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domingo, 24 de abril de 2011

Blood Love I

blood love”

Capitulo I

“Reviviendo”

Destino, destino cruel, monstruos, tantos monstruos a mi alrededor, y esas mentes viles, de las cuales, yo escucho voces, voces que muy pocos tienen la desdicha de escuchar, dolor, sangre, tanta sangre, lo toman, lo hablan, lo tratan como si fuera lo máximo, y en realidad, simplemente es un liquido que recorre cada parte del ser humano, como si fuera lo máximo, veo en sus ojos, leo en sus mentes, esas fuerzas, esa maldad, que sacan del simple hecho de alimentarse. No no, yo no soy un monstruo como ellos, ¿hace cuanto te estas reimplantando esto Iserbet? hace cuanto quieres seguir con esta idea tonta de que no eres, el ser mas asqueroso y repugnante del mundo, si vives en un mundo tan paralelo al cielo, si vives, rodeada de monstruos, si eres la hija del gran señor, cuanto mas seguirás con esa idea, eres tan o mas malas que ellos, eres mas asquerosa que esos que dejan sus cadáveres a la a deriva de tu vista y de tu hambre, pero hace cuanto que no consumo, hace cuanto, no me alimento, hace cuanto, que consumo la sangre de esos animales, hace décadas no siento esa locura por alimentarme…

- Iserbet, feliz cumpleaños.- me interrumpían de mis pensamientos, al levantar la mirada me encuentro con Jonás, un chico de tez blanquecina muy blanquecina ojos tan penetrantes, era muy apuesto, cabello al costado, que vestía en un traje casual.

- Iserbet ah quedado en el pasado.- dije levantándome de mi cama.- no te eh permitido subir hacia mi alcoba.

- Discúlpame, solo quería saludarte por tus, 350.. no 450.- decía Jonas gracioso

- 460 años.- dije suspirando

- Hay que festejar esta noche, ¿hace cuanto no sales de este lugar?, hace cuanto no.-

- No quiero.- dije frenando sus palabras.

- Eres la princesa de las tinieblas y no sales de tu habitación, me pregunto como puedes vivir sin alimentarte.-

- Si lo hago y ese no seria problema tuyo.-

- Alimentarte de Sangre de animales, que te trae tus súbditos, eso no es alimentarse.

- No quiero ser un monstruo.

- Pues lo eres, y déjame decirte que la mas poderosa.- decía con gestos en el rostro

- Si no te vas de este lugar en 5 segundos, juro que voy a producirte dolor con la mente y a dejarte en coma por varios días.- no tuve tiempo de pestañear cuando ya no lo vi a mi lado.

Si soy un monstruo, un horrible monstruo que se esconde para negar esto, para no ver la maldita realidad.

Sigo en esa gran habitación de cuatros paredes, con ese diseño que no se arreglo desde 1760, de colores pasteles en las paredes, no tiene ventanas, gracioso, vivo en un lugar secreto, muy secreto, debajo mas debajo de las alcantarillas, tecnología, computadoras, tv, vivimos como personas normales, mientras somos unos viejos de mas de 100 años.

- Iserbet, Iserbet.- soy Anastasia.

- Pasa.- dije

- Saldremos esta noche.-

- No iré.- dije volviéndome al gran sillón.

- Prometemos no alimentarnos.- decia Neón que surgía de la puerta, ese chico rubio tan blanco como Anastasia, los dos poseían un don tentador para cualquier humano, era su belleza, los dos eran muy bellos, y además eran hermanos.

- No les creo.- dije sin vacilar.

- Pues así será.- vamos ¿hace cuanto no vez las calles?.-

- Vale vale.- esta bien.

Los dos salieron muy sonrientes, llevaban la ropa que supongo en ese momento estaba de moda.

Yo como no tenia mucha ropa casual, me puse un vestido que me compre hace unas décadas, no estaba fuera de moda, porque era sencillo y elegante, hecho por el mejor diseñador de entonces.

Lo único bueno de ser vampiro, es no tener imperfecciones en el rostro, simplemente me maquille con colores claros los ojos, y me dispuse a bajar.

- No no, no ni loca salís con esa ropa.- decía Anastasia.

- ¿con cual salgo?

- No estamos en el siglo XIX.- decía Arlet, la más vil y terrible de todas.

- Vamos te presto ropa.- decía Anastasia.

A regañadientes subí hacia la habitación de Anastasia. Su cuarto estaba pasando el largo corredor, llegando a la sala de estar estaba su habitación. Con decoraciones pintorescas y muy coloridas lo que realmente me sorprendió.

- Ya se que dirás.- dijo suspirando.- a diferencia de Arlet. De Tomas y de Isabella no quiero vivir tan plenamente la vida de un vampiro… a veces.- dijo dando una pausa.- a veces necesito luz, sabes.

Yo simplemente asentí con la cabeza, y era verdad, ella era un ser vil pero no destructiva como la mayoría de los vampiros, lo leía en su mente, su arrepentimiento después de haberse alimentado siempre le entraba la moral, el remordimiento, pero ella también sabia que jamás podría dejar de hacerlo, lo tomaba como algo natural.

Después de unos minutos de seguir hurgando en su gran placar, saco un vestido, que para mi gusto y mi vista eso era un sweater largo de color gris, unas botitas y un saco largo por si hacia frio.

- Esto te quedara bien.- decía con gran entusiasmo.

Después de unos minutos termine de vestirme, y ella revoloteaba mi cabello.

- Así esta mejor.- quisiera, ser así de bella como tu.-

- Espero que se comporten, no quiero tener que.-

Ella asintió con la cabeza, si accedí fue porque pude leer en sus mentes que si cazarían lo harían fuera de mi vista.

- ¿Porque te molesta tanto?.- articulo sin que yo me diera cuenta.

- Porque si.-

- Vez no hay razones.-

- ¿Y desangrar a gente inocente por placer es una razón?.- dije volviéndome seria.

- Es nuestra naturaleza, yo no pedí que me convirtieran en esto.

- Yo tampoco quise ser un monstruo, y lamentablemente un hechizo mágico a diferencia de ti me convirtió en esto soy desde bebe un monstruo, tu fuiste humana por lo menos.- pero no quiero ser un monstruo.

“Pues lo eres, y tu si que has destruido”. Decía ella en sus pensamientos, simplemente me aleje.

En la calles de New York, todos con autos carísimos, mostrándose normales, fuimos a un bar de la alta sociedad, creo que si seguí ahí un tiempo mas con esa gente, no me iba a poder contener arrancarles el corazón a unos tantos que se acercaban a hablarme.

Antes la gente no era tan… tan pervertida, en sus mentes había sexo, solo en eso pensaban.

Fue por esa razón, por la que junte las fuerzas y Salí de aquel lugar.

Caminando por esas grandes calles, cada vez mas urbanizadas, cada vez mas distintas, hace cuanto no respiraba aire. 22 años Rache. 22 años desde aquella situación.

Pensamientos de gente incoherentes. De personas tristes, de asesinos traumadas, de personas sumamente felices, y de algunas malas hierbas allí te das cuenta de que tu no eres el único monstruo, personas sufriendo por amor, amor que será esa palabra, ella que sufre por el, ella que piensa en suicidarse por el. Es el único sentimiento, que jamás tendrá un monstruo, ese sentimiento de los que tontos hablan, yo eh carecido de ese sentimiento, desde que tengo memoria, en esto 460 años, solo recuerdo que lo han mencionado, eh visto la emoción que cargan cuando lo expresan, claro que eh querido sentirlo. Pero eso es algo tan lejano como olvidarme de las cicatrices del pasado.

Pasando por un centro comercial, por un bar, hasta llegar a una gran discoteca, con algunas personas afueras. Voy escuchando a cada persona.

