis piernas flaquear y la sangre correrme ahora por la frente del duro golpe que me di cuando me lanzo como a un juguete a la pared, se acerco rápidamente sujetando mi cabello, y me mostro sus filosos dientes sentí el miedo invadirme, ese miedo que sentí el primer día que acabe con uno de ellos, ese miedo que pensé acabar reapareció otra vez.

- Como digo, el destino se puede cambiar- dijo sonriendo irónicamente a punto de morderme.

Estaba preparara para mi fin, pero jamás me rendiría, jamás dejaría que la muerte de Mike quedada en un simple recuerdo, jamás dejaría que otras personas siguieran sufriendo por este hombre. Y en ese momento entendí porque mataría a Iserbet, la mataría para salvar a mas de 40 millones de personas inocentes que deben sufrir las injurias de personas como Luck, o cientos de ellos mas, y lo mataría a el, o a quien sea. Porque por primera vez comprendí mi lugar en el mundo, y este no es amar ni ser amado, es ser un héroe, no ser un héroe sino que por todas esas personas que derramaron su sangre como Mike, no quedara en un vano recuerdo y una sed de venganza insaciable, ahora es que entendía las palabras de Nicholas y ese odio irreversibles hacia ellos.

- ¿Ahora dime, donde esta el collar de cristal?- decía fríamente.

- Jamás- dije pateándolo fuertemente y lanzándome con furor.

Saque un arma de platino y vacile el alma en el, sin contar cuantas balas iban perdidas en su cuerpo, aun así entre jadeos de dolor, el temeroso hombre seguía tratando de pararse. Antes de que lo haga le clave la estaca en el corazón sin opción de tiempo.

Cuando estaba subiendo al lugar donde estaba Iserbet, en la entrada del salón donde se encontraba encerrada me encuentro otra vez con esa mirada, con esa mirada llena de fervor, sus ojos eran negros, su expresión era rabiosa, de sus labios salían unos colmillos perfectos, y ese rostro angelical era reemplazado por anchas y gruesas venas.

De lado suyo estaban Anastasia, Vitake y Lucia preparados para luchar, las dos vampiresas totalmente convertidas tratando de ayudarla, en su paso habían dejado a unos quince personas alrededormente de científicos y agentes que trataban de bloquear la entrada al salón donde se encontraba.

- Impresionante- dije sarcásticamente- ¿Cómo pudieron eludir a tantos controles de seguridad?-

- Fue difícil, pero en cuanto los encontramos, llamamos a Luck, el ideo lo demás- dijo secamente Lucia.

- O nos dejas pasar o acabamos contigo- dijo Vitake

- Sabes que eso jamás pasara- dije preparándome- Jamás los dejaría pasar.

- ¿Todo este tiempo eh sido un simple plan?- dijo con los ojos azules otra vez la musa angelical encarnada en demonio

- ¿Es que alguna vez lo dejaste de ser?- Mentí.

Leí el miedo de Anastasia, el miedo de Lucia por la vida de Iserbet, y el fervor deseo de aniquilarme de Vitake.

Iserbet uso sus poderes, seguramente leía lo mismo que yo, el miedo, la sed de venganza, y los durmió o desmayo.

- Ahora no tienes a nadie que te defienda- dije acercándome lentamente.

- Tengo dos opciones- dijo sonriendo- una es dejarme morir, y otra es escapar.

- Pero tu tienes dos opciones también- prosiguió- me matas o me dejas ir, pero se que ya decidiste por la primera, y yo no puedo luchar en contra de ti.

- Porque una puta vez dejas de lado esa estúpida actuación de querer hacerte la buena- le grite furiosa.

- Porque para dejar de hacerlo, tendría que dejar de amarte- dijo acercándose a mi- ya te lo eh dicho antes, eh vivido 460 años, y jamás en mi vida eh visto una luz tan preciosa acariciar mi alma fría como tu lo has hecho- dijo esto abrazándome.

Después de un momento, después de unos minutos, volví a la realidad, y recordé lo que en un momento sentí cuando luche en contra de Luck, yo no estaba temiendo a mi realidad, estaba siendo valiente, iba a matar al amor de mi vida, iba a entregarla con mis propias manos, para encontrar la paz y la felicidad de los demás, pero en ese momento no solo ella moriría, yo también lo haría, porque mi alma se iría con ella, por siempre y para siempre moriría junto a ella también, sentí un dolor punzante clavarse en mi, un nudo en la garganta imparable, sin lagrimas la llore, y llore a nuestro destino, bese sus labios fríos, mire por ultima vez su rostro, era perfecto, era tan blanco como la nieve, y ese tacto frio y suave al tocar su piel quedarían grabado por siempre en mis sentidos, tenia los ojos cerrados, como sabiendo mis intenciones, entregándose una vez mas a mi merced.

Introduje lentamente aquel material de madera punzante con el cual había matado a tantos vampiros, y la bese, tratando de calmar su dolor sus gritos como si de esa manera podría decirle sin palabras que me estaba muriendo junto a ella, como si con eso pudiera decirle que me estaba desflorando y rompiendo una a unas mis alas que solo con ella podrían alzar el vuelo. Mientras de mis ojos no dejaban de emanar lagrimas.

- Mírame Iserbet- dije desesperada

Ella tenía la boca entreabierta, y con esos ojos que se iban oscureciendo cada vez mas me sonreían y me irradiaban por última vez.

Todavía espero que alguien me levante de esta pesadilla.



“Solo una de las dos podrá vivir”. “La diosa Mortal, y la diosa Inmortal no podrán vivir en el mismo lapso de tiempo”

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