- Déjame.- un gran ruido parece ser un golpe, no se de donde provienen las voces, solo puedo escuchar una mente sucia un hombre, lleno de perversión, pero ese no es mi asunto, cuantas voces y cuantas mentes eh leído con estas situaciones. Pero algo me dice que debo seguir esa voz, algo me dice que debo ir. Y en un abrir y cerrar los ojos me encuentro parada allí.

- Oye, tu que mierda quieres.- decía el dueño de esos pasamientos, un hombre muy grande físicamente.- tu también quieres.- Decía acercándose a mi, y a los pocos segundos, sin poder tocarme estaba a 500 mts inconsciente, lo podría matar. Pero. ¿Quién soy yo?.

Ella estaba temblorosa, gacha con el rostro en las rodillas. Trato y trato de leer su mente pero no puedo. Como puede ser esto posible, jamás me había pasado, quiero decirle que todo esta bien pero no me animo. Si la toco no se si podre resistir a la tentación de su sangre. El olor de la sangre que proviene de su cabeza, es tan delicioso. Tengo miedo de convertirme otra vez, trato de hacer lo posible para que mis pupilas no se dilaten, y cuando estoy a punto de correr su voz me detiene.

- Gra… gracias.- no hizo falta leer en su mente el miedo que le causaba.

- ¿Haz visto algo?.- dije tratando de no respirar.

- No.. este no.- ese no era un claro si, cuando pude recobrar las fuerzas y abrir los ojos la pude ver.

Era más hermosa que un ángel, en ese momento creía haber alucinado, pero ella era de carne y huesos.

Con una cabellera negra larga y ondulada en las puntas, un corte moderno de los que se usan ahora, unos ojos penetrantes azules verdosos, que al mirarlos olvidarías de donde provienes, y cual es tu objetivo, tiene una mirada tan profunda sumada a ese hermoso y exótico rostro angelical del que chorreaba un pequeña gota de sangre producto del golpe que le dio aquel hombre.

- Si me dejas ir olvidare lo que eh visto.- dijo esa voz tan sensual.

- No puedo.- dije sin vacilar.

- ¿Me mataras?.- dijo con lagrimas en los ojos.

- Cierra los ojos.

Los cerro temblorosa, lo único que pude hacer es tocarla y hacerla dormir, con telequinesis, no podía asesinarla, a cualquiera, pero a ella jamás. Me traume aun mas cuando no podía hacerla dormir, era inmune a mis poderes.

- Sigo esperando a que me mates, no le temo a la muerte.- decía llorosa, y temblante.

- No puedo hacerlo.

- Entonces déjame ir.- dijo abriendo sus ojos y clavándolos en mi.

- No puedo hacerlo.-

- ¿ es lo único que sabes decir?.- hasta en esta situación podía inmutar una sonrisa, en ese momento, pude sentir mi corazón pararse. ¿Qué me hacia sentir esta mortal?.

- Tienes que venir conmigo.-

- No quiero.- dijo, no le hice caso alguno y la cargue.

- Respira hondo, y cierra los ojos,. Me hizo caso, entonces corrí y en cuestión de un corto tiempo llegue a la mansión.

- Abre los ojos.

- ¿Qué eres en realidad.- se animo a decir, mirando el gran cuarto.

- ¿No te has dado cuenta?, soy un monstruo.-

- Que clase de m…- fue lo que escuche, hasta que en un abrir y cerrar los ojos Tomas la agarraba del cuello..

- Iserbet, pensé que habías dejado los hábitos.- decía ese perverso morocho de ojos claros y tez tan blanca como la luz, poseedor de un cuerpo atlético.

Al rato entraban los demás que habían salido.- son 35 vampiros en la mansión y unos cientos en el resto del país.

- Mira esta belleza Arlet, como nos divertiremos.- dijo Tomas, con su mirara que da pavor.

Ella estaba temblando.

- Sabes preciosa con un cerrar y abrir de ojos no estarás mas en este cielo.

- Si la tocas, prometo hacerte sufrir antes de matarte.- mis palabras cambiaron la expresión de Tomas.

- Contare 10 segundos.- 1, 2,3,4,5,6,7,8…9…

- Tomas suéltala.- decía Lucia.- veo el índice de Rachel te va a matar de verdad.

- No le temo, si dicen que es tan poderosa, quiero que lo demuestre.-

- 10.- dije cerrando los ojos.

Tomas estaba flotando en el aire con una expresión de dolor.

- Por favor para.- decía Arlet.- lo estas matando.

Lo deje, quedo inconsciente en el suelo, y pude ver en los demás el respeto que había perdido.

- Para que recuerden quien soy.- dije exclamando.

“debes matarla”.- decía Anastasia en sus pensamientos.

- Quien es ella Joe,- Decía Lucia, a Joe, el tiene el poder de saber la vida de las personas con tan solo tocarlas, físicamente Joe si daba miedo, era robusto con una melena castaña descuidada, y una tez muy blanca, pero en realidad era muy amable.

Joe se acerco a ella.

- No puedo, no veo nada.- decía el para asombro de todos, era inmune a nuestros poderes.

- Dime tu nombre por favor, veré si puedo ver simples cosas.-

- Sophia Vergara.-

Pude leer todos los pensamientos de Joe.

“no lo puedo creer, esto no puede ser posible”.

- No lo puedo creer ella es.- decía Joe que no salía de su asombro.

- Es inmune a todos nosotros, lo siento es que simplemente no logro ver nada.- decía un Joe que parecía preocupado.

En la mente de varias personas aparecía la palabra “Asesinar” y más de uno, quería hacerlo ellos mismos, después de hacerle cosas perversas, sabía que si la dejaba irse, eso pasaría.

- Tenemos que matarla.- decía Lucia. Esa mujer tan sensual y profunda, de tez traslucida tan clara, unos labios carnosos, y dueña de unos ojos marrones claros que deslumbran a cualquier mortal.

- Yo lo hare.- decía Vitake, uno de los mas temidos y tiranos de los vampiros, escondido de un rostro angelical de niño, Vitake posee un don muy especial a diferencia de los demás, el tiene el poder de destruir a las personas con la mente, según lo que siempre voy escuchando de su mente, el es una persona muy tenaz e inteligente, muy vil y malo, pero muy leal hacia mi a diferencia de Tomas.

Ella estaba temblando a la vista de unos vampiros que se querían divertir con ella a toda costa.

- Pero antes, quiero divertirme contigo.- decía acercándose Vitake.

En un reflejo de velocidad, lo golpeo y vuela rompiendo la mesa de la gran sala alfombrada de roja, y con paredes de color pastel, sillones de cueros eran los que adornaban y daban un toque de elegancia al lugar, una gran chimenea, y grandes estantes de libros de todo tipo.

A la vez que Vitake voló rompiendo la mesita de luz, salto Arlet, esta a diferencia de Vit, no estaba bromeando y buscaba asesinarme como pudiese, salto encima mío, mordiéndome el cuello, ella ya estaba transformada, solo pude apartarla de mi con fuerza, en ese intento me araño el rostro. En ese momento vi a Shopia con tanto miedo a los ojos, que no me importaría morir, solo para salvarla, cuando estaba a punto de levantarme para usar la telequinesis, aparece Charles, del que nadie pareció percatarse, por su asombroso poder de velocidad, pero yo lo pude leer en su mente, como me odiaba ese chico, cuanto odio tenia hacia las personas en un cuerpo tan pequeño, me clavo un palo de madera, para asombro de todos, hasta de Vit, que estaba sujetando a Arlet, hace cuanto no sentía un dolor como ese, hace cuanto. Sentí romperse todas mis entrañas.

- Pide tu ultimo deseo princesa.-

- Sabes que te puedo asesinar con un solo paso.- dije casi sin respirar.

Charles iba a una velocidad infinita, que solo yo podía saber su ubicación según lo que pensaba.

- Conviértete, Iserbet.- gritaba una Lucia desesperada.

Al tiempo que sentía, otra vez aquel arma romper mi pulmón derecho, fue tan doloroso que me dejo sin aire. Pero convertirme, eso no lo quería, no frente de ella, no quería mostrarme tal cual era frente a sus ojos.

Al fin Charles había parado que moverse, para pararse frente mío, con aquel arma, era el final.

- Déjala.- escuche la voz sensual de mi musa, teniendo el valor de empujar a Charles que de un solo golpe la hizo desparramarse por las mesas, inconsciente, y en un charco de sangre proveniente de la cabeza. Ese fue el embrión decisivo, para desatar mi furia; ya no era una rubia de ojos azules verdosos, ahora tenia dientes afilados y ojos negros que ni las pupilas se veían, de el surgían esas venas negras que dan tanto miedo.

No sabia donde estaba Charles, pero en cuestión de segundos, vi desmoronarse una pila de cenizas, que seguramente eran de su cuerpo, no estaba en si, cuando me acerque a Arlet, que imploraba por su vida.

- No te asesinare, sino que prefiero que Vit que tanto te “quiere”.- dije sarcásticamente.- que el lo haga, pero que te haga sufrir tanto dolor, antes de hacerlo.

Nadie se atrevía a moverse, ni a pestañear, unos pocos minutos después, pude volver en mi, y vi a Sophia tirada en aquella gran mesa y con hilillos de sangre en su cabeza, entonces pude entender la mirada llena de hambre de algunos, que si no fuera por mi, ya se hubieran alimentado, pude leer tanto miedo en sus mentes, tanto respeto que había perdido. Me acerque a ella, no sin el miedo de no poder aguantarlo y matarla allí mismo, pero sentía esas fuerzas, y se que aunque no me alimentara por 1 siglo mas preferida morir que a morderla a ella. Que era eso que sentía, que la hacia intocable, que la sentía sola mía, y que debía protegerla. Cuando me acerque a su cuerpo, debo confesar que utilice todas mis fuerzas, para que su sangre sumada al olor de su cuerpo a oliva no me hiciera perder la conciencia, la alce como pude, cerrando los ojos, y recordando que si me alimentaba, siempre pagaría por esa decisión. Vi a unos vampiros sedientos e inmóviles que me seguían con la mirara.

- El que le pone una mano, terminara siendo cenizas como charles, o peor, si me enojo le hago sentir tanto dolor que morirá solo por eso.- exclame.- vallan a alimentarse y vuelva.

La lleve a mi habitación, casi desmayándome por soportar el olor y no respirar, la acosté en el gran sillón junto al televisor, y fui al baño a extraer el algodón y un balde de agua para limpiarla.

- Iserbet ábreme.- escuchaba la voz de Lucia.

- Ve a alimentarte y te dejare entrar.-

- Déjame entrar, no siento sed, y no quiero verte pagar, por matar a la persona que te deslumbro por primera vez.- “esas palabras deslumbrar”.

- Yo puedo.-

- Ábreme, por favor.- la deje entrar, me vio utilizando todas mis fuerzas posibles para limpiar la sangre que surgía de su frente y que corrían de sus mejillas.

- Como, puedes soportarlo, hace décadas no te alimentas.- dijo sorprendida.

- Porque, se que si le hago algo lo pagare por siempre, no me preguntes como lo se pero lo siento aquí.

Entonces fue que sin palabras siguió limpiándola, hasta dejarla limpia de todo rastro de sangre, ella hacia mas o menos todo lo posible para aguantarlo, pero leyendo su mente, no sentía tanta atracción por su sangre.

Después de que termino de limpiarla, le cambio la ropa por algunas de las suyas, y la acostó en mi cama, sin dejar de sentirse incomoda por mi mirara.

- No te preocupes, jamás le haría daño.- dijo dándome seguridad.- ¿Que harás con ella, ahora que sabe nuestro secreto?-

- La dejare acá, hasta que vea como puedo borrar sus recuerdos, veré como puedo destruir esa inmunidad, solo para hacer eso.

- O es que quieres retenerla contigo.- ante esas palabras no pude articular nada.

- Ella debe tener amigos, familiares, y seguramente pareja porque es muy bella, no puedes preverla de todo eso.- decía lucia sentándose a mi lado.

- No lo quiero hacer, pero si la dejo libre, quien me da la seguridad que no la mataran por saber nuestro secreto.

- A ti nunca te importo nadie, recuérdalo.- dijo alejándose por la puerta.

Verla inconsciente, durmiendo, para mi era estar en el máximo cielo, ver ese rostro angelical sin percatarse del mundo.

Eh estado un día y medio sin moverme de ese lugar, sin cansarme siquiera de verla, sin poder moverme, hechizada por aquello tan armonioso que veía, era un ángel en su lecho, sin poder acercarme a ella por temor.

Según Neón que era doctor ella estaba inconsciente y se despertaría en pocos días.

Así fue que perdiéndome en esa figura escultural, en esas piernas larguísimas y tan perfectas, en esa cintura tan finita con esas caderas espectaculares que la adornaban me perdía, y ese rostro tan angelical, el color bronceado de su piel, la hacia la mujer mas hermosa que habían visto mis ojos.

Que sentía, no creo poder describirlo con palabras, simplemente era algo que jamás sentí. Ni tampoco se el nombre de el deseo de protegerla y tenerla cerca de mi.

- Hola.- fueron las palabras que dijo sonriente.

- Hola, bella durmiente.

Al rato se quería levantar, haciendo fuerza seguramente por el dolor que sentía.

- ¿Que fue lo que paso?- no recuerdo nada.- dijo con una mueca de dolor.

- Queriéndome defender te hicieron volar como los pajaritos.-

- Se dice gracias.- dijo mirando toda la habitación.

- No entiendo porque estas tan sonriente, si yo fuera tu, estaría llorando.-

- ¿Porque debería hacerlo?- dijo extrañada.

- Estas en una mansión llena de monstruo.

- Tengo un héroe.-

- Deberías temerme más que a cualquiera de los que están afuera.

Al terminar esa frase se acercaba lentamente hacia mí.

- Entonces enséñame que tan mal me puedes hacer.- decía esto tan cerca de mis rostros de mis labios, que me hizo erizar toda la piel, algo que no me pasaba hacia siglos, es más ni lo recordaba.

- Yo si fuera tu, no jugaría con fuego, recuerda que te puedes.- no me dejo terminar esta frase cuando me dio un pequeño beso en el cuello, y alejarse de mi.

- ¿Me vas a dejar ir Iserbet?- decía agarrando un pequeño objeto, una brújula.

- No puedo.- aunque si lo quisiera.

Ante esas palabras se quedo en silencio, matándome con esa mirara tan profunda.

Sophia:

Hace cuanto, hace cuanto que ya no estas conmigo, hace cuanto no puedo olvidar tu cuerpo ensangrentado en la casa, tu pequeño cuerpo, todavía recuerdo la desesperación de papá y mamá, que poco después también terminaron como tu, yo era tan pequeña cuando, un grupo de gente me llevaron a una escuela especial, no pensé en nada, solo en la rabia que sentía, me dijeron que era especial, y que me habían buscado hace mucho tiempo, a esa edad no entendía nada, pero poco después entendí que había pasado y porque estaba allí, todas esas respuestas que buscaba las encontraba, tu cuerpo, la de Mamá y papá sin sangre alguna, pero tu, tu eras una niña de solo 5 años, eras mi sol, yo solo tenia 13 años, recuerdo como pensé que se me iba la vida en ese momento, sabes, hoy tendrías , 15 años, jure desde el momento en que me trajeron estos agente que iba a destruir a la persona que te causo esto, te lo jure, jamás imaginaria que los vampiros existirían, esos agentes me dijeron que yo era inmune a ellos, a todos ellos porque era la elegida, papa era cazador, ese era su gran secreto, y yo poco después Kelly, terminaría como el, al principio si les temía, fue a los 15 años, cuando por primera vez, clave un navaja de madera en el pecho de uno, son seres tan asquerosos, llenos de maldad, puedo leer sus mentes, solo las de ellos.

Una semana Atrás.

- Creo que todos saben el objetivo principal ¿no?.- decía el presidente de la academia.- un señor delgado muy alto y de pelo canoso, siempre con un rostro muy serio.

- Necesitamos el cristal y a Iservet, para poder estudiar el origen de estos seres, los estados han invirtieron en cada uno nosotros mas de dos millones de dólares, no podemos defraudar. También se que muchos de ustedes, sin querer el reconocimiento, el 70% de ustedes quieren hacer justicia propia, quieren terminar con estas plagas. Tenemos que golpear si o si a la abeja reina para aniquilar a los restos, que cada vez se van incrementando, se alimentan si, de la vida de de miles y miles de personas inocentes.

- Hemos encontrado por suerte al eslabón que puede destruir toda esta masacre que nuestros antepasados no han podido, la hemos encontrado antes que ellos.

- Sophia, todos nosotros dependemos de lo que hagas la semana que viene, todos dependemos de ti, todo los esfuerzos, las luchas, las investigaciones, el dinero.- este señor si que no sabe poner presión. – quiero a Iservet viva o muerta, pero la quiero aquí, quiero al máximo monstruo en esta academia.

Una semana despues

- Sophia.- decía Mark mi compañero, aquel chico de robusto y de pelo castaño oscuro.- te llama, Nicholas. Me decía al tiempo que me llevaba hacia la sala de junta.

- Sophia toma asiento.- decía Nicholas, un hombre de unos 30 años muy apuesto e inteligente, debo confesar que fuera de la institución el era mi pareja y mi gran amor.

- Hoy es el gran día, tenemos que hacer todo lo posible por entrar a su mansión, tenemos que encontrar a la abeja reina.

- Iserbet.- dije yo sorprendida, al parecer seria el día que tanto esperaba

- Ella misma.- decía Nicholas, enfrente de la mayoría de los agentes.

- Pero ella es indestructible Nicholas y tu lo sabes, eso seria arriesgar a los agente y a esta corporación.- decía un Mark ofuscado.

- No es indestructible, necesitamos el cristal que esta en la mansión, para destruirla, y si ella es destruida, entonces mas de la mitad de los vampiros irán a la tumba con ella, esas fueron las ordenes del jefe la semana pasada no se ensanchen conmigo, si tienen miedo.

- Lo sabemos Nicholas, pero ¿han preguntado a Sophia si quiere arriesgar su vida?.- decía Mark.

- Haber, gran Nicholas, ¿como pretendes que entre a la gran mansión?.- dije molesta por las imperfecciones que había.

- Esta noche, según los antepasados de la institución, es el cumpleaños numero 460 de Iserbet, seguramente habrá varios vampiros rondando por la ciudad, tenemos las brújulas, los equipos necesarios para saber donde están, tu tendrás que seducirlos.

- ¿Y si la quieren morder?.- dijo Antoni, uno de los agentes mas tenaces y fuertes que conocí. De cabello oscuro y unas cicatrices en el rostro por unas cuantas luchas.

- Sophia, puede leer sus mentes, ella los podría matar en un segundo. ¿Quieres hacerlo Sophi?.-

- Lo hare.- no puedo creer que el día que tanto esperaba llegaría.

- Eres, la elegida, creo que hoy es el dia para ponerte a prueba.- decia Alicia, la encargada de los equipos de combate e investigaciones.- yo creo en ti Sophi

Ese dia, nos preparamos para lo que sea, no tenia miedo a morir, claro que no, solo quisiera ver el rostro de la persona que tanto daño hizo, solo la quería ver a ella, y clavarle una estaca en el alma, pero según Nicholas ese no era parte del plan, el plan era entrar a esa mansión y encontrar el cristal, encontrar a Iserbet, ellos no la querían matar, sino encerrarla para llenarla de estudios, es la vampiresa mas antigua del universo y la única sucesora sanguínea de Dracula, el señor oscuro, que según los estudios estaba encerrado en Rumania, pero eso no podría ser, si fuera así, Iserber ya hubiera liberado a su padre. De la madre se sabe únicamente que era una condesa muy hermosa, que al solo verla Dracula quedo estupefacto de su belleza, y es ella la única persona quien le importo en el mundo, cuenta la historia que después de verla uso todos sus poderes para enamorarla estuvieron juntos una noche en la cual el señor oscuro uso los poderes de su telequinesis para que ella accediera, ella al poco tiempo quedo embarazada, cuanta la historia que al poco de un mes y medio tubo a la bestia, que desde bebe se alimentaba de sangre, en ese momento la condesa supo que el señor oscuro era el mas poderoso y vil de todos los vampiros. La condesa se escapo, y el por dolor la encontró y la asesino, criando así a Iserbet, que era a la única persona en la faz de la tierra que le tenia cariño. Después de ese incidente, Dracula, como le decían por el temor que causaba, mataba a todos los que quería, convirtió en sus sucesores a los que deseaba, era el dios de la oscuridad en el siglo XIII, vio en Iserbet sus misma cualidades, a diferencia de que ella era mas poderosa que el, pero nunca se le había cruzado matar a su propia hija, millones de cazadores lo habían intentado, el para eso había creado un cristal mágico para protegerla y hacerla inmortal e indestructible para cualquier cazador o vampiro, sin importarle que un dia ella lo pudiera sesinar como mas quisiera.

Eh estado diez años estudiando todos los movimientos de cada vampiro, conozco la historia de Vitake, un Filosofo, al que Dracula convirtió por primera vez, para proteger a su hija, Vitake es el que mas resaltaba de la legión de Dracula, por su increíble poder de destrucción, y el miedo que causaba físicamente.

Hace dos años, se sabe la historia de los hermanos rusos, los más divinos, los mas leales a Iserbet a los que ella convirtió.

Muchos de los antiguos vampiros viven en esa gran mansión mientras otros se desplazaron por el mundo, lejos de Iserbet, y a unos cuantos hemos asesinados también. Después de tanto tiempo de asesinar o alimentarse de las personas, ellos pierden el alma, o en el momento en que los convierten, según Litiu, uno de los vampiros mas antiguos ya no queda nada mas de humano en ellos y la destrucción es la felicidad.

Si tengo que arriesgar mi vida, para garantizar las de miles de personas lo hare, eh sido entrenada diez años para ser fuerte, y no tengo que tener debilidad, sabiendo que ellos son monstruos, que han destruido a mi familia, y a la de la mayoría de los que trabajan en la institución.

- Tendremos los sensores activados en toda la ciudad, y cuando veamos a un vampiro solitario seguiremos con el plan.

- Este plan es inútil Nicholas.- decía Lucy.- todos saben que los vampiros no tienen corazón, como van a proteger alguien que esta por ser abusada.

- Es la única forma para llamar su atención.- Antoni, usaras este sensor, que repite la misma cosa en la mente, por si es un vampiro con la destreza de leer mentes.

Después de que todos se fueron, y nos dijeron que hacer correctamente, me sentí mas tranquila, pero también nerviosa, si todo saldría bien debería estar en esa mansión llena de monstruos asquerosos.

- Amor, te voy a extrañar, y recuerda que si sale algo mal, no dudes en asesinarlo.- me decía Nicholas antes de besarme.

- ¿Y si todo sale bien?-

- Te voy a extrañar.- lo quería si lo quería, pero no me sentía protegida a su lado, no me sentía llena estando con el.

- Es lo que siempre esperamos, no los voy a defraudar.- dije abrazándolo.

Ya era tarde, todos los agentes estaban en marcha, al parecer había unos 13 vampiros en una fiesta de alta sociedad, no podíamos entrar, ni tampoco se podía ver muy bien los sensores de energía porque se movían constantemente.

Esperamos afuera en una furgoneta por si alguno salían. Y así fue cuando el sensor pito en rojo, nos pusimos en marcha para seguirlo, todos con sensores, para que no pudiera leer lo que pensábamos. Sino que tratar de bloquearlo.

Fue ahí que impidieron nuestros pasos cerca de una discoteca y Antoni y yo bajamos a un callejón cerca de la discoteca, deseando por favor que nos pudiera escuchar aquel vampiro.

- ¿Estas lista?.- me dijo Antoni.

- Si.

Fue en aquel momento en que me empujo y comenzó todo el acto, fue cuestión de minutos, para que la presa que parecía ser tan ignorante, se acercara, Antoni en ningún momento dejo de actuar, temía por su vida, pero fue completamente diferente, esa persona que parecía estar tapada con un saco largo negro sin tocarlo lo hizo volar, entonces al alzar bien la vista, la pude ver, era una vampiresa, una de las mas hermosas que había visto, que va, era la mas hermosa que había visto en la faz de la tierra, de ojos muy profundos de color azules verdosos, y un cabello recogido rubio, unos labios de color rubí rojos y gruesos, y un rostro sumamente perfecto, los vampiros son hermosos, la mayoría, da miedo pensarlo pero así es, parecen seres divinos, esta era blanca, sin rastro de las particulares ojeras pronunciada de la mayoría, me miraba penetrándome con la mirara, sin moverse siquiera, yo no sabia que hacer si asesinarla o confiar en el plan.

Fue entonces que la agradecí, y con esa voz la mas sensual que había escuchado, me decía si había visto algo, a lo que conteste que no, y eso si que no me creyó, se agacho a mi altura, en ese momento pensé que me asesinaría, me dijo que cerrada los ojos, algo me decía que podía confiar en este monstruo y así lo hice, puso las yemas de sus dedos en mi frente, su piel era fría como el hielo, y muy suave.

Para mi asombro no me hizo nada, vi en sus ojos la extrañeza, la confusión, seguro estaba sorprendida de que era inmune a sus poderes.

Agradecí al cielo y a Nicholas y su estúpido plan del que nadie confiaba, de que esta vampiresa era tan estúpida como hermosa, me hizo cerrar los ojos, y fue algo sorprendente, en poco tiempo, estaba en la sala de una inmensa mansión, la sale era tan enorme decorada muy clásica y moderna, no tenia ventanas supongo que la leyendas eran ciertas, era un lugar terriblemente escondido de los ojos de todos los humanos, siempre me imagine que habría cadáveres por doquier, pero esta parecía la mansión de un conde, o una persona multimillonaria de entre los siglos XVIII cuando se creaban las casas gigantes.

Su movimiento eran tan elegantes, de los que ni una bailarina o una modelo de las mejores podrían aportar, esta a diferencia de los demás vampiros que había visto, tenia una divinidad infinita, conjunto con un rostro sumamente tierno, por eso escuchen cuando les dicen: “ No se dejen engañar por las apariencias”, sus ojos, no me atrevía a midarlos, por miedo al impulso de querer asesinarla ahí mismo, ¿si odio a los vampiros?, los odio tanto que podría cortarlos y echarles sal y limón a cada uno de ellos.

En un arrebato, de un solo respiro aparece uno sujetándome el cuello, eso hizo exaltarme todo, y mierda, al rato aparecen todos, eran unos 30 y tantos, todos divinos, con unas midaras lujoriosas, fue entonces que escuche, su nombre, el de ella, el de la gran tormenta.

“Iserbet”, mire hacia todos lados confundida, pero Iserbet, era ella, la mujer mas hermosa que había visto en mi vida, la tonta que había caído en mi trampa, la mujer de esos ojos intensos, la del caminar tan elegante jamás visto, ahí estaba frente mio con los ojos.

Tuve que contenerme para no saltarle encima e intentar asesinarla.

Empiezan una discusión entre al parecer Thomas, uno de los vampiros que según estudios, era el que seducía a las mujeres para después degollarlas y asesinarlas y alimentarse como más quisiera, el más perverso y hermoso de toda la legión de Dracula.

Joe hace un intento por leer mi mente o poder ver mi pasado o futuro. Pero no logra nada

Iserbet, hace ejemplo de sus grandes poderes en mis propios ojos, tengo que fingir miedo en vez de rabia, porque me estaría protegiendo, este mounstruo, puedo leer sus mentes, y las ganas que tienen de devorarme solo para llamar la atención de Iserbet, en acción aparece, el vampiro mas respetado, Vitake, uno de los mas buscado, con una apariencia fornida, y un rostro que bien podría causar pavor a cualquiera, al parecer le esta jugando una broma a su, mejor amiga, y se acerca a mi, siento mas temor por querer matarlo allí mismo.

Iserbet sin problemas algunos, con un golpe hace volar y expandirse a Vitake, por lo que desencadena la rabia de otros vampiros, de la bella Arlet, la que tanto odia a Iserbet. Sin Problemas esta se saca ensima a la otra, que le deja una marcas de sangre. Pero lo mas sorprendente fue cuando, salió de la nada un vampiro al que llamado Charles, que al parecer tenia un poder sin igual de no ser visto por los demás, clavándole una estaca a Iserbet, la cual reacciono adolorida, en un instante se para frente a ella, si que sus amigos puedan hacer nada, e intenta clavarle el puñal.

Tuve una reacción inmediata, sin saber de donde salió eso, la tendría que dejar morirse, tal vez eso, pero lo impedí, millones de dólares, por el estudio de su cuerpo se perderían.

No recuerdo nada más…

Solo recuerdo que al despertar, estaba tendida en una cama, y al levantar la vista, me encontré en una alcoba, muy grande y elegante, con tonos pasteles en las paredes, alfombrado de rojo, del mismo color que el resto de la casa, y elementos sumamente valiosos e inexistentes en la actualidad, desde brújulas muy viejas, estantes de un metal muy costoso, tecnología, televisión.

Como el cuarto de un príncipe en la actualidad.

al seguir recorriendo el cuarto, vi a una Iserbet, con un rostro fatigado y de suma paz, mirando hacia mi dirección, si tan solo pudiera saber que pensaba, seria todo mas fácil.

Me trato de levantar, porque esa cama me da sumamente asco, siento dolores, y al levantarme recuerdo, recuerdo que paso, recuerdo como este monstruo me salvo la vida. También recuerdo cual es mi misión, seducirla, todo lo que pueda, y lo hago aunque antes de hacerlo preferiría cortarme el brazo.

Después de unas palabras, tome asiento, sin dejar de mirarle el rostro que al parecer tenia unas hediras, eso me pareció extraño, la mayoría de los vampiros, sanan al instante.

Quise preguntar, tantas cosas, pero no me atreví a articular palabra alguna, por temor a que saliera el verdadero monstruo que ocultaba, a través de esa capa tan angelical, todavía me preguntaba porque no me devoraba ahí mismo.

Un silencio incomodo llenaba aquel cuarto.

Tocaban la puerta, a la cual Iserbet ordeno el paso, era Lucia, la hermosa Lucia, la Lucia que según la historia siempre estuvo alado de Iserbet, una de las mas hermosas vampiresas que había visto, de tez muy clara, cabello negro y ojos miles claros, y una figura inigualable.

Traía consigo una bandeja de comida, al parecer era comida de mortal.

Después de dejar la bandeja en una mesita junto a la cama, salió otra vez por la puerta.

- Debes tener hambre.- dijo al fin

- Si, gracias.- prefiero los hot dogs, sucios de la esquina de la plaza hecha por un gordo que no se lava las manos que probar esa comida hecha en manos asquerosas.

Mire con extrañeza el plato. Sin querer tocarlo siquiera.

- Si, te comes esa comida que parece asquerosa, perdona pero los vampiros no nos alimentamos. Pero si tú lo haces, contestare a todas tus dudas.

Tuve que comer, aunque quería vomitar allí mismo, necesitaba saber muchas cosas que los libros no resolvían.

- Ustedes de que se alimentan.- tenia que ir paso a paso.

- De sangre, somos…- se quedo callada sin mirarme.

- Dilo.

- Somos monstruos que nos alimentamos de sangre humana.- ¿Cómo se llamo a ella misma?.

- ¿Solo de sangre humana?.-

- De los humanos.- ante esa respuesta tuve que fingir mi asombro.

- ¿Tu también lo haces?.- se quedo en silencio varios minutos hasta que pudo articular palabras.

- No, hace una década que no lo hago.- si purieda leer tu mente Iserbet todo seria mas fácil para mi, porque no lo hace, ¿no es ella el monstruo mas asqueroso de todos?.

- ¿Porque no lo haces?.- eso si me asombro.

- Un incidente.- dijo mirando hacia un constado.

- ¿Cuál?

- Uno y punto.- dijo pareciendo molesta.

- Prometiste responder todo.

- En un momento de desesperación, una noche.- contestaba entrecortada.- me alimente de una niña de 3 o 4 años.- si tengo que expresar mis sentimientos por esa respuesta, no lo podría hacer, tuve que contenerme con todas las fuerzas para no tratar de asesinarla ahí mismo, o salir corriendo de allí por desesperación.- no pude ocultar mi temblor, a lo que ella se dio cuenta.

- Por eso deje de hacerlo, soy un monstruo y no lo niego, pero eso, sabes no me puedo sacar de la mente su mirada.- dijo tratando de no mirar hacia mi.

- ¿Y que paso después?.- dije al borde del llanto y la desesperación

- Tuve que volver esa noche, tenia que ver, no se que tenia que ver, eso fue aun peor.- se quedo en silencio un largo tiempo, ya sin poder contenerme llore, pensando, que esa nena a la que se refería era mi pequeña hermana.

- Habla.- dije casi gritando.

- Tuve que matar a sus padres también, me habían descubierto, y el padre era cazador, nunca me sentí tan sucia, por eso desde ese día trato con todas mis fuerzas de no alimentarme.- ¿ de donde saque las fuerzas para no clavarle cualquier cosa en ese instante?, no lo podría explicar, no podría explicar la rabia que sentía en ese momento, y la impotencia que sentía de saber que la asesina de las personas que mas amaba, estaba frente a mi, y sin poder hacer nada, solo llore.

- Perdona, sabes por eso te digo que tendrías que temerme mas que a nadie.- dijo levantándose del asiento.

- Si pudiera borrar tus recuerdos, no estarías aquí te lo aseguro.-

- ¿ Porque no dejaste que me asesinaran?.- dije

- Algo me dice que no puedo dejar que lo hagan.

- ¿sientes atracción hacia mi sangre?-

- Bastante, debo contralarme muchísimo, hasta para hablar contigo, pero no puedo asesinarte ni tampoco podría tocarte, siento que te observo y algo me dice que me arrepentiría si lo hiciera.

Pasaron los días, debo confesar que al principio se me hizo muy difícil, convivir, con los seres que mas odiaba, se comportaban como unas personas normales, y por la noche salían, seguramente a alimentarse, Iserbet no se inmutaba, no se movía de la habitación, por nada en el mundo, por esta razón seguramente jamás la localizábamos, debo confesar que con el correr de la primera semana, ya no tenia que contenerme tanto el estar cerca de ella todo el tiempo, veía, un lado mas humano suyo que del resto de los integrantes de la casa.

Se que recordare por siempre, una de las charlas mas profundas que tuve con ella, la charla que me hizo pensar que tal vez en ella habia algo de bueno, no algo de bueno, un lado humano que no veía en los pensamientos o actitudes de los demás.

- Cuéntame tu historia.-

- ¿Que quieres saber?.- dijo sonriente, una de las pocas veces que la veias asi.

- No recuerdo mi niñes, no tengo muchos recuerdos de ella, soy la única vampiresa en la faz de la tierra que halla nacido bebe vampiro, por asi decirlo, para que lo entiendas. Mi padre era… era Dracula, por eso entenderás como me tratan aquí, y de mi madre no se nada, ni tampoco me han querido contar mucho, solo se que era una mortal.- ¿sigo?.- decia sentada placida en el largo sillón.

- Hazlo.- dije intrigada.

- Mis recuerdos se reducen en la edad media, y la contemporánea, me han borrado muchos recuerdos, mi padre, según el ha borrado lo que me haría sufrir. Aunque a muchos les parezca espantoso, el conmigo ha sido muy especial, tampoco ha sido el típico padre mortal, ha sido un poco humano conmigo a diferencia de los demás.

- ¿el esta muerto?- la pregunta de todos.

- Si, ha dejado su vida por la mía.-

- ¿porque?- pregunte extrañada.

- Me dio la inmortalidad absoluta, sin que nadie pueda matarme algún día, a cambio de sus poderes y de su vida.-

- Poco después quise seguir todo lo que el hacia, durante siglos, me hice la idea de que éramos iguales.

- ¿que les diferenciaba?-

- Que yo no disfruto hacerle daño al prójimo por mi bien, yo me siento culpable después de alimentarme, me siento un ser asqueroso, a diferencia de el no convertí a cientos en sus sequitos, solo lo hice con dos en mis comienzos, y jamás pude volver a hacerlo. Porque como me decía el, soy débil, sabes, el intento de todo para hacerme tan cruel y vil como el, simplemente no podía, yo jamás podría… lastimar a los que quiero, aunque sea un monstruo, jamás me sentiría feliz de degollar a una persona a mi gusto, aunque toda mi vida eh vivido en la obscuridad, aunque eh nacido como un demonio, jamás podría ser como el, por eso muchos me odian.- por no ser lo suficientemente fuerte.- no necesite leerle la mente para saber que lo que decía era real, solo necesite verle los ojos.

- Quisiera ser como tu.- fue lo que dijo secando las lagrimas que recorrían mis ojos. Sentí las yemas frías y suaves de sus dedos, y esos ojos que se posaban con una infinidad ternura en mi; esto no podía ser posible, el tiempo me hizo dejar de sentir rabia hacia ella, esto si que no tenia que haber pasado.

- Porque.- dije entrecortada.

- Porque, tú puedes mostrar tus emociones con estos, gestos a ustedes les parecen normales, pero verlos en ti, para mí es algo glorioso.-

Sentada en la cocina. Era la mirada de todos esos vampiros.

- Al fin sale la intrusa de la habitación, ¿Cuanto ha pasado Sophia?.- decía Thomas.

- Un mes.- dije cortante.

- Mira, eres la reina de la casa ahora, Iserbet hasta compro comida.- dijo burlón.

- Yo creo que le tomara un mes en aburrirse de ti, como lo ha hecho con otras, por eso, si no te molesta lo he apostado con Arlet.- decía un Thomas prepotente.

- No lo escuches.- decía Alicia. Que me preparaba el desayuno.

Cuando todos se fueron, me quede sola con ella.

- Tienes que convencerla.- decía ella sin siquiera mirarme, sentada frente a mi silla, en esa extensa cocina. larga y con una barra en el medio.

- ¿A quien y de que?.- dije tomando un sorbo de mi café.

- Iserbet se niega a alimentarse ahora hasta de la sangre de los animales, si sigue así no sobrevivirá solo unos meses mas.- decía una Alicia preocupada, en oras circunstancias me reiría en el fondo y diría “ que se joda”, pero ese demonio, había hecho tanto por mi, me había mostrado una faceta que yo negaba rotundamente aunque tuve que aceptar al final porque asi era ella, era un demonio, con mente y corazón humano.

- ¿ porque no lo hace?.-

- Porque, ahora que te conoce le da asco, todo lo anormal, le da asco hasta su propia naturaleza.- ¿no te has dado cuenta?.-

- ¿De que?.- dije observando fijamente a Lucia, que parecía ser como una madre para Iserbet.

- Pregúntaselo.-

Subí esas inmensas escaleras, para dirigirme hacia la habitación, de la cual ella casi nunca salía.

- Iserbet, ábreme.- dije tocando la inmensa puerta.

- Ya, estas lista.- decía una Iserbet, radiante, con ropa muy llamativa y elegante, una polera de modal y un ponche blanco, con unos jeans y unas botas altas, y el pelo como la mayoría de las veces recogidas en un rodete.

- ¿Para que?.- pregunte atontada por lo que veía..

- Vamos a salir.- dijo con una sonrisa de oreja a oreja, iluminando toda la habitación.

- ¿Donde?, ¿ los vampiros pueden salir de día?.- dije asombrada.

- Ellos no, yo si.- decía acariciando el collar que tenia.- esta es la razón, el cristal.-

El cristal, ese era el cristal, que tanto buscábamos.

- ¿Eso, es lo que te hace indestructible?-

- Si, sin esto, no soy nada.- dijo sujetándome el brazo, y saliendo de la habitación.- tienes que enseñarme la ciudad, hace décadas que no salgo.

Quise intentar abrir los ojos, cuando me transportaba de nuevo a la realidad, pero me maree mucho y no lo pude soportar, y otra vez, como aquella noche, estaba en una calle, no había muchas personas a ese horario, pero había algunos recorriendo las calles.

- Bien, enséñame el mundo real, bella Sophia.- decía una Iserbet, que me daba gracias viendo sus ojos entreabiertos por los rayos del sol, que la hacían mas hermosa.

La lleve, a recorrer todo el centro de la ciudad, se me hacia gracioso pasear con ella, todo le parecía raro y sorprendente. Hasta que paramos en un restaurant de la zona, eran como las 13:00 de la tarde y yo moría de hambre.

- Yo quiero, Espagueti, y un agua mineral.-

- ¿ Y usted señorita?.- decía el mozo que se dirigía a Iserbet.

- Lo mismo que ella.- decía volviendo a la realidad.

Nos quedamos en silencio, viéndonos a los ojos, yo queriendo leer que era lo que estaba tramando, o que era lo que realmente quería. Hasta que en eso viene el mozo.

De tanta hambre que tenia, recuerdo como devoraba todo mi plato.

- No comes.-

- No, tengo apetito.- decía una Iserbet que parecía preocupada.

Cuando terminamos de comer, nos fuimos a un lugar mas tranquilo, una plaza, nos sentamos en un lugar donde no había nadie, y era grandioso ver como los rayos del sol se disparaban sobre la piel de Iserbet.

- ¿ que te sucede?.- dije preocupada por las reacciones de Iserbet.

- Creo que aquí, termina nuestra amistad, o mi secuestro como quieras decirlo.

- ¿Me vas a matar?.- fue lo único que se me ocurrió en ese momento, si se que soy tan torpe.

- Aunque quisiera, ni en mil siglos mas, ni con otro rostro con otro cuerpo, lograrías que haga eso.- dijo mirándome con ojos tristes, que jamás pensé que vería de ella, esa mirada me derritió por completo.

- ¿Y si, yo fuera mala y te hiciera daño lo harías?-

- Me matas primero.- dijo corriendo un mechón de mi rostro.- esa es la intención Iserbet, mi misión es hacerlo, aunque ahora no se si es la compasión, pero no siento las ganas de hacerlo.

- ¿Te iras?.- ¿ que le dirás a los demás?.-

- Que, te borre la memoria, se olvidaran.

- ¿Y tu?, ¿tu lo harás?.- dije sin saber porque de mi rostro salían un par de lagrimas.

- Jamás podre hacerlo.- dijo sujetando mi rostro con esas manos frías.

Así se alejo de mí, sin que yo pueda pestañear.

Rachel/ Iserbet.

Duerme tan plácidamente, tan radiante creo que podría quedarme viéndola toda la noche, en estés semanas, jamás había sido tan feliz en mi vida, en estos 460 años, ella ha cambiado mi vida para siempre, debo confesar también, que hay veces que siento que no tengo las fuerzas para aguantar esta hambre que tengo y la forma en que su aroma y su sangre me atraen, debo cerrar los ojos tan fuertes para no hacer lo peor de mi vida. Se que sin sus ojos ya no habría sentido vivir, ¿un nombre para este sentimiento?, lo estoy pidiendo, ¿padre esto es lo que sentías por mi madre, esto es lo que sienten los mortales?, si por este sentimiento tuviera que ser mortal lo elegiría una y mil veces, se que ella jamás me querrá, pero solo con verla despertar todas las mañanas en mi cama, eso es sublime y encantador.

“ toc toc”.-

- ¿Quien es?.-

- Lucia, Iserbet.-

Salí de la habitación no quería despertar a mi bella durmiente.

- Te traje la cena.- dijo dándome un saco de sangre.

- No la quiero.- dije tirándola en el escritorio de la gran biblioteca.

- Es animal, tienes que beberla.-

- Puedo soportarlo unas semanas mas.-

- Lo que tu tienes, no es supervivencia, es miedo a que ella sienta asco por ti.- pero sabes que ella jamás se fijaría en uno de nosotros, lo sabes, acéptalo.-

- Cállate.- dije arrinconándola y ahorcándola.

- Iserbet, mírate, estas cada vez mas débil, ese sentimiento jamás será correspondido.- dijo jadeante, entonces la solté para que recobrara la respiración.

Ya no puedo retenerla mas conmigo, quien soy yo para quitarle la libertad sin escusas, quien sabe que tenga allí afuera, amigos, familiares, un trabajo, sueños, hasta una pareja, yo no sabia nada de ella ni ella de mi, pero no puedo negar que desde la primera vez que la vi, sentí que el mundo se me venia encima, en un remolino de emociones, ahora me cuesta soltarla, pero ella no es mi presa, yo no soy su castigo, ni su destino es estar conmigo, por eso prefiero liberarla hasta que este sentimiento valla calando poco a poco mis sentidos y no logre hacerlo, encontré una nueva forma de enfrentar este triste destino, y una de ellas es recordarla por siempre.

Sophia:

- Que no la podemos destruir hombre.- decía yo en un paso rápido, hablando con Mike.

- Pero si lo podemos hacer con el cristal.- decía el siguiendo mis pasos

- Ella no es mala persona Mike.- dije en un impulso.

- No me digas que.- dijo él en un suspiro.- esas personas son muy poco creíbles Sophia.

- Tu crees que si fuera mala persona, no me hubiese “devorado”.-

- Tal vez por lastima.- sabes que no nos podemos fiar de las personas como ella.-

Cuando llegamos al salón de junta estaban todos los agentes en respectivas sillas y Nicholas, tanto tiempo sin verlo seguía igual de apuesto.

- Creo que esta misión ha salido exitosa.- decía aplaudiendo.- dándome lugar donde unas miradas furtivas se posaban sobre mi, para seguramente llenarme de preguntas.

- Bienvenida Sophia.- toma asiento.-

Las miradas de unos científicos y agentes me incomodaban.

Al tiempo que tome asiento, como ya lo sabia, comenzaba las largas preguntas.

- Dinos, ¿la viste como es?- decía el señor Noan, un señor blanquecino, con canas en los cabellos, y una apariencia muy sabia. En ese momento se me vino en la mente todos los recuerdo de esos meses que estuve a su protección, y se me vino a la mente, la rabia e impotencia que sentía porque ella era la causante de mi ira, además de que detrás de eso, ocultaba una apariencia tan serena que cambiaria a cualquiera de opinión, pero ella es un monstruo, y solo al ver el rostro de todas esas personas recién puedo recordar todo el daño que hizo.

- Es sumamente bella, serena, tranquila, y hasta.- dije tomando aire temiendo por mi misma lo que diría.- hasta parece buena persona.

- Son muy manipuladores.- dijo Nicholas interrumpiéndome. Yo solo atine a quedarme en silencio.

- Y bien encontraste el cristal.- pregunto Nolan otra vez.

- Si lo lleva con ella misma.

- Maldita rastrera.- se escucho en el fondo.

- Va a ser muy difícil, destruirlos entonces.-

- No lo creo.- dije entrecerrando los ojos.- ella siente algo por mi, yo puedo sacárselo.-

- Bien entonces, en este momento todos pónganse a hacer el nuevo operativo.

- Te has olvidado de tu objetivo.- decia Nicholas con mueca, cuando todos se fueron.

- ¿Porque dices eso?.- dije extrañada.

- Dijiste que parecía buena persona.- esta claro que te manipulo como quiso.- dijo acariciando mi rostro.

- No es asi.

- Entonces no te olvides, que esa cosa asquerosa, destruyo a tu familia y mato a mi madre.- dijo sin vacilar, para recordarme, la razón por la que vivía.

- Lo se.

- Si lo sabes, has bien tu trabajo, sabes que ese es el sueño de la mayoría que estamos aquí, no es por dinero, tu mas que nadie lo sabes.- dijo abrazandome.- recuerdo todavía, tus llanto, tu rabia, y tu fortaleza al matar a uno de ellos, no tienes que ser débil con la peor.- dijo al tiempo que posaba sus labios sobre los mios.

Y así todo a los apurones, desesperados, llenos de ira, y sed de venganza se pusieron a idear un plan para destruir la raza asesina.

En pocos días, ya tenían un plan mejor detallado que el primero mas lógico y menos absurdo que el anterior que gracias a dios resulto ser positivo.

El plan se llamaba “Iserbet” y consistía en que yo seducía a Iserbet, y cuando se durmiera, le clavara un antídoto para dejarla fuera de razón. Pero seria mas difícil “volverla a recuperar” eso seria muy difícil, ya que ella se alejo y no sabia ni donde estaba su paradero.

Y con eso no contaban los ineptos, de la organización, como diablos encontraríamos a Sophia, pero gracias al cielo a uno de ellos, se le ocurrió una idea como la gente, el de recurrir al lugar donde Thomas, y los demás vampiros iban de vez en cuando, y pasarse en peligro.

Esa noche, me vestí elegante ya que el sitio era un lugar elegante. Espere sentada en la barra, como cualquiera que se va a tomar unos tragos, sin “esperarse nada”.

Media hora más tarde no había nadie, no había indicio de un vampiro o una vampiresa allí.

Un tiempo después, me cambie de posición y me fui a una de los sillones de cuero que habia en esa discoteca moderna, y vi entrar a Thomas, y Arlet muy elegantes, sin que se percataran de mi presencia. No quise acercarme, ni tampoco irme de allí, “que ellos vengan hacia mi” era lo que pensaba.

- Reina mortal.- decia una voz conocida fría como en susurro en mi oreja.- tu no aprendes la lección. Era Thomas, decia esto sentándose en la silla del frente.

- ¿Que quieres?- dije haciéndome la molesta.

- Eso te lo tendría que preguntar a ti.- dijo con gestos agraciados.- si esperas a Iserbet yo iria a otro bar, menos moderno, y menos lindo.-

- ¿En donde esta?.- dije sorprendida.

- Wouala, debe estar con su nuevo juguete, ósea la que te reemplaza.- dijo acercándose a mi.- para que sepas que le gane la apuesta a Arlet, no te voy a morder.- dijo cerca de mi rostro.

- Miau.- dijo gracioso tomando su copa de Martini y alejándose.

Nicholas tenia razón, me había manipulado totalmente, no se si sentía rabia por eso o mas por la idea de que en realidad siempre había jugado conmigo.

“Un Bar, tranquilo, menos sostificado” pensé. Claro, ese debe ser “ Brbb”, quedaba cerca de esta discoteca, a unas cuadras tan solo.

Cuando entre al lugar, un poco “vulgar” para mi gusto, me encontré con Iserbet jugando billar muy cariñosamente con una mujer muy hermosa.

Sin sentir el cuerpo, y sin saber porque me sentía así, me acerque y me quede parada allí en el medio sin dejar de mirar sus acciones.

Después de un rato en el que ella no se percataba de mi, la otra no dejaba de mirarme de arriba abajo, a esta le podía leer la mente, era una vampiresa, no podría leer fácilmente lo que decía, o no decía, eran cosas incoherentes, ¿o yo estaba tan enojada que no me podía concentrar?

- ¿Que tanto miras?.- dijo desafiante, al tiempo que Iserbet giraba y nuestras miradas se juntaban.

- Te pregunte.- dijo con un tono enojado.- ¿acaso te gusto?

- No te creas importante, yo solo quería ver a la basura que esta alado tuyo.- dije olvidándome, de la misión, de los porque, actuaba de una forma impulsiva que ni yo entendía.

Me aleje de allí, olvidándome de todo.

Sentí un escalofrió recorrerme por la tez tan fría de esa persona, al girarme, tenia el rostro de la acompañante de Iserbet, convertido.

- Vas a pagar por eso, queridita.- dijo fuera de si, lanzándome contra la pared.

Yo sin saber como reaccionar, lucho contra ella, empujándola, y cuando me devuelve el golpe y se acerca para golpearme, saco como puedo la estaca que tengo guardara en el saco de paño largo que llevo, y se lo clavo, hace cuanto no sentía esa adrenalina, esa fuerza, ese poder. Y todo eso sin percatarme de la mirada furtiva de Iserbet clavándose sobre mí.

- ¿Que has hecho?- decía en un tono desesperado, viendo el cuerpo de la anterior marchitado.

Yo simplemente no podía articular palabra, había arruinado todo el plan por impulsiva.

- Maldita sea.- decía lamentándose en el cuerpo de aquella.- como pudiste hacerlo.-

- O era mi vida o era la de ella.- dije en un tono desesperado.

- Tu crees que te hubiera hecho algo.- decía arrinconándome, con los ojos rojos, jamás la había visto de ese modo, daba pavor solo verla.

- Suéltame, maldita o no respondo.- decía totalmente fuera de mi.

- Entonces hazlo, sino no podre controlarme.- decía sujetándome mas fuerte.

- Todo lo que me dijiste era mentira, sos un monstruo asqueroso.-

- Si lo soy.- decía sin soltarme.

- Hazlo maldición.- dijo desesperada.

- No puedo hacerlo, recuerda que tu collar.-

- Claro.- dijo arrancando el collar y poniéndolo en mis manos. Había logrado mi objetivo, tal vez no era como estaba planeado, pero lo logre, cuando estaba apunto de clavarle la estaca, tratando de sentir, y pensar en lo correcto, sus palabras me detienen.

- Hazlo si crees que te haría daño alguno, hazlo si piensas que eh mentido. Dijo con los ojos mas claros.- hazlo si crees que no.- dijo sin terminar la frase.

- ¿Si no que?- dije casi gritando.

- Si no crees que te amo.- fueron las ultimas palabras que escuche cuando proseguí a…

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